Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Artículo opinión
El Sistema está realizando ímprobos y originales esfuerzos para dispersar las potencialidades ciudadanas que pudieran oponerse a la implantación del Nuevo Orden

Complicando el laberinto: Elenin, crop-circles, ovnis y otros desvaríos

|

En muchas catedrales y en la mayoría de las culturas antiguas se verifica una recurrencia frecuente a los laberintos como símil del devenir humano. Así, el hombre se encuentra ante una enorme posibilidad de opciones para orientar su vida y sus actos, pero sólo una conduce al logro de sus aspiraciones más sublimes. En las catedrales, la salida del laberinto desemboca de cara al altar mayor, representación de la salvación del alma –objeto principal de la existencia para el creyente-.

El laberinto es, quizás, la mejor alegoría a la propia existencia, y no sólo en aquellas culturas remotas que lo utilizaban en este sentido, sino que incluso en nuestra actual y tecnológica cultura no ha dejado de tener vigencia, siendo frecuente que nos sintamos “hechos un lío”, “perdidos”, “confusos” o no sabiendo bien “qué hacer”, expresiones todas que directa o indirectamente hacen referencia al ancestral laberinto y nuestra posición en él.

A estas alturas de la Historia, hay que estar muy desinformado o ser muy ignorante para creer que las cosas o los hechos se dan porque sí, y tanto más si lo que está en juego es el poder o la organización social. No es que en este caso o en aquél haya una conspiración, sino que la misma conspiración es la base del ejercicio del poder. Nada puede instaurarse, y mucho menos ser modificado en cuanto a tendencias sociales, sin haber sido antes planificado con todo detalle y haberse previsto los inconvenientes o las oposiciones. Es la única manera de tener éxito, y esto es aplicable tanto a la mínima organización social (la familia), al grupo, a la empresa y, por supuesto con mucha mayor fuerza y planificación, a la organización social.

Es muy cierto que a la mayoría de las personas esto les pasa desapercibido, pero quienes han tenido tiempo y capacidad intelectual para razonar sobre estos extremos saben perfectamente, con o sin pruebas, que vivimos tiempos de cambio de paradigma y que la próxima estación en que va a desembocar la organización social se corresponde con un Nuevo Orden global bajo un único gobierno mundial. Cuestión de evolución de la especie, porque ese momento ha llegado. La cuestión es qué tipo de Nuevo Orden es el que tratan de imponernos, si uno humano y cultural en que todos los seres humanos tengamos los mismos derechos y obligaciones y seamos capaces de convivir en paz, o si uno en el que todos seamos una especie de servidores o esclavos de unos pocos o una elite. En este sentido, y si la planificación existe –y es incuestionable que así es-, quienes están comandando el cambio al Nuevo Orden son los poderes existentes, y, por las maniobras de implantación que podemos observar cada día, se está utilizando la guerra y la rebelión para derribar opositores o tendencias incómodas en otras naciones, y la vía económica (crisis artificial o provocada) en los países de la órbita de los planificadores, todo ello a la vez que usando los medios y la cultura oficial se degradan los viejos valores con el fin de que los nuevos principios diseñados por los ingenieros del NO puedan ser implantados sin una resistencia violenta. Una planificación por etapas, en fin.

Divide et vincere. El antiquísimo aserto, no puede ser más idóneo para conseguir este propósito. Es previsible que, ya sea por misoneísmo o ya por rechazo directo, algunos grupos sociales se muestren contrarios a esta novedad, e incluso que eventualmente pudieran mostrarse violentos. En tal caso, nada mejor para hacer la transición de uno a otro sistema que disolver los grandes grupos tradicionales (partidos, sindicatos, etc.) en pequeños grupos sin fuerza o poder, ya sea comprándolos o manipulándolos, y aún a la misma ciudadanía ofrecerla tantas posibilidades ciertas o engañosas como sea posible, a fin de que se disgreguen en mil grupos, ninguno de los cuales tendrá fuerza suficiente como para oponerse al grueso del poder planificado. El exceso de información, veraz y falaz, se coagula así en una complicación del laberinto primigenio, especialmente por cuanto al individuo se le hurta su creencia unívoca y se le dota de mil teorías con visos de ser ciertas o creíbles, en ninguna de las cuales puede poner la totalidad de su credo, lo que le hace perder presión sobre un fin (dispersión de fuerza), o, visto desde la semejanza del laberinto, perderse en los ramales del mismo que no conducen a ninguna parte.

En este sentido, no hay duda de que los valores tradicionales de las sociedades han sido derribados sistemáticamente, perdiendo los ciudadanos sus escalas de valores y habiendo sustituidas éstas por la nada o, lo que vale lo mismo, por mil teorías o tendencias que no conducen a ninguna parte. Tal ha sucedido con las Fes, siendo que ahora Dios ya no es el Creador, sino un alien o algo por el estilo; Jesucristo ya no es Dios, sino un personaje histórico más o menos relevante para un grupo; los ángeles ya no son entes espirituales, sino alienígenas de Gamínedes o vaya usted a saber dónde; los pecados ya no son pecados, sino tendencias libres u orientaciones personales; los criminales ya son criminales, sino “productos sociales”; y los joputas ya no son joputas, sino personas con trastornos de la personalidad a los que hay que ayudar. Y así con todo, desde la cultura a la anticultura, siendo potenciado por el propio poder transformador el nacimiento de sectas, desvaríos o prototendencias que puedan dispersar la fuerza social.

Por más que forme parte del Ejército, el soldado no tiene la menor idea de las intenciones del Estado Mayor, ni el neófito o el adepto de los grados menores del secreto que se esconde en la cúspide la pirámide de su organización. En este mismo sentido, muchos sirven al fin último de esta transformación sin saber siquiera que lo hacen, a menudo porque en el estadio que se encuentran creen beneficiarse de la situación, cuando en realidad a la larga, una vez se implante el plan en todos sus extremos, sean éstos tan perjudicados como los demás. Los corruptos, adeptos, protolibérrimos, delirantes, psicópatas y visionarios, son, en gran medida, un excelente coadyuvante en la dispersión moral de la sociedad, empujando a importantes grupos de excelentes individuos a perderse en la tinieblas del laberinto sin un hilo de Ariadna que los pudiera devolver al origen.

Cualquiera que haya tenido interés en investigarlo, sabe que la inmensa mayoría de los productos habituales de consumo, e incluso sanitarios, son inventos militares, desde las conservas al Loctite, pasando por tejidos, instrumentos, técnicas e incluso Internet. Todo es militar, y los militares están a años luz de lo que existe en el mercado, como muy bien puede comprobarse en cada nuevo conflicto que se desata. Así, no hay ninguna razón en absoluto para poder suponer que todos esos OVNIs que se mueven por nuestros cielos erráticamente sean ingenios militares para desorientar a la población, como muy bien lo demuestra su estúpido proceder y su absoluta carencia de propósitos. No; no niego la existencia de vida en otras partes del universo, ni siquiera niego que puedan haber civilizaciones extraordinariamente avanzadas, pero sí que no tengan un propósito y un fin muy concreto y que vengan a esta esquina del cosmos a realizar piruetas y decorar nuestros cielos con lucecitas de colores. Por supuesto, de todos esos desvaríos de los contactados que son portavoces de los mensajes de arcángeles alienígenas (los profetas de la new age, cada uno con su desquicio inverificable), no diré sino que, en fin, los psiquiátricos están llenos de personas que juran por lo más sagrado que son Napoleón, Cristo o Cleopatra, aunque no caben en ellos quienes los dan crédito y los siguen a pies juntillas. Sin embargo, lejos de ser denostados por el Sistema debido a su estado delirante, son frecuentemente potenciados por él, aún a costo de cada tanto se suicide un colectivo para viajar en espíritu a Orión. Tal vez con este propósito nació YouTube. Nada es gratis, ya lo he dicho mil veces.

Marcianitos éstos que, curiosamente, tienen ahora la tendencia a realizar dibujitos en los trigales (agrogramas) de medio mundo, regalando crípticos mensajes a la humanidad sobre los temas más variados, curiosa y precisamente desde que el HAARP y sus sucedáneos están a pleno rendimiento. Una técnica de dispersión que me recuerda sobremanera al holograma de la Virgen María que los norteamericanos proyectaron sobre la bahía de La Habana en la cuba de Fidel, no hace tantos años, con el fin de que les diera un síncope religioso a los comunistas cubanos. Su tecnología, obviamente, ha resultado, y, como puede comprobarse, ninguno de los agrogramas supuestamente alienígenas ha aportado un solo dato novedoso que desborde los actuales conocimientos bien, pero bien terrestres: ni uno solo. ¿Cómo es posible, así las cosas, que gentes con dos dedos de frente den crédito a estos desvaríos o manipulaciones?...

No es infrecuente que lo que es realizado por medios o técnicas que el observador ignora sean tomados como milagrosos o, en una sociedad tecnológica como la nuestra, como provenientes de Hermanos Mayores de las estrellas. Es la deificación de la ignorancia, un fenómeno sobradamente conocido por todos cuantos han estudiado Historia Antigua. Y hoy, la tecnología disponible por las potencias, está a años luz de la tecnología al alcance de cualquier ciudadano, de modo que puede obrar “milagros” que el hombre poco o nada formado puede interpretar como un mensaje divino, especialmente si está favorecido por el conocimiento de la psiquis humana que tienen quienes juegan a esto y si a sus mensajes les añaden ciertos componentes místicos o aberrantes que parezcan ser detectados por los destinatarios después de ímprobos esfuerzos. El engaño, así, no puede ser más rotundo.

Más preocupante que todo esto, sin embargo, son las llamadas órdenes secretas o discretas, en las cuales suelen aglutinarse los personajes más influyentes de las sociedades, principalmente provenientes de la Economía, la Política o el Ejército (últimamente también de las Iglesias), quienes sabiéndolo o ignorándolo están sirviendo igualmente al establecimiento del NO, en buena medida porque esas órdenes o logias son las coordinadoras de las acciones y las unificadoras del pensamiento a ser implantado. Cierto que entre estos adeptos hay personas… comunes, digamos, sin grandes potenciales sociales; pero el grueso de las mismas está conformado por quienes tienen el potencial y la fuerza, y, como hoy sabemos, gran parte de los banqueros y políticos del mundo occidental (UE, España, EEUU, GB, Francia, etc.), son miembros de alto grado de esas logias. Algo que el gran público debiera saber acerca de sus pertenencias a estos credos, porque así como una fe puede ser algo privado para un ciudadano cualquiera (no tiene fuerza social alguna), debe ser conocido en un cargo público, pues que este credo y sus sometimientos pueden forzar que sus acciones públicas o encubiertas tengan un fin que el ciudadano que lo elige (supuestamente) considere contrario a sus intereses. Algo, por supuesto, que jamás sucederá.

Visto desde cierta perspectiva, OVNIs, crop-circles, visionarios, modas, contactados, pseudoprofetas, evolucionistas, escatólogos y demás delirantes, junto con maniacos, frikis y corruptos, no son sino dispersores de la fuerza social, encubridores cubiertos o encubiertos de un NO que se está implantando sin oposición en todo el mundo, en buena medida porque los ciudadanos, desarmados de sus escalas de valores tradicionales y abandonados en el laberinto del exceso de información, están perdidos y no tienen siquiera un santo al que volverle los rezos. Una masa muy moldeable, como la plastilina, que de tanto mirar a lo alto o de tratar de atisbar esplendorosos paraísos entre las tinieblas de la desinformación, no están viendo que les están robando su presente y futuro e imponiéndoles las cadenas de un NO en el que los más desalmados de la especie se están convirtiendo en los amos y señores del género humano.

Complicando el laberinto: Elenin, crop-circles, ovnis y otros desvaríos

El Sistema está realizando ímprobos y originales esfuerzos para dispersar las potencialidades ciudadanas que pudieran oponerse a la implantación del Nuevo Orden
Ángel Ruiz Cediel
miércoles, 11 de julio de 2012, 06:50 h (CET)
En muchas catedrales y en la mayoría de las culturas antiguas se verifica una recurrencia frecuente a los laberintos como símil del devenir humano. Así, el hombre se encuentra ante una enorme posibilidad de opciones para orientar su vida y sus actos, pero sólo una conduce al logro de sus aspiraciones más sublimes. En las catedrales, la salida del laberinto desemboca de cara al altar mayor, representación de la salvación del alma –objeto principal de la existencia para el creyente-.

El laberinto es, quizás, la mejor alegoría a la propia existencia, y no sólo en aquellas culturas remotas que lo utilizaban en este sentido, sino que incluso en nuestra actual y tecnológica cultura no ha dejado de tener vigencia, siendo frecuente que nos sintamos “hechos un lío”, “perdidos”, “confusos” o no sabiendo bien “qué hacer”, expresiones todas que directa o indirectamente hacen referencia al ancestral laberinto y nuestra posición en él.

A estas alturas de la Historia, hay que estar muy desinformado o ser muy ignorante para creer que las cosas o los hechos se dan porque sí, y tanto más si lo que está en juego es el poder o la organización social. No es que en este caso o en aquél haya una conspiración, sino que la misma conspiración es la base del ejercicio del poder. Nada puede instaurarse, y mucho menos ser modificado en cuanto a tendencias sociales, sin haber sido antes planificado con todo detalle y haberse previsto los inconvenientes o las oposiciones. Es la única manera de tener éxito, y esto es aplicable tanto a la mínima organización social (la familia), al grupo, a la empresa y, por supuesto con mucha mayor fuerza y planificación, a la organización social.

Es muy cierto que a la mayoría de las personas esto les pasa desapercibido, pero quienes han tenido tiempo y capacidad intelectual para razonar sobre estos extremos saben perfectamente, con o sin pruebas, que vivimos tiempos de cambio de paradigma y que la próxima estación en que va a desembocar la organización social se corresponde con un Nuevo Orden global bajo un único gobierno mundial. Cuestión de evolución de la especie, porque ese momento ha llegado. La cuestión es qué tipo de Nuevo Orden es el que tratan de imponernos, si uno humano y cultural en que todos los seres humanos tengamos los mismos derechos y obligaciones y seamos capaces de convivir en paz, o si uno en el que todos seamos una especie de servidores o esclavos de unos pocos o una elite. En este sentido, y si la planificación existe –y es incuestionable que así es-, quienes están comandando el cambio al Nuevo Orden son los poderes existentes, y, por las maniobras de implantación que podemos observar cada día, se está utilizando la guerra y la rebelión para derribar opositores o tendencias incómodas en otras naciones, y la vía económica (crisis artificial o provocada) en los países de la órbita de los planificadores, todo ello a la vez que usando los medios y la cultura oficial se degradan los viejos valores con el fin de que los nuevos principios diseñados por los ingenieros del NO puedan ser implantados sin una resistencia violenta. Una planificación por etapas, en fin.

Divide et vincere. El antiquísimo aserto, no puede ser más idóneo para conseguir este propósito. Es previsible que, ya sea por misoneísmo o ya por rechazo directo, algunos grupos sociales se muestren contrarios a esta novedad, e incluso que eventualmente pudieran mostrarse violentos. En tal caso, nada mejor para hacer la transición de uno a otro sistema que disolver los grandes grupos tradicionales (partidos, sindicatos, etc.) en pequeños grupos sin fuerza o poder, ya sea comprándolos o manipulándolos, y aún a la misma ciudadanía ofrecerla tantas posibilidades ciertas o engañosas como sea posible, a fin de que se disgreguen en mil grupos, ninguno de los cuales tendrá fuerza suficiente como para oponerse al grueso del poder planificado. El exceso de información, veraz y falaz, se coagula así en una complicación del laberinto primigenio, especialmente por cuanto al individuo se le hurta su creencia unívoca y se le dota de mil teorías con visos de ser ciertas o creíbles, en ninguna de las cuales puede poner la totalidad de su credo, lo que le hace perder presión sobre un fin (dispersión de fuerza), o, visto desde la semejanza del laberinto, perderse en los ramales del mismo que no conducen a ninguna parte.

En este sentido, no hay duda de que los valores tradicionales de las sociedades han sido derribados sistemáticamente, perdiendo los ciudadanos sus escalas de valores y habiendo sustituidas éstas por la nada o, lo que vale lo mismo, por mil teorías o tendencias que no conducen a ninguna parte. Tal ha sucedido con las Fes, siendo que ahora Dios ya no es el Creador, sino un alien o algo por el estilo; Jesucristo ya no es Dios, sino un personaje histórico más o menos relevante para un grupo; los ángeles ya no son entes espirituales, sino alienígenas de Gamínedes o vaya usted a saber dónde; los pecados ya no son pecados, sino tendencias libres u orientaciones personales; los criminales ya son criminales, sino “productos sociales”; y los joputas ya no son joputas, sino personas con trastornos de la personalidad a los que hay que ayudar. Y así con todo, desde la cultura a la anticultura, siendo potenciado por el propio poder transformador el nacimiento de sectas, desvaríos o prototendencias que puedan dispersar la fuerza social.

Por más que forme parte del Ejército, el soldado no tiene la menor idea de las intenciones del Estado Mayor, ni el neófito o el adepto de los grados menores del secreto que se esconde en la cúspide la pirámide de su organización. En este mismo sentido, muchos sirven al fin último de esta transformación sin saber siquiera que lo hacen, a menudo porque en el estadio que se encuentran creen beneficiarse de la situación, cuando en realidad a la larga, una vez se implante el plan en todos sus extremos, sean éstos tan perjudicados como los demás. Los corruptos, adeptos, protolibérrimos, delirantes, psicópatas y visionarios, son, en gran medida, un excelente coadyuvante en la dispersión moral de la sociedad, empujando a importantes grupos de excelentes individuos a perderse en la tinieblas del laberinto sin un hilo de Ariadna que los pudiera devolver al origen.

Cualquiera que haya tenido interés en investigarlo, sabe que la inmensa mayoría de los productos habituales de consumo, e incluso sanitarios, son inventos militares, desde las conservas al Loctite, pasando por tejidos, instrumentos, técnicas e incluso Internet. Todo es militar, y los militares están a años luz de lo que existe en el mercado, como muy bien puede comprobarse en cada nuevo conflicto que se desata. Así, no hay ninguna razón en absoluto para poder suponer que todos esos OVNIs que se mueven por nuestros cielos erráticamente sean ingenios militares para desorientar a la población, como muy bien lo demuestra su estúpido proceder y su absoluta carencia de propósitos. No; no niego la existencia de vida en otras partes del universo, ni siquiera niego que puedan haber civilizaciones extraordinariamente avanzadas, pero sí que no tengan un propósito y un fin muy concreto y que vengan a esta esquina del cosmos a realizar piruetas y decorar nuestros cielos con lucecitas de colores. Por supuesto, de todos esos desvaríos de los contactados que son portavoces de los mensajes de arcángeles alienígenas (los profetas de la new age, cada uno con su desquicio inverificable), no diré sino que, en fin, los psiquiátricos están llenos de personas que juran por lo más sagrado que son Napoleón, Cristo o Cleopatra, aunque no caben en ellos quienes los dan crédito y los siguen a pies juntillas. Sin embargo, lejos de ser denostados por el Sistema debido a su estado delirante, son frecuentemente potenciados por él, aún a costo de cada tanto se suicide un colectivo para viajar en espíritu a Orión. Tal vez con este propósito nació YouTube. Nada es gratis, ya lo he dicho mil veces.

Marcianitos éstos que, curiosamente, tienen ahora la tendencia a realizar dibujitos en los trigales (agrogramas) de medio mundo, regalando crípticos mensajes a la humanidad sobre los temas más variados, curiosa y precisamente desde que el HAARP y sus sucedáneos están a pleno rendimiento. Una técnica de dispersión que me recuerda sobremanera al holograma de la Virgen María que los norteamericanos proyectaron sobre la bahía de La Habana en la cuba de Fidel, no hace tantos años, con el fin de que les diera un síncope religioso a los comunistas cubanos. Su tecnología, obviamente, ha resultado, y, como puede comprobarse, ninguno de los agrogramas supuestamente alienígenas ha aportado un solo dato novedoso que desborde los actuales conocimientos bien, pero bien terrestres: ni uno solo. ¿Cómo es posible, así las cosas, que gentes con dos dedos de frente den crédito a estos desvaríos o manipulaciones?...

No es infrecuente que lo que es realizado por medios o técnicas que el observador ignora sean tomados como milagrosos o, en una sociedad tecnológica como la nuestra, como provenientes de Hermanos Mayores de las estrellas. Es la deificación de la ignorancia, un fenómeno sobradamente conocido por todos cuantos han estudiado Historia Antigua. Y hoy, la tecnología disponible por las potencias, está a años luz de la tecnología al alcance de cualquier ciudadano, de modo que puede obrar “milagros” que el hombre poco o nada formado puede interpretar como un mensaje divino, especialmente si está favorecido por el conocimiento de la psiquis humana que tienen quienes juegan a esto y si a sus mensajes les añaden ciertos componentes místicos o aberrantes que parezcan ser detectados por los destinatarios después de ímprobos esfuerzos. El engaño, así, no puede ser más rotundo.

Más preocupante que todo esto, sin embargo, son las llamadas órdenes secretas o discretas, en las cuales suelen aglutinarse los personajes más influyentes de las sociedades, principalmente provenientes de la Economía, la Política o el Ejército (últimamente también de las Iglesias), quienes sabiéndolo o ignorándolo están sirviendo igualmente al establecimiento del NO, en buena medida porque esas órdenes o logias son las coordinadoras de las acciones y las unificadoras del pensamiento a ser implantado. Cierto que entre estos adeptos hay personas… comunes, digamos, sin grandes potenciales sociales; pero el grueso de las mismas está conformado por quienes tienen el potencial y la fuerza, y, como hoy sabemos, gran parte de los banqueros y políticos del mundo occidental (UE, España, EEUU, GB, Francia, etc.), son miembros de alto grado de esas logias. Algo que el gran público debiera saber acerca de sus pertenencias a estos credos, porque así como una fe puede ser algo privado para un ciudadano cualquiera (no tiene fuerza social alguna), debe ser conocido en un cargo público, pues que este credo y sus sometimientos pueden forzar que sus acciones públicas o encubiertas tengan un fin que el ciudadano que lo elige (supuestamente) considere contrario a sus intereses. Algo, por supuesto, que jamás sucederá.

Visto desde cierta perspectiva, OVNIs, crop-circles, visionarios, modas, contactados, pseudoprofetas, evolucionistas, escatólogos y demás delirantes, junto con maniacos, frikis y corruptos, no son sino dispersores de la fuerza social, encubridores cubiertos o encubiertos de un NO que se está implantando sin oposición en todo el mundo, en buena medida porque los ciudadanos, desarmados de sus escalas de valores tradicionales y abandonados en el laberinto del exceso de información, están perdidos y no tienen siquiera un santo al que volverle los rezos. Una masa muy moldeable, como la plastilina, que de tanto mirar a lo alto o de tratar de atisbar esplendorosos paraísos entre las tinieblas de la desinformación, no están viendo que les están robando su presente y futuro e imponiéndoles las cadenas de un NO en el que los más desalmados de la especie se están convirtiendo en los amos y señores del género humano.

Noticias relacionadas

No voy a matarme mucho con este artículo. La opinión de mi madre Fisioterapeuta, mi hermana Realizadora de Tv y mía junto a la de otras aportaciones, me basta. Mi madre lo tiene claro, la carne le huele a podrido. No puede ni verla. Sólo desea ver cuerpos de animales poblados de almas. Mi hermana no puede comerla porque sería como comerse uno de sus gatos. Y a mí me alteraría los niveles de la sangre, me sentiría más pesada y con mayor malestar general.

En medio de la vorágine de la vida moderna, donde la juventud parece ser el estándar de valor y el ascensor hacia el futuro, a menudo olvidamos el invaluable tesoro que representan nuestros ancianos. Son como pozos de sabiduría, con profundas raíces que se extienden hasta los cimientos mismos de nuestra existencia. Sin embargo, en muchas ocasiones, son tratados como meros objetos de contemplación, relegados al olvido y abandonados a su suerte.

Al conocer la oferta a un anciano señor de escasos recursos, que se ganaba su sobrevivencia recolectando botellas de comprarle su perro, éste lo negó, por mucho que las ofertas se superaron de 10 hasta 150 dólares, bajo la razón: "Ni lo vendo, ni lo cambio. El me ama y me es fiel. Su dinero, lo tiene cualquiera, y se pierde como el agua que corre. El cariño de este perrito es insustituible; su cariño y fidelidad es hermoso".

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto