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"Si en vez de Administración se hubiera dicho partidos y entes al servicio de los mismos, el éxtasis entre la ciudadanía hubiese llegado al paroxismo"

Extramuros

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Francamente, qué pronunciamiento tan desafortunado este, que nos retrotrae al film de hace ya unas décadas: Extramuros. Entonces el papel de Sor Ángela estaba hecho a la medida de la Sampietro. En esta ocasión varias candidaturas torturan mi hipotálamo comenzando por el vocero del PP, padre biológico del manifiesto. Pero ante la cascada de declaraciones que en las últimas horas nos ofrecen, obliga al protagonismo coral. Los aparentemente sólidos cimientos sobre los que se sustenta la arquitectura de nuestro sistema institucional, a mayor gloria y provecho del bipartidismo con apuntalamientos periféricos y no tanto, se tornan de arenisca. Unión Progreso y Democracia tiene como vocación y función ser un instrumento en favor de los ciudadanos y no de los partidos. Esta vez, la acusación hacia UPyD es la de de situarse "extramuros" del sistema Constitucional, por reclamar por enésima vez un Tribunal Constitucional verdaderamente independiente. Por hablar alto y claro de la incomprensión cuando escuchamos eso de "magistrados progresistas o conservadores" , o lo que es lo mismo, esa percepción, esa sensación de servidumbre de uno de los poderes puntales de la Democracia al interés partidista.
 
 Aún en amnea, una de las doñas del PP nos dice, en un tono insoportable, que España tiene un exceso de empleados públicos, insostenible continúa, sin perder el gesto ni despeinarse. De nuevo, el funcionario como chivo expiatorio, como maniobra de distracción. Pero el desfallecimiento se produce cuando la mujer nos dice que la Administración no es una agencia de colocación y que los ciudadanos no pagan impuestos para ello. Si en vez de Administración se hubiera dicho partidos políticos tradicionales y entes al servicio de los mismos, el éxtasis entre la ciudadanía hubiese llegado al paroxismo. Por si fuera poco, los funcionarios-indios, ya empobrecidos, deben trabajar más por menos. Más horas quieren decir, cuando España figura entre los países cuyos trabajadores pasan más tiempo en sus trabajos y menos producen. Se trata de trabajar mejor, se trata de redistribuir las cargas laborales, absolutamente injustas como corresponde a una visión de las diferentes Administraciones como compartimentos estancos. Bastaría, para comenzar, con aplicar y perfeccionar lo que, en la teoría y sobre el papel, deben ser y donde transparencia, colaboración y coordinación resuman su actuación entre ellas y para con el ciudadano.
 
 Tanto en el asunto del TC como en el de la Función Pública en el mismo tiempo y espacio. Son las críticas de UPyD, que apuntan directamente contra la línea de flotación del establishment y cuyo último torpedo democrático, la admisión por parte de la Audiencia nacional de la querella presentada por UPyD en el asunto Bankia, las que han terminado por hacer perder los papeles a más de una. Se nos quiere presentar ahora como un partido "extramuros".  Si entendemos "intramuros" como ese tinglado manifiestamente inviable, ese entramado al que la crisis deja al desnudo lo que nuestra formación lleva denunciando desde su fundación, definitivamente, estamos extramuros. Porque si estar "intramuros" significa desmantelar el medio Estado del Bienestar sin suprimir lo superfluo, estamos extramuros. Pero no como ellos quisieran, alejados, ninguneados y silenciados por un clientelismo rampante, sino dispuestos al asalto democrático por las brechas que se van abriendo. Torres más altas han caído, y la marea magenta sigue subiendo. Porque no han entendido qué significa ser revolucionario en nuestro país, en el siglo XXI. Porque para su desvelo, UPyD vino para quedarse.
 
 Cuando la morbilidad da señales mortales se hace insuficiente atender el síntoma, se puede y se debe atajar la raíz del mal. Antes de que sea demasiado tarde, antes de que el hedor indique descomposición. Y como nos dijo otro de nuestros gobernantes, todo en el mismo día, acerca de que los ciudadanos están dispuestos a recorrer el camino de la reformas gubernamentales, le diremos que sí,  que queremos ser mártires. Pero esta vez despojaremos al término su connotación confesional. Y en griego mártir significa testigo o testimonio. Queremos y exigimos de nuestros gobernantes la acometida de las reformas ineludibles, profundas y necesarias, que todo nuestro ordenamiento político-institucional requiere. Y una vez realizado todo ello, si no hay más remedio que pedir esfuerzos al ciudadano de a pié, que no les quepa duda que responderán, responderemos, positivamente. Mientras tanto, no aceptaremos pulpo como animal de compañía. Y desde luego, no serán las provocadas llagas de Sor Ángela las que distraigan nuestra atención de la verdadera ruina ética y económica que azota España y nos hiela la sangre.

Extramuros

"Si en vez de Administración se hubiera dicho partidos y entes al servicio de los mismos, el éxtasis entre la ciudadanía hubiese llegado al paroxismo"
Nicolás de Miguel
miércoles, 11 de julio de 2012, 07:53 h (CET)
Francamente, qué pronunciamiento tan desafortunado este, que nos retrotrae al film de hace ya unas décadas: Extramuros. Entonces el papel de Sor Ángela estaba hecho a la medida de la Sampietro. En esta ocasión varias candidaturas torturan mi hipotálamo comenzando por el vocero del PP, padre biológico del manifiesto. Pero ante la cascada de declaraciones que en las últimas horas nos ofrecen, obliga al protagonismo coral. Los aparentemente sólidos cimientos sobre los que se sustenta la arquitectura de nuestro sistema institucional, a mayor gloria y provecho del bipartidismo con apuntalamientos periféricos y no tanto, se tornan de arenisca. Unión Progreso y Democracia tiene como vocación y función ser un instrumento en favor de los ciudadanos y no de los partidos. Esta vez, la acusación hacia UPyD es la de de situarse "extramuros" del sistema Constitucional, por reclamar por enésima vez un Tribunal Constitucional verdaderamente independiente. Por hablar alto y claro de la incomprensión cuando escuchamos eso de "magistrados progresistas o conservadores" , o lo que es lo mismo, esa percepción, esa sensación de servidumbre de uno de los poderes puntales de la Democracia al interés partidista.
 
 Aún en amnea, una de las doñas del PP nos dice, en un tono insoportable, que España tiene un exceso de empleados públicos, insostenible continúa, sin perder el gesto ni despeinarse. De nuevo, el funcionario como chivo expiatorio, como maniobra de distracción. Pero el desfallecimiento se produce cuando la mujer nos dice que la Administración no es una agencia de colocación y que los ciudadanos no pagan impuestos para ello. Si en vez de Administración se hubiera dicho partidos políticos tradicionales y entes al servicio de los mismos, el éxtasis entre la ciudadanía hubiese llegado al paroxismo. Por si fuera poco, los funcionarios-indios, ya empobrecidos, deben trabajar más por menos. Más horas quieren decir, cuando España figura entre los países cuyos trabajadores pasan más tiempo en sus trabajos y menos producen. Se trata de trabajar mejor, se trata de redistribuir las cargas laborales, absolutamente injustas como corresponde a una visión de las diferentes Administraciones como compartimentos estancos. Bastaría, para comenzar, con aplicar y perfeccionar lo que, en la teoría y sobre el papel, deben ser y donde transparencia, colaboración y coordinación resuman su actuación entre ellas y para con el ciudadano.
 
 Tanto en el asunto del TC como en el de la Función Pública en el mismo tiempo y espacio. Son las críticas de UPyD, que apuntan directamente contra la línea de flotación del establishment y cuyo último torpedo democrático, la admisión por parte de la Audiencia nacional de la querella presentada por UPyD en el asunto Bankia, las que han terminado por hacer perder los papeles a más de una. Se nos quiere presentar ahora como un partido "extramuros".  Si entendemos "intramuros" como ese tinglado manifiestamente inviable, ese entramado al que la crisis deja al desnudo lo que nuestra formación lleva denunciando desde su fundación, definitivamente, estamos extramuros. Porque si estar "intramuros" significa desmantelar el medio Estado del Bienestar sin suprimir lo superfluo, estamos extramuros. Pero no como ellos quisieran, alejados, ninguneados y silenciados por un clientelismo rampante, sino dispuestos al asalto democrático por las brechas que se van abriendo. Torres más altas han caído, y la marea magenta sigue subiendo. Porque no han entendido qué significa ser revolucionario en nuestro país, en el siglo XXI. Porque para su desvelo, UPyD vino para quedarse.
 
 Cuando la morbilidad da señales mortales se hace insuficiente atender el síntoma, se puede y se debe atajar la raíz del mal. Antes de que sea demasiado tarde, antes de que el hedor indique descomposición. Y como nos dijo otro de nuestros gobernantes, todo en el mismo día, acerca de que los ciudadanos están dispuestos a recorrer el camino de la reformas gubernamentales, le diremos que sí,  que queremos ser mártires. Pero esta vez despojaremos al término su connotación confesional. Y en griego mártir significa testigo o testimonio. Queremos y exigimos de nuestros gobernantes la acometida de las reformas ineludibles, profundas y necesarias, que todo nuestro ordenamiento político-institucional requiere. Y una vez realizado todo ello, si no hay más remedio que pedir esfuerzos al ciudadano de a pié, que no les quepa duda que responderán, responderemos, positivamente. Mientras tanto, no aceptaremos pulpo como animal de compañía. Y desde luego, no serán las provocadas llagas de Sor Ángela las que distraigan nuestra atención de la verdadera ruina ética y económica que azota España y nos hiela la sangre.

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