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Tensiones coercitivas

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Aunque el misterio de la identidad personal insustituíble, permanece sin resolver de manera absoluta, es evidente por sí misma. En el entorno personal, la red de factores influyentes es manifiesta. Desde el funcionamiento de las partículas elementales a la genética evolucionista, contando con las condiciones de la Naturaleza y las relaciones con el resto de la sociedad; representan una complicada maraña, que no invalida el núcleo del individuo. En ese juego, las tensiones son permanentes, puesto que estamos ante un dinamismo constante. Ese tipo de tensiones son habituales y constitutivas de lo humano; sin ellas, la humanidad sería diferente.

Los campos de influencia actúan de diversas formas. Pueden aglutinar los sentimientos particulares, dándoles más consistencia. También ejercen de manera inversa, acogotan dichas percepciones, impidiendo la auténtica expresión personal. En los ejemplos intermedios, modulan la realidad de quienes viven entre ellas. En el conjunto, es minoritaria la generación de ámbitos promotores de una liberación pluralista; aquí no valen propagandas, el testimonio de las personas involucradas es delator. No ofrece dudas cual sería la red de influencias deseable, aquella FACILITADORA de las distintas experiencias; es patente la necesidad que tenemos de ese apoyo. Pero, no queda tan patente, no se entiende, la justificación de los numerosos impedimentos, ni la poca exigencia general por parte de los ciudadanos. Convendría distinguir, nos urge, entre redes nefastas y redes espléndidas.

Estamos inmersos en una de esas acumulaciones de fuerzas, que no presagian ningún alumbramiento feliz; coartan hasta la ignominia las manifestaciones vitales de los individuos, con una agresividad ilimitada. Plantean la que yo llamaría negativa PRESUNTUOSA, dado que nace del orgullo basado en los grandes logros alcanzados hasta ahora por la sociedad. La visión tecnicista ha consolidado un cientifismo nefasto; entre otros efectos, por la tergiversación a que ha sometido a la propia ciencia. Imbuídos de esa postura, pasamos a desdeñar todo aquello situado fuera de esos ámbitos. En cualquier debate o en muchas de las actuaciones conocidas, es frecuente observar la negación y el desprecio dedicados a los sentimientos o cualidades constituyentes de lo más genuino de los individuos, pero que escapan del dominio ajeno, no pueden con eso. Entrañan la negación de lo más nuclear del hombre. La apisonadora general, corta de raíz las iniciativas basadas en esencias que no comparte. Y, no pocas veces, acaba con el mismo individuo, más allá de los circuitos psicológicos; por hambre, por enfermedades e incluso por asesinatos. Lo que fue un razonamiento, rige ya como una trágica realidad.

El sujeto pensante, quien no adapta sus neuronas al son de las hegemonías diversas imperantes, resulta molesto, un impedimento. ¡Qué le vamos a hacer! Una de las negaciones del individuo que no cesa y acosa a cada sujeto, con mil artificios renovados para conseguirlo, gira en torno a los NACIONALISMOS de diverso cuño. Patrias, banderas, historias muy curiosas e historia prefabricada y adaptada a esos usos concretos; constituyen algunos de los elementos usados para amasar el conjunto. Sabido es, que históricamente, han recurrido sin tapujos al sacrificio de vidas humanas, puestas al servicio de los elementos mencionados. El individuo en su mínima expresión. Con una maldad subyacente, el conjunto no tiene vida propia, existen quienes manejan los hilos, en una suplantación de unos individuos…por otros sujetos, situados detrás de los estandartes, disimulados.

A través de los siglos perduró uno de estos comportamientos, muy debatido y con muchas repercusiones en su haber. Ha generado encendidas pasiones y numerosos crímenes obedecieron al desarrollo de sus consignas o derivaron de los combates entablados contra ellos. Me refiero al ejemplo extremoso de los JUDÍOS y su estado israelita incluído. Por de pronto, Abraham traslado la estirpe hasta las tierras actuales, venían desde territorios lejanos. Como pueblo creyente, anhelaban la tierra prometida, pero hablando en términos divinos y de eternidades; no parece que esa promesa fuera a ser el pequeño territorio actual, cabría pensar en algún otro ideal sublime. Cuando llega el Mesías esperado, lo repudian y asesinan, persistiendo en un empeño localista e israelita. En aras de esa serie de creencias y luchas, podremos preguntarnos sobre la justificación de las fechorías cometidas, incluídos los ataques a otros pueblos. Todavía quedan más dudas. ¿Todos los judíos están en idéntico saco? Si hablamos de las reacciones venidas desde fuera, en contra o en apoyo de sus actuaciones, la duda amplia el horizonte. ¿Cada sujeto, dónde recala y con que responsabilidades?

Las voces levantadas a favor de la convivencia, de la ética, de la paz; olvidan a menudo una de las exigencia comunes a estas cuestiones. Los sujetos han de participar directamente en la realización práctica de sus condiciones. Las normas y decretos serán insuficientes, han de contar con la participación de la mayor cantidad posible de ciudadanos. ¿Participación, dice usted? El paso adelante del ciudadano, consciente y colaborador, es combatido, poniéndole trabas a su intervención por medio de la PARADOJA FRÍVOLA. No para mientes en argumentos o reflexiones, los dejan de lado como mercancía indeseable; pueden reunir auténticas muchedumbres en un jolgorio descuidado. Resulta paradójico el número de intervinientes en la algarabía, pero evitando cualquier interrupción razonada, el mínimo debate no es admitido en sus planes. En realidad, es otra forma de coacción al ciudadano, para quitarle de la cabeza el intento de soslayar el gregarismo al uso. La ligereza no admite conductas disidentes, rehúsa a la gente independiente.

Las ideas y proyectos no cesan, es una de las características definitorias en los grupos humanos. La discusión y la pugna contra las dificultades, delimitan los diferentes cambios en las maneras de pensar. No obstante, la misma calidad de los pensamientos, suele enfrascarnos en un tratamiento defectuosos de los procedimientos en el futuro. Lo que era un mar abierto a las iniciativas, un incremento de las posibilidades, pasa a enquistarse en una sola idea concreta, con la pretensión de indiscutible y por encima de otros puntos de vista. Nacen así las IDEOLOGÍAS como mamotreto, con un lastre adherido a la idea inicial. Así las cosas, los individuos pierden su condición de independientes. Negada su pertinencia, cualquiera de sus iniciativas será una impertinencia dejada en segundo plano. Aparecieron nuevas barreras separadoras entre los grupos humanos, cada vez más ensimismadas, ahogando los brotes vitales tan necesarios. Constituyen un foco importante de tensiones coercitivas.

La frontera entre la afirmación o la negación de cada persona es un tanto ambigua, por lo que se requiere una cierta destreza para afrontarla. En el plano individual, cada sujeto puede adoptar una actitud negativa por DESIDIA, esa pereza que le invalida. Esa negación propia puede responder a criterios reividicativos; y en la protesta, eludir la participación . Hasta puede generar una negativa razonada, con afán de esclarecimiento y superación, cercana a la transformación en CRITERIOS POSITIVOS una vez puestos en común. De las tensiones inhibidoras de las cualidades personales, habríamos alcanzado la remodelación en fuentes de energía humana.

Tensiones coercitivas

Rafael Pérez Ortolá
viernes, 3 de agosto de 2012, 07:27 h (CET)
Aunque el misterio de la identidad personal insustituíble, permanece sin resolver de manera absoluta, es evidente por sí misma. En el entorno personal, la red de factores influyentes es manifiesta. Desde el funcionamiento de las partículas elementales a la genética evolucionista, contando con las condiciones de la Naturaleza y las relaciones con el resto de la sociedad; representan una complicada maraña, que no invalida el núcleo del individuo. En ese juego, las tensiones son permanentes, puesto que estamos ante un dinamismo constante. Ese tipo de tensiones son habituales y constitutivas de lo humano; sin ellas, la humanidad sería diferente.

Los campos de influencia actúan de diversas formas. Pueden aglutinar los sentimientos particulares, dándoles más consistencia. También ejercen de manera inversa, acogotan dichas percepciones, impidiendo la auténtica expresión personal. En los ejemplos intermedios, modulan la realidad de quienes viven entre ellas. En el conjunto, es minoritaria la generación de ámbitos promotores de una liberación pluralista; aquí no valen propagandas, el testimonio de las personas involucradas es delator. No ofrece dudas cual sería la red de influencias deseable, aquella FACILITADORA de las distintas experiencias; es patente la necesidad que tenemos de ese apoyo. Pero, no queda tan patente, no se entiende, la justificación de los numerosos impedimentos, ni la poca exigencia general por parte de los ciudadanos. Convendría distinguir, nos urge, entre redes nefastas y redes espléndidas.

Estamos inmersos en una de esas acumulaciones de fuerzas, que no presagian ningún alumbramiento feliz; coartan hasta la ignominia las manifestaciones vitales de los individuos, con una agresividad ilimitada. Plantean la que yo llamaría negativa PRESUNTUOSA, dado que nace del orgullo basado en los grandes logros alcanzados hasta ahora por la sociedad. La visión tecnicista ha consolidado un cientifismo nefasto; entre otros efectos, por la tergiversación a que ha sometido a la propia ciencia. Imbuídos de esa postura, pasamos a desdeñar todo aquello situado fuera de esos ámbitos. En cualquier debate o en muchas de las actuaciones conocidas, es frecuente observar la negación y el desprecio dedicados a los sentimientos o cualidades constituyentes de lo más genuino de los individuos, pero que escapan del dominio ajeno, no pueden con eso. Entrañan la negación de lo más nuclear del hombre. La apisonadora general, corta de raíz las iniciativas basadas en esencias que no comparte. Y, no pocas veces, acaba con el mismo individuo, más allá de los circuitos psicológicos; por hambre, por enfermedades e incluso por asesinatos. Lo que fue un razonamiento, rige ya como una trágica realidad.

El sujeto pensante, quien no adapta sus neuronas al son de las hegemonías diversas imperantes, resulta molesto, un impedimento. ¡Qué le vamos a hacer! Una de las negaciones del individuo que no cesa y acosa a cada sujeto, con mil artificios renovados para conseguirlo, gira en torno a los NACIONALISMOS de diverso cuño. Patrias, banderas, historias muy curiosas e historia prefabricada y adaptada a esos usos concretos; constituyen algunos de los elementos usados para amasar el conjunto. Sabido es, que históricamente, han recurrido sin tapujos al sacrificio de vidas humanas, puestas al servicio de los elementos mencionados. El individuo en su mínima expresión. Con una maldad subyacente, el conjunto no tiene vida propia, existen quienes manejan los hilos, en una suplantación de unos individuos…por otros sujetos, situados detrás de los estandartes, disimulados.

A través de los siglos perduró uno de estos comportamientos, muy debatido y con muchas repercusiones en su haber. Ha generado encendidas pasiones y numerosos crímenes obedecieron al desarrollo de sus consignas o derivaron de los combates entablados contra ellos. Me refiero al ejemplo extremoso de los JUDÍOS y su estado israelita incluído. Por de pronto, Abraham traslado la estirpe hasta las tierras actuales, venían desde territorios lejanos. Como pueblo creyente, anhelaban la tierra prometida, pero hablando en términos divinos y de eternidades; no parece que esa promesa fuera a ser el pequeño territorio actual, cabría pensar en algún otro ideal sublime. Cuando llega el Mesías esperado, lo repudian y asesinan, persistiendo en un empeño localista e israelita. En aras de esa serie de creencias y luchas, podremos preguntarnos sobre la justificación de las fechorías cometidas, incluídos los ataques a otros pueblos. Todavía quedan más dudas. ¿Todos los judíos están en idéntico saco? Si hablamos de las reacciones venidas desde fuera, en contra o en apoyo de sus actuaciones, la duda amplia el horizonte. ¿Cada sujeto, dónde recala y con que responsabilidades?

Las voces levantadas a favor de la convivencia, de la ética, de la paz; olvidan a menudo una de las exigencia comunes a estas cuestiones. Los sujetos han de participar directamente en la realización práctica de sus condiciones. Las normas y decretos serán insuficientes, han de contar con la participación de la mayor cantidad posible de ciudadanos. ¿Participación, dice usted? El paso adelante del ciudadano, consciente y colaborador, es combatido, poniéndole trabas a su intervención por medio de la PARADOJA FRÍVOLA. No para mientes en argumentos o reflexiones, los dejan de lado como mercancía indeseable; pueden reunir auténticas muchedumbres en un jolgorio descuidado. Resulta paradójico el número de intervinientes en la algarabía, pero evitando cualquier interrupción razonada, el mínimo debate no es admitido en sus planes. En realidad, es otra forma de coacción al ciudadano, para quitarle de la cabeza el intento de soslayar el gregarismo al uso. La ligereza no admite conductas disidentes, rehúsa a la gente independiente.

Las ideas y proyectos no cesan, es una de las características definitorias en los grupos humanos. La discusión y la pugna contra las dificultades, delimitan los diferentes cambios en las maneras de pensar. No obstante, la misma calidad de los pensamientos, suele enfrascarnos en un tratamiento defectuosos de los procedimientos en el futuro. Lo que era un mar abierto a las iniciativas, un incremento de las posibilidades, pasa a enquistarse en una sola idea concreta, con la pretensión de indiscutible y por encima de otros puntos de vista. Nacen así las IDEOLOGÍAS como mamotreto, con un lastre adherido a la idea inicial. Así las cosas, los individuos pierden su condición de independientes. Negada su pertinencia, cualquiera de sus iniciativas será una impertinencia dejada en segundo plano. Aparecieron nuevas barreras separadoras entre los grupos humanos, cada vez más ensimismadas, ahogando los brotes vitales tan necesarios. Constituyen un foco importante de tensiones coercitivas.

La frontera entre la afirmación o la negación de cada persona es un tanto ambigua, por lo que se requiere una cierta destreza para afrontarla. En el plano individual, cada sujeto puede adoptar una actitud negativa por DESIDIA, esa pereza que le invalida. Esa negación propia puede responder a criterios reividicativos; y en la protesta, eludir la participación . Hasta puede generar una negativa razonada, con afán de esclarecimiento y superación, cercana a la transformación en CRITERIOS POSITIVOS una vez puestos en común. De las tensiones inhibidoras de las cualidades personales, habríamos alcanzado la remodelación en fuentes de energía humana.

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