Nunca la verdad tuvo nada que ver con la cantidad, ni con la fuerza, ni con la potencia de la voz, ni con la cantidad de cazuelas... Y los que así lo pretenden, solo demuestran el poco respeto que merece su opinión. Según la Wikipedia, un preso político es: “Cualquier persona física a la que se mantenga en la cárcel o detenida de otro modo, sin haber cometido un delito tipificado sino porque sus ideas supongan un desafío o una amenaza para el sistema político establecido, sea este de la naturaleza que sea.”
La jueza de la Audiencia Nacional Carmen Lamela envió a prisión sin fianza a los presidentes de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y de Òmnium Cultural, Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, respectivamente, porque les considera los “principales promotores y directores” de las protestas de los días 20 y 21 de septiembre en Barcelona, en las que “apelaron a la resistencia” con el fin de “impedir la aplicación de la ley. La magistrada, atendiendo la petición de la Fiscalía, les acusa de un delito de sedición." De modo que de presos políticos nada.La ley y los jueces nos podrán gustar o no, pero es el último bastión al que nos podemos aferrar.
Es infantil sonreírles cuando nos favorecen y denigrarles cuando no. Es de hipócritas desacreditarlos y cuando se les necesita, pedirles ayuda. Jugando con la frase de, William Shakespeare, cabría decir:”Menos ruido (cacerolas) y más nueces (coherencia)”, señores.