Hasta hace poco, un abogado recién licenciado dirigía la sucursal del Banco de Santander en Hijar (Teruel). Cuando entró a trabajar, éste me pidió que le hiciera
el favor de abrir una cuenta en su sucursal.
Le dije que me quedaba un poco lejos pues yo vivo en Zaragoza, a lo que me contestó que él, personalmente, se encargaría de todos los trámites. Viendo al chico con esta necesidad, accedí a su petición. Hace poco
lo trasladaron a la sucursal de Alcañiz y aquí viene el problema: “Resulta que le pedí que modificase la cifra
de una transferencia que debo hacer mensualmente a Ibercaja . Cuál fue mi sorpresa, que cuando llegó el día de los pagos, en Ibercaja no había dinero, con lo que tuve que abonar el descubierto. Llamé al abogado para pedirle explicaciones y me dijo que no sabe
quién la había anulado. Le dije que, ya que él dio la orden, que mediara para que me devolvieran el dinero del descubierto. Y éste me contestó que ese no era su problema. Bueno, como podrán suponer, discutimos. Hasta tal punto llegó el acaloramiento, que insultó
a mi familia y amenazó con pegarme. Pensé en denunciarlo a la policía, pero como fue por teléfono y no había testigos, opté poner una queja en la Central de Madrid.
Me decía un profesor: "Los universitarios de hoy, empiezan la carrera con ideas románticas
y terminan sin escrúpulos." Y creo que eso motiva las ansías locas por triunfar rápidamente, con poco esfuerzo y atropellando a todo el que se ponga por el medio para medrar. Ya que el sistema educativo no inculca valores, tendrá que ser la propia vida la
que los imponga por el bien de la humanidad.