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La contratación de hipotecas sigue en caída libre por varias razones. En primer lugar, no todos los perfiles que podrían ser posibles compradores están seguros de la estabilidad de sus ingresos. Asimismo, la demanda sigue a la espera de mayores ajustes de precios, sobre todo cuando la gestora de activos o ‘banco malo’ está a la vuelta de la esquina.
Por otro lado, la demanda que ya ha detectado una buena oferta y acude al banco o caja a demandar financiación, se encuentra con una respuesta poco flexible. Las entidades financieras siguen aumentando los diferenciales y endureciendo las condiciones para los inmuebles que no pertenecen a su cartera de activos, lo que paraliza muchos procesos de compraventa.
Las medidas fiscales que entrarán en marcha en 2013 tales como la eliminación de la deducción por compra o la subida del IVA para vivienda nueva podrían arrojar un mínimo de luz, adelantando ciertas decisiones de compra y aumentando las hipotecas de aquí a finales de año, pero de ocurrir, estaríamos ante cifras realmente marginales.
Al fin, el sistema educativo (aunque fundamentalmente lo es, o habría de serlo, de enseñanza-aprendizaje) está dentro de una dinámica social y en su transcurrir diario forja futuros ciudadanos con base en unos valores imperantes de los que es complicado sustraerse. Desde el XIX hasta nuestros días dichos valores han estado muy influenciados por la evolución de la ética económico-laboral, a la que Jorge Dioni López se refería afinadamente en un artículo.
Acaba de fallecer Joe Lieberman, con 82 años, senador estadounidense por Connecticut durante cuatro mandatos antes de ser compañero de Al Gore en el año 2000. Desde que se retiró en 2013 retomó su desempeño en la abogacía en American Enterprise Institute y se encontraba estrechamente vinculado al grupo político No Label (https://www.nolabels.org/ ) y que se ha destacado por impulsar políticas independientes y centristas.
Me he criado en una familia religiosa, sin llegar a ser beata, que ha vivido muy de cerca la festividad del Jueves Santo desde siempre. Mis padres se casaron en Santo Domingo, hemos vivido en el pasillo del mismo nombre, pusimos nuestro matrimonio a los pies de la Virgen de la Esperanza, de la que soy hermano, y he llevado su trono durante 25 años.
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