Quién no se acuerda de los típicos cuadernillos veraniegos, que nuestros profesores nos mandaban hacer durante las vacaciones estivales con el único propósito, o al menos eso juraría yo, de seguir arruinando nuestra felicidad infantil incluso fuera de los muros del colegio.
Sin embargo, aunque parezca mentira, y con mucho tiempo de por medio, llegas a comprender que aquellos deberes incluso puede que te vinieran bien para no olvidarte de esas complicadísimas sumas de tres cifras y divisiones con decimales que, con tanto esfuerzo, habías llegado a entender durante el curso.
Y si los deberes de verano, al final, ni fueron tan terribles, ni tan desproporcionados, por qué no mandamos a nuestros políticos más rezagados con uno de esos cuadernillos bajo el brazo para que, con ayuda o sin ella, prepare la reválida de septiembre.
¿Se imaginan? Exámenes extraordinarios para repescar a quienes parece que no han aprendido nada a lo largo del curso parlamentario. Por ejemplo, se me ocurre y propongo, que debiera existir una lección con el siguiente título: Aceptar que se es oposición. Clases teóricas y aplicadas.
Y es que, si en toda clase siempre hay un grupito que altera el ritmo diario, que no hace los deberes y que deja mucho que desear en lo que a conocimientos adquiridos se refiere, ese es el grupo del Partido Popular en nuestro Parlamento, con Rajoy a la cabeza.
Los diputados y diputadas del Partido Popular, han venido demostrando durante todo el año cómo no debe hacerse nunca política. La extrema derecha que un día quiso convertirse en el centro, no ha sabido disimular su desasosiego por la pérdida del poder y, sin remordimiento alguno, ha traído el lodo a un hemiciclo que debiera ser escenario de los más elevados debates.
¿Harán sus deberes en verano?