Nunca he renunciado a mis orígenes catalanes y nunca lo haré pese a que en este artículo llegue a ser muy crítico con ciertas patochadas que se hacen en mi ciudad. Nunca he entendido a esa gente que emigra hacia Cataluña y con el paso del tiempo (algunos) afirman ser catalanes pese haber nacido fuera de Cataluña. Dicho esto, ayer se llenaron las calles de Barcelona con motivo de la Diada de Cataluña, un día que en teoría es de todos los catalanes pero que se convirtió, porque así quisieron los mandamases de la Generalitat, en el día de los independentistas, en el día contra España.
Pese a la gran multitud de manifestantes que pedía la independencia de Cataluña, nadie se acordó que va a ser única y exclusivamente gracias al rescate por lo que Cataluña va a poder pagar las nóminas de bastantes trabajadores. Un rescate que ha sido concedido por un Gobierno del PP, que no sé si eso a los que movían sus banderitas en la calle les jodería un poco. Tampoco parece que estuvieron atentos a las noticias de ayer cuando Bruselas anunció que si Cataluña se independizara tendría que pedir formar parte de Europa y que no es cuestión de sí o no, sino que depende de un amplio condicionado que Cataluña a día de hoy no cumple. Y lo mejor de todo es que aquellos que piden un pacto fiscal o una hacienda propia no saben que pese a que Cataluña sea la comunidad autónoma que más aporta al Estado, es Cataluña también la primera en recibir transferencias del Estado. En segundo lugar en cuanto a transferencias Estado-CCAA está Madrid, y allí nadie se echa a las calles por memeces como esta.
Con todo lo anterior, vuelvo a recalcar que no estoy en contra de que los independentistas se echen a la calle (faltaría más) ni de que Cataluña sea un reflejo de lo que se vio ayer. Tampoco generalizaré por algún que otro pequeño altercado que hubo en las calles diciendo que todos los manifestantes provocaron destrozos. Para nada. Sino que simplemente pretendo ofrecer mi opinión negativa a una supuesta independencia de Cataluña.
Sinceramente y para concluir, no debe un gobierno autonómico subvencionar con el dinero de todos los catalanes autobuses y trenes para movilizar a personas de otras ciudades para actos que no son de todos los catalanes. No sirve que el Presidente no vaya a la manifestación y como si no hubiese pasado nada. Esto en unas elecciones se traduciría en compra de votos y se llamaría fraude electoral, ayer se compraron personas y el fraude fue en la calle: menos de un 15% de los catalanes pidieron la independencia.