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Açò ho pague jo

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Cuentan que un ministro alemán fue invitado por el entonces Molt Honorable President de la Generalitat, Francisco Camps. Este, orgulloso de nuestra tierra y cometiendo un error garrafal, le enseñó al germano la fastuosa Ciudad de las Ciencias y las Artes, explicándole con todo lujo de detalles los próximos proyectos que iban a llevarse a cabo. La construcción en el cauce del Turia de tres torres de tropocientos pisos de altura que representarían cada una de ellas a las tres provincias valencianas (Ya teníamos la maqueta encargada al famoso arquitecto Calatrava, y adelantados 15 milloncejos de euros para asegurarnos el nivel creativo de tan insigne arquitecto valenciano e internacional).

La cara de póquer del teutón podía ser debida a la admiración contenida, a no querer reconocer la potencia valenciana y su “Poder Valenciano”, o, tal vez, a la pura envidia.

Pero nuestro dirigente máximo por aquellas fechas siguió contándole al ministro que por aquellas infraestructuras culturales iban a pasar  los coches de la Fórmula I de Eccleston, y que ya se había llegado a un acuerdo con este de pagar el conveniente canon multimillonario para hacerlo posible y nos íbamos a gastar un pastón en adecuar las calles para un Street Circuit, que pondría a Valencia en el mundo y revalorizaría la marca Comunitat Valenciana.

El alemán, saliendo de su silencio, le dijo al President algo así como: “Me va a permitir usted, señor President, que esto no lo cuente yo en Alemania. Porque no van a entender, si lo hago, que ustedes sean Objetivo I para recibir ayudas de la Unión Europea debido a la situación deprimida en que se encuentran los pueblos del interior de su región”.

Y se fue pensando aquello de: Açò ho pague jo! , pero en alemán, claro.

Açò ho pague jo

ZEN
lunes, 27 de agosto de 2012, 07:27 h (CET)
Cuentan que un ministro alemán fue invitado por el entonces Molt Honorable President de la Generalitat, Francisco Camps. Este, orgulloso de nuestra tierra y cometiendo un error garrafal, le enseñó al germano la fastuosa Ciudad de las Ciencias y las Artes, explicándole con todo lujo de detalles los próximos proyectos que iban a llevarse a cabo. La construcción en el cauce del Turia de tres torres de tropocientos pisos de altura que representarían cada una de ellas a las tres provincias valencianas (Ya teníamos la maqueta encargada al famoso arquitecto Calatrava, y adelantados 15 milloncejos de euros para asegurarnos el nivel creativo de tan insigne arquitecto valenciano e internacional).

La cara de póquer del teutón podía ser debida a la admiración contenida, a no querer reconocer la potencia valenciana y su “Poder Valenciano”, o, tal vez, a la pura envidia.

Pero nuestro dirigente máximo por aquellas fechas siguió contándole al ministro que por aquellas infraestructuras culturales iban a pasar  los coches de la Fórmula I de Eccleston, y que ya se había llegado a un acuerdo con este de pagar el conveniente canon multimillonario para hacerlo posible y nos íbamos a gastar un pastón en adecuar las calles para un Street Circuit, que pondría a Valencia en el mundo y revalorizaría la marca Comunitat Valenciana.

El alemán, saliendo de su silencio, le dijo al President algo así como: “Me va a permitir usted, señor President, que esto no lo cuente yo en Alemania. Porque no van a entender, si lo hago, que ustedes sean Objetivo I para recibir ayudas de la Unión Europea debido a la situación deprimida en que se encuentran los pueblos del interior de su región”.

Y se fue pensando aquello de: Açò ho pague jo! , pero en alemán, claro.

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