Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Vida
La muerte es un problema que preocupa pero que no se le encuentra solución

¿Llama la muerte a la puerta?

|

Rafa de Alcarràs escribe una carta a SEGRE (17/04/2017) a la que han titulado ¿Si la muerte llama a la puerta? Las peguntas que Rafa se hace a lo largo de la carta conducen a que la sociedad no está preparada para este tipo de llamadas. A la misma conclusión llegan muchos. La pregunta es: Quienes llegan a la conclusión que la sociedad no está preparada para recibir la llamada de la muerte, ¿están dispuestos a escuchar lo que la Biblia dice al respecto? Me temo que no.

El hombre no fue creado mortal, sino inmortal. El caso es que su inmortalidad duró poquísimo tiempo. El Creador le avisó. “y mandó el Señor Dios al hombre, diciendo: de todo árbol del huerto podrás comer, mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comas ciertamente morirás” (Génesis 2: 16,17). Durante un tiempo, se desconoce su duración, pero da la impresión que fue muy breve, Adán y Eva gozaron las delicias del jardín en el que les había puesto Dios, sin fijarse en el árbol prohibido. De repente, en el idílico escenario del jardín de Edén aparece un tenebroso personaje: “Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo, que el Señor había hecho” (Génesis 3:1). Por lo que se deduce de Génesis 3:8 Adán, Eva y el Creador “paseaban en el huerto al aire del día”. Esto indicaba que las relaciones entre las criaturas y el Creador eran excelentes, hasta el momento que la astucia de la serpiente despertó en Eva la duda de la bondad de Dios. Aquí Eva cometió un error. En vez de someterse a Dios confía en la astuta serpiente, conversa con ella. Eva comete el pecado de no amar a Dios sobre todas las cosas y, el diablo en vez de retirarse con el rabo entre las piernas atrapa a Eva en la red maligna que le tiende. El mandamiento es resistir al diablo con el poder de Dios, no dialogar con él. “La serpiente que era astuta, más que todos los animales del campo que el Señor había hecho” vence los razonamientos de Eva, haciéndosela suya. “¿Con que Dios os ha dicho: No comáis del árbol del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: del fruto de los árboles del huerto podemos comer, pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, y no lo tocareis, para que no muráis. Entonces la serpiente dijo a la mujer: no moriréis, sino sabe Dios que el día que comáis de él serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y el árbol codiciable para alcanzar la sabiduría, y tomó de su fruto y comió, y dio también a su marido, el cual comió así como ella” (Génesis 3. 1-7). Hasta aquel momento la muerte se encontraba en Satanás, “el homicida”. En el momento en que Adán comió el fruto del árbol prohibido abrió la puerta para que la muerte entrara en él.

El Rafa de Alcarràs y con él todos los que creen que la muerte es algo externo que tiene que pedir permiso para poder entrar, no se explican bien. Desde el momento en que Adán desobedeció a Dios y comió el fruto del árbol prohibido se inoculó el virus del pecado y por el hecho de ser la cabeza de la humanidad, toda su descendencia nace infectada con el virus de la muerte. Lo que sucede es que su poder de matar se manifiestas en diversas etapas de la existencia y de maneras diversas según los designios de Dios. “El último enemigo que será destruido es la muerte” (1 Corintios 15: 26).

El Rafa de Alcarràs y con él muchos otros se preguntan: “¿Está la sociedad preparada para este tipo de llamadas”, las diversas maneras como se visualiza la muerte? La respuesta a la pregunta se encuentra en el hecho de la resurrección de Cristo. El capítulo 15 de la primera carta a los Corintios es un cántico de victoria de Cristo sobre la muerte. Transportándonos al día final del mundo según lo entendemos hoy, el apóstol Pablo escribe: “Pero esto digo, hermanos, que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción. He aquí os digo un misterio: No todos dormiremos (moriremos), pero todos seremos transformados en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta, porque se tocará trompeta (que convocará a los difuntos), y los muertos resucitarán incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde está, oh sepulcro, tu victoria?, ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado la ley. Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo. Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano” (1 Corintios 15:50-58). Por la fe en Cristo abrimos la puerta para que entre la vida eterna.

¿Llama la muerte a la puerta?

La muerte es un problema que preocupa pero que no se le encuentra solución
Octavi Pereña
martes, 24 de octubre de 2017, 00:02 h (CET)
Rafa de Alcarràs escribe una carta a SEGRE (17/04/2017) a la que han titulado ¿Si la muerte llama a la puerta? Las peguntas que Rafa se hace a lo largo de la carta conducen a que la sociedad no está preparada para este tipo de llamadas. A la misma conclusión llegan muchos. La pregunta es: Quienes llegan a la conclusión que la sociedad no está preparada para recibir la llamada de la muerte, ¿están dispuestos a escuchar lo que la Biblia dice al respecto? Me temo que no.

El hombre no fue creado mortal, sino inmortal. El caso es que su inmortalidad duró poquísimo tiempo. El Creador le avisó. “y mandó el Señor Dios al hombre, diciendo: de todo árbol del huerto podrás comer, mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comas ciertamente morirás” (Génesis 2: 16,17). Durante un tiempo, se desconoce su duración, pero da la impresión que fue muy breve, Adán y Eva gozaron las delicias del jardín en el que les había puesto Dios, sin fijarse en el árbol prohibido. De repente, en el idílico escenario del jardín de Edén aparece un tenebroso personaje: “Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo, que el Señor había hecho” (Génesis 3:1). Por lo que se deduce de Génesis 3:8 Adán, Eva y el Creador “paseaban en el huerto al aire del día”. Esto indicaba que las relaciones entre las criaturas y el Creador eran excelentes, hasta el momento que la astucia de la serpiente despertó en Eva la duda de la bondad de Dios. Aquí Eva cometió un error. En vez de someterse a Dios confía en la astuta serpiente, conversa con ella. Eva comete el pecado de no amar a Dios sobre todas las cosas y, el diablo en vez de retirarse con el rabo entre las piernas atrapa a Eva en la red maligna que le tiende. El mandamiento es resistir al diablo con el poder de Dios, no dialogar con él. “La serpiente que era astuta, más que todos los animales del campo que el Señor había hecho” vence los razonamientos de Eva, haciéndosela suya. “¿Con que Dios os ha dicho: No comáis del árbol del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: del fruto de los árboles del huerto podemos comer, pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, y no lo tocareis, para que no muráis. Entonces la serpiente dijo a la mujer: no moriréis, sino sabe Dios que el día que comáis de él serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y el árbol codiciable para alcanzar la sabiduría, y tomó de su fruto y comió, y dio también a su marido, el cual comió así como ella” (Génesis 3. 1-7). Hasta aquel momento la muerte se encontraba en Satanás, “el homicida”. En el momento en que Adán comió el fruto del árbol prohibido abrió la puerta para que la muerte entrara en él.

El Rafa de Alcarràs y con él todos los que creen que la muerte es algo externo que tiene que pedir permiso para poder entrar, no se explican bien. Desde el momento en que Adán desobedeció a Dios y comió el fruto del árbol prohibido se inoculó el virus del pecado y por el hecho de ser la cabeza de la humanidad, toda su descendencia nace infectada con el virus de la muerte. Lo que sucede es que su poder de matar se manifiestas en diversas etapas de la existencia y de maneras diversas según los designios de Dios. “El último enemigo que será destruido es la muerte” (1 Corintios 15: 26).

El Rafa de Alcarràs y con él muchos otros se preguntan: “¿Está la sociedad preparada para este tipo de llamadas”, las diversas maneras como se visualiza la muerte? La respuesta a la pregunta se encuentra en el hecho de la resurrección de Cristo. El capítulo 15 de la primera carta a los Corintios es un cántico de victoria de Cristo sobre la muerte. Transportándonos al día final del mundo según lo entendemos hoy, el apóstol Pablo escribe: “Pero esto digo, hermanos, que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción. He aquí os digo un misterio: No todos dormiremos (moriremos), pero todos seremos transformados en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta, porque se tocará trompeta (que convocará a los difuntos), y los muertos resucitarán incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde está, oh sepulcro, tu victoria?, ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado la ley. Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo. Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano” (1 Corintios 15:50-58). Por la fe en Cristo abrimos la puerta para que entre la vida eterna.

Noticias relacionadas

Al fin, el sistema educativo (aunque fundamentalmente lo es, o habría de serlo, de enseñanza-aprendizaje) está dentro de una dinámica social y en su transcurrir diario forja futuros ciudadanos con base en unos valores imperantes de los que es complicado sustraerse. Desde el XIX hasta nuestros días dichos valores han estado muy influenciados por la evolución de la ética económico-laboral, a la que Jorge Dioni López se refería afinadamente en un artículo.

Acaba de fallecer Joe Lieberman, con 82 años, senador estadounidense por Connecticut durante cuatro mandatos antes de ser compañero de Al Gore en el año 2000. Desde que se retiró en 2013 retomó su desempeño en la abogacía en American Enterprise Institute y se encontraba estrechamente vinculado al grupo político No Label (https://www.nolabels.org/ ) y que se ha destacado por impulsar políticas independientes y centristas.

Me he criado en una familia religiosa, sin llegar a ser beata, que ha vivido muy de cerca la festividad del Jueves Santo desde siempre. Mis padres se casaron en Santo Domingo, hemos vivido en el pasillo del mismo nombre, pusimos nuestro matrimonio a los pies de la Virgen de la Esperanza, de la que soy hermano, y he llevado su trono durante 25 años.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto