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Un reciente estudio llevado a cabo por la multinacional Lexabit Inc. revela que los
grandes eventos deportivos siempre van unidos a incrementos importantes
de la infidelidad. Como ya ocurrió con el gol de Iniesta en la final del pasado Mundial, las victorias de nuestros deportistas elevan nuestro estado de ánimo, instalando un nivel de euforia que predispone a la práctica del sexo.
De hecho, en estas épocas tembién se disparan los embarazos. En Barcelona se registró un aumento del 50 por ciento de los partos a los nueve meses de marcar el futbolista manchego ante el Chelsea, en el partido que clasificó al Barça para la final de la Champions League de 2011.
“Los eventos que unen al pueblo suelen producir endorfinas y, por consiguiente, la libido sube”, explica Alexander Marquardt, director de la empresa. De hecho, comenta que durante el Mundial de Sudáfrica, la actividad en Romance Secreto, una de sus
páginas de citas, "aumentó un 20%", mientras que en la última Eurocopa la subida llegó "hasta el 30%".
En todas las relaciones sociales que con el tiempo acaban siendo más íntimas, los comienzos suelen ser fáciles porque existe una motivación que hace que eso prospere, que vaya avanzando porque el interés emocional es mutuo por ambas partes. Y esto es aplicable para amistades o parejas. En todas ellas, es imprescindible que haya reciprocidad, que exista una conexión que funcione como la gasolina de un automóvil que propicia que día tras día se mueva y circule.
Muchas personas no saben por qué las tratan de esta o aquella manera. ¿Por qué no son capaces de transmitir la seguridad necesaria para alcanzar sus objetivos? En las relaciones interpersonales podemos identificar una fuerte influencia del lenguaje corporal, independientemente de la vestimenta utilizada, el estatus social y la religión. En definitiva, ¡el cuerpo habla!
La tristeza es una emoción humana común y natural. Todos pasamos por momentos difíciles en la vida, y en esos momentos, tener el apoyo de amigos y seres queridos puede marcar la diferencia. Cuando un amigo está triste, es natural querer ayudar, pero a menudo nos enfrentamos a la dificultad de no encontrar las palabras adecuadas para reconfortarlos.
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