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¿De dónde habrán salido estos engendros del averno?

La Manada

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El Diccionario de la Real Academia Española define manada como: “Conjunto de ciertos animales de una misma especie que andan reunidos”.

Así se hacen llamar los cinco execrables seres que están siendo juzgados por violar, peor que las bestias salvajes, rectifico, las bestias salvajes no violan, sino que copulan cuando la hembra está receptiva y el macho en celo.

Son una manada de animales, ellos mismos lo reconocen así, que por donde quiera que vayan dejan rastro de desolación y sufrimiento.

Parece ser que su proceder es el de abusar de cualquier mujer, todos en manada, haciéndole padecer tormentos inenarrables, forzándola a que se someta a sus instintos más bajos con la impunidad de que van en piara de cinco y de ahí sacan sus fuerzas para cometer tan deleznables atropellos.

Además de la bajeza que han perpetrado en Pamplona, acto por el que están siendo juzgados, tienen otro pendiente en Pozoblanco, donde han demostrado su detestable “hombría” abusando también de otra joven.

Éstas son las que han denunciado el caso, no sabemos si habrá más que habrán sufrido sus vesánicas atrocidades y posiblemente por miedo no lo hayan puesto en conocimiento de las autoridades.

Su defensa quiere demostrar que el acto fue consentido por parte de la atropellada ya que esta “gemía”.

Recurramos otra vez al DRAE que define al verbo gemir, cuando se refiere a las personas como:”Emitir sonidos que expresan dolor, pena o placer sexual.”

Yo me pregunto, ¿Podría gemir de placer sexual una persona que se encontraba totalmente indefensa, bajo la presión y la violación de cinco bestias salvajes?

¿Olvida la defensa las demás acepciones y no tiene en cuenta que se puede gemir de pena, de dolor o de sufrimiento que serían las causas de esos lamentos que la desdichada joven estaba padeciendo?

Cuando cualquier ser indefenso se ve acometido por cinco deleznables seres, ¿puede sentirse satisfecho y expresar su contento mediante gemidos? ¿No será más bien que está sufriendo por el ataque del que es objeto y al que no puede hacer frente ni defenderse, dada su inferioridad y el estado de furor que embriaga a los atacantes?

Estas personas, por llamarlas de alguna manera, se ufanan de su comportamiento y llevan tatuado el nombre del grupo al que pertenecen como timbre de orgullo y gloria.

Yo me pregunto ¿de dónde habrán salido estos engendros del averno? Por generación espontánea no puede ser. ¿Es que no tienen madre, hermanas o algún pariente femenino? ¿Qué sentirían ellos si a alguna de ellas la vejaran de la manera tan inhumana como ellos lo han hecho con esa desdichada joven?

Reconozco que la venganza es un mal sentimiento que no se debe de tener, pero sí hemos de clamar porque se cumpla la Justicia y reciban el castigo que su infamia les ha hecho cometer.

Pero no sólo ellos han recibir el peso de la Justicia, sino todo aquel que, valiéndose de su impunidad, viola, maltrata o asesina a personas indefensas, y además se afana de ello como estos cinco malvados.

Esperemos que su defensor no convenza al magistrado que lleve el caso y les aplique la mayor pena que por este hecho innombrable merecen.

La Manada

¿De dónde habrán salido estos engendros del averno?
Manuel Villegas
domingo, 26 de noviembre de 2017, 11:23 h (CET)
El Diccionario de la Real Academia Española define manada como: “Conjunto de ciertos animales de una misma especie que andan reunidos”.

Así se hacen llamar los cinco execrables seres que están siendo juzgados por violar, peor que las bestias salvajes, rectifico, las bestias salvajes no violan, sino que copulan cuando la hembra está receptiva y el macho en celo.

Son una manada de animales, ellos mismos lo reconocen así, que por donde quiera que vayan dejan rastro de desolación y sufrimiento.

Parece ser que su proceder es el de abusar de cualquier mujer, todos en manada, haciéndole padecer tormentos inenarrables, forzándola a que se someta a sus instintos más bajos con la impunidad de que van en piara de cinco y de ahí sacan sus fuerzas para cometer tan deleznables atropellos.

Además de la bajeza que han perpetrado en Pamplona, acto por el que están siendo juzgados, tienen otro pendiente en Pozoblanco, donde han demostrado su detestable “hombría” abusando también de otra joven.

Éstas son las que han denunciado el caso, no sabemos si habrá más que habrán sufrido sus vesánicas atrocidades y posiblemente por miedo no lo hayan puesto en conocimiento de las autoridades.

Su defensa quiere demostrar que el acto fue consentido por parte de la atropellada ya que esta “gemía”.

Recurramos otra vez al DRAE que define al verbo gemir, cuando se refiere a las personas como:”Emitir sonidos que expresan dolor, pena o placer sexual.”

Yo me pregunto, ¿Podría gemir de placer sexual una persona que se encontraba totalmente indefensa, bajo la presión y la violación de cinco bestias salvajes?

¿Olvida la defensa las demás acepciones y no tiene en cuenta que se puede gemir de pena, de dolor o de sufrimiento que serían las causas de esos lamentos que la desdichada joven estaba padeciendo?

Cuando cualquier ser indefenso se ve acometido por cinco deleznables seres, ¿puede sentirse satisfecho y expresar su contento mediante gemidos? ¿No será más bien que está sufriendo por el ataque del que es objeto y al que no puede hacer frente ni defenderse, dada su inferioridad y el estado de furor que embriaga a los atacantes?

Estas personas, por llamarlas de alguna manera, se ufanan de su comportamiento y llevan tatuado el nombre del grupo al que pertenecen como timbre de orgullo y gloria.

Yo me pregunto ¿de dónde habrán salido estos engendros del averno? Por generación espontánea no puede ser. ¿Es que no tienen madre, hermanas o algún pariente femenino? ¿Qué sentirían ellos si a alguna de ellas la vejaran de la manera tan inhumana como ellos lo han hecho con esa desdichada joven?

Reconozco que la venganza es un mal sentimiento que no se debe de tener, pero sí hemos de clamar porque se cumpla la Justicia y reciban el castigo que su infamia les ha hecho cometer.

Pero no sólo ellos han recibir el peso de la Justicia, sino todo aquel que, valiéndose de su impunidad, viola, maltrata o asesina a personas indefensas, y además se afana de ello como estos cinco malvados.

Esperemos que su defensor no convenza al magistrado que lleve el caso y les aplique la mayor pena que por este hecho innombrable merecen.

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Me he criado en una familia religiosa, sin llegar a ser beata, que ha vivido muy de cerca la festividad del Jueves Santo desde siempre. Mis padres se casaron en Santo Domingo, hemos vivido en el pasillo del mismo nombre, pusimos nuestro matrimonio a los pies de la Virgen de la Esperanza, de la que soy hermano, y he llevado su trono durante 25 años.

 
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