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La finca está distribuida en 17 estancias, decoradas, cada una de ellas, de forma distinta y, todas ellas, amuebladas también en distintos estilos. Cada estancia incluye cocina independiente, uno o varios baños y dormitorios a petición. Todas disponen de calefacción individual (central no, por Dios), aire acondicionado, biblioteca (sí, una por estancia) y botiquín (ídem de ídem).
En esta heredad, hay varias estancias “históricas”, con sus cortinas diferenciales y su alicatado identitario, aunque todas ellas están preparadas para cualquier cortina y cualquier alicatado.
La propiedad dispone de varios Borbones empotrados, 17 porteros físicos, un número innumerable de trasteros y un número también desconocido de garajes. El inmueble está orientado hacia el Sur y necesita de rescate (perdón, de reforma).
Urge venta, por incapacidad de gestión de los responsables.
Mejor ver, porque, si no, no lo creerán.
Precio a negociar. Porque aquí negociamos lo que sea.
Oiga.
No voy a matarme mucho con este artículo. La opinión de mi madre Fisioterapeuta, mi hermana Realizadora de Tv y mía junto a la de otras aportaciones, me basta. Mi madre lo tiene claro, la carne le huele a podrido. No puede ni verla. Sólo desea ver cuerpos de animales poblados de almas. Mi hermana no puede comerla porque sería como comerse uno de sus gatos. Y a mí me alteraría los niveles de la sangre, me sentiría más pesada y con mayor malestar general.
En medio de la vorágine de la vida moderna, donde la juventud parece ser el estándar de valor y el ascensor hacia el futuro, a menudo olvidamos el invaluable tesoro que representan nuestros ancianos. Son como pozos de sabiduría, con profundas raíces que se extienden hasta los cimientos mismos de nuestra existencia. Sin embargo, en muchas ocasiones, son tratados como meros objetos de contemplación, relegados al olvido y abandonados a su suerte.
Al conocer la oferta a un anciano señor de escasos recursos, que se ganaba su sobrevivencia recolectando botellas de comprarle su perro, éste lo negó, por mucho que las ofertas se superaron de 10 hasta 150 dólares, bajo la razón: "Ni lo vendo, ni lo cambio. El me ama y me es fiel. Su dinero, lo tiene cualquiera, y se pierde como el agua que corre. El cariño de este perrito es insustituible; su cariño y fidelidad es hermoso".
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