Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Artículo opinión

La noche de los cuchillos largos

|

A finales de junio de 1934,  el Partido Nazi llevó a cabo  la operación “Nacht der langen Messer”, mediante la cual en prácticamente una sola noches se deshizo de todos sus adversarios políticos y militares, descabezó a las SA y creó en mando único de todas las fuerzas bajo las órdenes de la Reichswehr.

La mayoría de los ciudadanos da por supuesto que los Estados –especialmente el de cada quién- son soberanos; pero ¿realmente lo son?... Me refiero, naturalmente, a la capacidad absoluta de independencia y decisión sobre las cuestiones que afectan a las ciudadanías y territorios que cada Estado supuestamente comprende. Y la respuesta a esta cuestión, al menos a priori, ha de ser que no. Podríamos remontarnos en la Historia a muchas parcelas concretas para argumentar que nada de esto es verdad y que la soberanía no se puede mantener frente a una potencia mayor que desea una actitud determinada en una nación independiente menor –basten con los ejemplos de Japón, el cual fue bombardeado desde la rada de Tokio por la marina norteamericana para obligarlos a comerciar con ellos, y con el del Maine en La Habana, para forzar una guerra con España y quedarse por el artículo 33 con Cuba-; pero me circunscribiré a los actuales Estados pretendidamente soberanos.

Si nos centramos en España como paradigma de cualquier otro Estado europeo, queda claro que la soberanía como tal no deja de ser, o una entelequia, o nada más que un eufemismo sin sentido. No sólo la mayor parte de nuestra legislación viene impuesta por Europa, la cual ha llegado a convertir a nuestra misma Constitución en papel mojado con la inclusión de ese Artículo 155 que deja la soberanía convertida en nada, sino que incluso nuestra participación en guerras o conflictos que no son nuestros, asumiendo como propios eslóganes y artificios justificativos que dimanan de otras cancillerías y aún de otras potencias, evidencian sin ningún género de dudas que no somos soberanos absolutamente para nada. Si a todo esto le añadimos nuestra total dependencia económica de Europa, y si consideramos que gracias a la UE nos obligaron a depender de los insumos de oros países (de modo que ninguno fuera capaz de la autosuficiencia o autarquía), queda meridianamente claro que el término soberanía es un anacronismo que nada tiene que ver con la realidad. O, dicho de otra forma: no somos independientes, sino que nuestro gobierno no es sino un conjunto de controladores delegados de terceros.

Por otra parte, no deja de llamar la atención el que la mayoría de los políticos actuales, que en muchos casos debiera ser acérrimos enemigos por tener supuestamente intereses contrapuestos, militen en las mismas organizaciones y credos discretos o secretos, según. Tal es el caso de la masonería, que aglutina a muy buena parte de los políticos y gobernantes de Occidente, o de asociaciones tenebrosas como la Trilateral, el Club Bilderberg, los Grupos-G, el Comité de los Trescientos, el Club de Roma y tantos otros menos conocidos, además de que buena parte de los controladores delegados (gobernantes) actuales, han pasado por estos mismos clubes o han desempeñado cargos de responsabilidad en las Instituciones de ese restringido Club en empresas como Goldman Sachs, Lehman Brothers, FMI, BM o cualquiera de los otros organismos internacionales nacidos después de la II Guerra Mundial como en una epidemia, todos ellos al servicio de oscuros (o no tanto) propósitos.

No sólo esto nos da una idea bastante exacta de que la soberanía no deja de ser una especie de autonomía local muy restringida y controlada al servicio de terceros, sino que sus mismos discursos, tan curiosamente coincidentes en todo, no son sino una aseveración implícita de que hay una mano –sólo una- que mece la cuna. Un plan, en fin. La globalización, primero, y la urgencia actual a renunciar tácitamente a la soberanía nacional de una manera formal, instaurando gobiernos supranacionacionales "efectivos" y aún un solo gobierno mundial, cacareado desde las cancillerías y parlamentos a los mismos voceros de la Iglesia Católica recientemente, advierten a quien no ha dado todavía el enterado por dónde van los tiros. Alguien muy importante dijo por ahí hace unos años: “El Gobierno Mundial es un hecho inevitable. Sólo queda saber qué será necesario para implementarlo.” Ya se pueden imaginar a qué tipo de “cosas necesarias” se refería como coadyuvantes.

Una parte muy densa de la ciudadanía no comulga con estas hostias negras, sin embargo, pese a las crisis artificiales que crean para lograr sus fines, hundiendo economías y forzando así la máquina, o a los conflictos igualmente artificiales que producen, tal y como son los casos de todas esas “primaveras” recientes. La oposición a este plan, en fin, es firme, y se han barajado ciertas opciones para atenuarla. Las libertades son problema, pero sobre todo lo son las ingentes cantidades de ciudadanos que se les escapan por todos lados, independientemente de las medidas que tomen. La población es excesiva, y, en algún momento, en alguna de esas reuniones de “sabios”, llegaron a plantearse la creación o provocación de un conflicto severo biológico o nuclear para entresacar población, chocar a la demás y facilitar así sus planes; pero el riesgo de que se vaya el asunto de las manos les está pareciendo excesivo. De ahí que no se animen a coronar el asunto de Siria por las bravas o a que el otro asunto de Irán no deje de tener prórrogas y más prórrogas.

La cosa parece en tablas, aunque no tanto. Una de las últimas propuestas que están analizando con seriedad, es el lanzamiento de una “Operación Colibrí”, en todo igual o semejante a esa Noche de los Cuchillos Largos de los nazis. La idea, por lo que se ve, consiste en producir un apagón mundial de comunicaciones, silenciando de una sola vez y en todo el mundo los satélites de comunicaciones, tal vez usando como excusa una EMC (Emisión de Masa Coronal) solar o el paso de un asteroide. De llegar a hacerlo, no sólo caería inmediatamente Internet, sino que todo tipo de teléfonos quedarían silenciados durante el tiempo que tardaran en reactivar los satélites, y ya se pueden imaginar qué operaciones de limpieza llevaría a cabo en cada Estado Soberano durante esas horas o días. Quien esté en cualquier de las numerosas listas negras de "marcados", lo tiene realmente difícil. Nada original, desde luego, tomando sucesos anteriores de la Historia para realizar una suerte de revival, de modo que si los nazis en aquel 1934 ya lejano dejaron al país sin opositores y concentraron todo el poder en Adolf Hitler, ahora sucedería algo parecido, pero a lo bestia y para otra Bestia.

Uno podría pensar que todo esto es exagerado, y tanto más si previene que no es algo pensado para dentro de mucho tiempo sino para pasado mañana, como aquél que dice. Sin embargo, los mensajes de imposición de un Gobierno Mundial arrecian desde todos los ángulos de la sociedad, es posible que entre septiembre y octubre provoquen una quiebra total del sistema financiero (con todo lo que ello conlleva), está alcanzando abiertamente las calles ya el debate sobre la instauración del plan para la eliminación del dinero físico y se han establecido directivas en algunos países que hacen obligatorio el verychip. Son síntomas, nada más, pero muy esclarecedores de la enfermedad que padecemos, y éstos, unidos a las filtraciones que se producen incluso en las más altas instancias, hacen no sólo posible, sino factible, que tal noche (la oscuridad es imposibilidad de ver qué sucede) esté a punto de alcanzarnos. Barbaridad o no, con ellas se escribe la Historia: ejemplos sobran. Y no se fíen de quiénes son los pregoneros, suponiendo que tales o cuáles son muy fiables o muy buenos, porque los lobos no suelen mostrarse sino hasta que saltan sobre el cuello de las ovejas.

La noche de los cuchillos largos

Ángel Ruiz Cediel
miércoles, 22 de agosto de 2012, 13:26 h (CET)
A finales de junio de 1934,  el Partido Nazi llevó a cabo  la operación “Nacht der langen Messer”, mediante la cual en prácticamente una sola noches se deshizo de todos sus adversarios políticos y militares, descabezó a las SA y creó en mando único de todas las fuerzas bajo las órdenes de la Reichswehr.

La mayoría de los ciudadanos da por supuesto que los Estados –especialmente el de cada quién- son soberanos; pero ¿realmente lo son?... Me refiero, naturalmente, a la capacidad absoluta de independencia y decisión sobre las cuestiones que afectan a las ciudadanías y territorios que cada Estado supuestamente comprende. Y la respuesta a esta cuestión, al menos a priori, ha de ser que no. Podríamos remontarnos en la Historia a muchas parcelas concretas para argumentar que nada de esto es verdad y que la soberanía no se puede mantener frente a una potencia mayor que desea una actitud determinada en una nación independiente menor –basten con los ejemplos de Japón, el cual fue bombardeado desde la rada de Tokio por la marina norteamericana para obligarlos a comerciar con ellos, y con el del Maine en La Habana, para forzar una guerra con España y quedarse por el artículo 33 con Cuba-; pero me circunscribiré a los actuales Estados pretendidamente soberanos.

Si nos centramos en España como paradigma de cualquier otro Estado europeo, queda claro que la soberanía como tal no deja de ser, o una entelequia, o nada más que un eufemismo sin sentido. No sólo la mayor parte de nuestra legislación viene impuesta por Europa, la cual ha llegado a convertir a nuestra misma Constitución en papel mojado con la inclusión de ese Artículo 155 que deja la soberanía convertida en nada, sino que incluso nuestra participación en guerras o conflictos que no son nuestros, asumiendo como propios eslóganes y artificios justificativos que dimanan de otras cancillerías y aún de otras potencias, evidencian sin ningún género de dudas que no somos soberanos absolutamente para nada. Si a todo esto le añadimos nuestra total dependencia económica de Europa, y si consideramos que gracias a la UE nos obligaron a depender de los insumos de oros países (de modo que ninguno fuera capaz de la autosuficiencia o autarquía), queda meridianamente claro que el término soberanía es un anacronismo que nada tiene que ver con la realidad. O, dicho de otra forma: no somos independientes, sino que nuestro gobierno no es sino un conjunto de controladores delegados de terceros.

Por otra parte, no deja de llamar la atención el que la mayoría de los políticos actuales, que en muchos casos debiera ser acérrimos enemigos por tener supuestamente intereses contrapuestos, militen en las mismas organizaciones y credos discretos o secretos, según. Tal es el caso de la masonería, que aglutina a muy buena parte de los políticos y gobernantes de Occidente, o de asociaciones tenebrosas como la Trilateral, el Club Bilderberg, los Grupos-G, el Comité de los Trescientos, el Club de Roma y tantos otros menos conocidos, además de que buena parte de los controladores delegados (gobernantes) actuales, han pasado por estos mismos clubes o han desempeñado cargos de responsabilidad en las Instituciones de ese restringido Club en empresas como Goldman Sachs, Lehman Brothers, FMI, BM o cualquiera de los otros organismos internacionales nacidos después de la II Guerra Mundial como en una epidemia, todos ellos al servicio de oscuros (o no tanto) propósitos.

No sólo esto nos da una idea bastante exacta de que la soberanía no deja de ser una especie de autonomía local muy restringida y controlada al servicio de terceros, sino que sus mismos discursos, tan curiosamente coincidentes en todo, no son sino una aseveración implícita de que hay una mano –sólo una- que mece la cuna. Un plan, en fin. La globalización, primero, y la urgencia actual a renunciar tácitamente a la soberanía nacional de una manera formal, instaurando gobiernos supranacionacionales "efectivos" y aún un solo gobierno mundial, cacareado desde las cancillerías y parlamentos a los mismos voceros de la Iglesia Católica recientemente, advierten a quien no ha dado todavía el enterado por dónde van los tiros. Alguien muy importante dijo por ahí hace unos años: “El Gobierno Mundial es un hecho inevitable. Sólo queda saber qué será necesario para implementarlo.” Ya se pueden imaginar a qué tipo de “cosas necesarias” se refería como coadyuvantes.

Una parte muy densa de la ciudadanía no comulga con estas hostias negras, sin embargo, pese a las crisis artificiales que crean para lograr sus fines, hundiendo economías y forzando así la máquina, o a los conflictos igualmente artificiales que producen, tal y como son los casos de todas esas “primaveras” recientes. La oposición a este plan, en fin, es firme, y se han barajado ciertas opciones para atenuarla. Las libertades son problema, pero sobre todo lo son las ingentes cantidades de ciudadanos que se les escapan por todos lados, independientemente de las medidas que tomen. La población es excesiva, y, en algún momento, en alguna de esas reuniones de “sabios”, llegaron a plantearse la creación o provocación de un conflicto severo biológico o nuclear para entresacar población, chocar a la demás y facilitar así sus planes; pero el riesgo de que se vaya el asunto de las manos les está pareciendo excesivo. De ahí que no se animen a coronar el asunto de Siria por las bravas o a que el otro asunto de Irán no deje de tener prórrogas y más prórrogas.

La cosa parece en tablas, aunque no tanto. Una de las últimas propuestas que están analizando con seriedad, es el lanzamiento de una “Operación Colibrí”, en todo igual o semejante a esa Noche de los Cuchillos Largos de los nazis. La idea, por lo que se ve, consiste en producir un apagón mundial de comunicaciones, silenciando de una sola vez y en todo el mundo los satélites de comunicaciones, tal vez usando como excusa una EMC (Emisión de Masa Coronal) solar o el paso de un asteroide. De llegar a hacerlo, no sólo caería inmediatamente Internet, sino que todo tipo de teléfonos quedarían silenciados durante el tiempo que tardaran en reactivar los satélites, y ya se pueden imaginar qué operaciones de limpieza llevaría a cabo en cada Estado Soberano durante esas horas o días. Quien esté en cualquier de las numerosas listas negras de "marcados", lo tiene realmente difícil. Nada original, desde luego, tomando sucesos anteriores de la Historia para realizar una suerte de revival, de modo que si los nazis en aquel 1934 ya lejano dejaron al país sin opositores y concentraron todo el poder en Adolf Hitler, ahora sucedería algo parecido, pero a lo bestia y para otra Bestia.

Uno podría pensar que todo esto es exagerado, y tanto más si previene que no es algo pensado para dentro de mucho tiempo sino para pasado mañana, como aquél que dice. Sin embargo, los mensajes de imposición de un Gobierno Mundial arrecian desde todos los ángulos de la sociedad, es posible que entre septiembre y octubre provoquen una quiebra total del sistema financiero (con todo lo que ello conlleva), está alcanzando abiertamente las calles ya el debate sobre la instauración del plan para la eliminación del dinero físico y se han establecido directivas en algunos países que hacen obligatorio el verychip. Son síntomas, nada más, pero muy esclarecedores de la enfermedad que padecemos, y éstos, unidos a las filtraciones que se producen incluso en las más altas instancias, hacen no sólo posible, sino factible, que tal noche (la oscuridad es imposibilidad de ver qué sucede) esté a punto de alcanzarnos. Barbaridad o no, con ellas se escribe la Historia: ejemplos sobran. Y no se fíen de quiénes son los pregoneros, suponiendo que tales o cuáles son muy fiables o muy buenos, porque los lobos no suelen mostrarse sino hasta que saltan sobre el cuello de las ovejas.

Noticias relacionadas

Me he criado en una familia religiosa, sin llegar a ser beata, que ha vivido muy de cerca la festividad del Jueves Santo desde siempre. Mis padres se casaron en Santo Domingo, hemos vivido en el pasillo del mismo nombre, pusimos nuestro matrimonio a los pies de la Virgen de la Esperanza, de la que soy hermano, y he llevado su trono durante 25 años.

Gladio (espada en latín), fue el nombre que se le dio a la "red de agentes durmientes desplegados por la OTAN en Italia y preparados para entrar en acción en caso de que los soviéticos invadieran Europa Occidental", y serían la fuerza aliada que permanecería detrás de las líneas soviéticas para facilitar el contraataque.

El diccionario es permisivo, incluye la rigidez en la delimitación de las entradas y salidas; al tiempo que acoge la pérdida de los formatos cerebrales a la hora de regular las ideas entrantes o las emitidas tras elucubraciones varias. A veces no está tan claro si apreciamos más los desajustes o seguimos fieles a ciertos límites establecidos.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto