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Se ha colgado más  medallas que el resto de atletas entrevistados hasta el día de hoy juntos. Una por cada día que van a durar los próximos Juegos de Londres. Pero a pesar de este palmarés inigualable, es también la más desconocida de todos ellos, por eso era obligatorio cerrar esta primera sección de las 2+12 con las buenas vibraciones que siempre transmite la que será en unos meses nuestra atleta paralímpica más laureada.
 

¿Nos podría presentar a Teresa Perales?

Soy una nadadora de 36 años, con una discapacidad que hace que vaya en silla de ruedas y compita en los Juegos Paralímpicos. Luchadora, apasionada con todo lo que hago en mi vida y muy fuerte de cabeza.

Hablamos de Paralímpicos y enseguida queremos conocer la historia detrás del atleta. Pero dieciséis medallas después, más que espíritu de superación lo suyo ya roza el abuso...

[Risas] ¡Nunca jamás me lo imaginé! Ni siquiera pensaba en ganar una triste medalla. Empecé a nadar por casualidad, supongo que como mucha gente que sufre un percance de discapacidad. Yo había sido karateka, y lógicamente ya no pude seguir practicándolo, así que un día de verano me fui a la piscina y vi que me proporcionaba algo que no encontraba fuera de ella. La libertad de poderme mover a mis anchas, sin necesitar a nadie ni a nada. Cuando volví a Zaragoza me apunté a un club, al CAI Deporte Adaptado, y empecé a nadar con ellos sin pensar en competir, más como rehabilitación. Pero el primer día, y algo que me ha quedado grabado, el entrenador se me acercó y me dijo: “Teresa, eres un diamante en bruto que podemos pulir”.

La progresión parece imparable. Salió de Sídney sin probar el oro, se llevó dos en Atenas y en China subió la apuesta hasta las tres doradas. ¿Apuntamos cuatro para 2012?

¡Qué más quisiera yo! ¿Dónde hay que poner la firma? Va a ser muy complicado. Mis rivales más directas en Pekín ya no están, pero ha llegado una nueva generación con una progresión muchísimo mayor que la de las otras nadadoras. Ahora tengo que luchar contra mi propio físico, no por la discapacidad, sino por la edad. Cuatro años más pesan mucho. Además ha habido un embarazo de por medio, y tengo un pequeñajo de dos añitos que no entiende por qué mamá está cansada por las tardes. Tras entrenar, a la noche, estoy muerta.

¿En qué pruebas le podremos ver dentro del Aquatics Centre?

Voy a nadar en 50 libre, 100 libre, 200 libre, 50 mariposa, 100 braza y 200 estilos. ¡No me voy a aburrir!


" La puesta en marcha del Plan ADO Paralímpico ha sido nuestro mayor éxito"


Está igualada con Purificación Santamarta y Xavi Torres en número de medallas conseguidas. ¿Cómo afronta el reto de ser la española más laureada de la historia?

Suena muy fuerte. Empecé a pensarlo desde Pekín, cuando me lo dijeron desde el Comité, y ha sido uno de los motivos por los que he querido seguir compitiendo hasta Londres. Tengo muchas ganas e ilusión por conseguirlo. ¡Es solo una medalla más y ya está!

¿Cuáles son las diferencias que percibe con mayor rapidez entre los Juegos que ve por la tele 33 días antes y en los que luego le toca participar?

La mayor diferencia es sin duda la atención de los medios de comunicación. Es el pez que se muerde la cola. Entiendo que esto tiene que generar dinero y se busca lo que la gente quiera ver. Pero también si saliera más veces la gente se engancharía mucho más al deporte paralímpico. Quizá como nosotros vivimos en un entorno que demanda el deporte paralímpico, con amigos, familiares…, sientes que la gente quiere vernos. Pero no sé si la sociedad está preparada.

Más allá de esa carencia mediática, ¿se le está dando al movimiento paralímpico la fuerza que necesita o echan en falta un mayor compromiso?

Nos sentimos bastante respaldados. Siempre he dicho que la puesta en marcha del Plan ADO Paralímpico (ADOP) ha sido nuestro mayor éxito. Tuvimos un impulso importante con los Juegos de Barcelona, pero parecía que desde Barcelona hasta Atenas la cosa se había quedado un poco en el aire. Con el Plan ADOP el panorama ha cambiado completamente. Tengo un montón de compañeros que están en centros de alto rendimiento con deportistas olímpicos, y para mí esta convivencia es importantísima. Al final todos hacemos lo mismo. Yo he tenido la oportunidad, en el CAR de Sierra Nevada, de entrenar con diferentes selecciones como la de aguas abiertas o la de natación, y creo que en ese momento se dieron cuenta de que estábamos las mismas horas en el agua, en el gimnasio... Claro que a mí me lleva algo más de tiempo, pero el esfuerzo es exactamente igual.

Si hablamos de dinero, el pastel más pequeño es siempre para ustedes.

Institucionalmente tenemos apoyo, pero siempre vamos a pedir más. A mí no me sirve aquello de que “es que sois el 10% de la población” y por eso recibimos el 10% del presupuesto. Porque mi esfuerzo no es el 10%, ¡es el 100%! Solo este año, por ejemplo, le dedico a entrenar desde las 9:45 de la mañana hasta las 17:00 de la tarde, de forma casi ininterrumpida salvo el ratito de comer. Y por eso me gustaría que económicamente se reconociera un poquito más.


"Me he dado cuenta de que la política es tremendamente dura, que es muy fácil criticar desde fuera y parece todo permitido."


Fue la encargada de defender a Madrid como una ciudad amable con el discapacitado en su intento de conseguir los Juegos de 2016. ¿Lo ve más claro para 2020?

Me da un poco de lástima porque no creo que llegue al 2020, ¡por lo menos no como deportista! [risas] Pero me haría muchísima ilusión ver unos Juegos Olímpicos y Paralímpicos aquí en España otra vez, en Madrid, donde además se ha conseguido unidad de país. Es una candidatura de todos. Lo viví desde muy de dentro, con mucha ilusión, porque siempre que voy a unos Juegos está todo hecho, y aquí pude ver cómo se presentaba en Lausanne, en Copenhague, fue una experiencia de la que no me olvidaré nunca jamás.

Este ánimo y fuerza que transmite en todo lo que hace está muy ligado a su 'teoría del espiralismo', que ha sido la base para un documental del mismo nombre. ¿En qué consiste?

Es muy fácil de resumir. Uno tiene que crearse su propia espiral de optimismo y felicidad. Depende de ti. No está mal el ser ambicioso, pero de vez en cuando hay que pararse un poquito y valorar lo que tienes alrededor. Somos demasiado exigentes y queremos siempre más, y más y más, y aunque es normal, hay que darse cuenta lo mucho que tenemos. Si yo solo me hubiese fijado en que iba en silla de ruedas es lo que hubiera transmitido al resto de la gente. Afortunadamente, decidí que esto no iba a ser un handicap para mí, demostrar en el día a día que soy mucho más que una discapacidad y que se olviden de la silla de ruedas. Esto a veces es un inconveniente, ¡porque luego también se olvidan de que hay escalones!

Se ha unido al club de atletas que se han metido también en la vida política. Como parte activa en ambos mundos, ¿cree que puede existir una convivencia sana o mejor ahorrarnos cualquier tipo de mezcla?

Tiene que ser una convivencia sana. De hecho, creo que lo sano lo aportamos casi todo los deportistas. Estamos acostumbrados a una filosofía de vida que es “entrena mucho y consigue tus objetivos”, y esto supone que aunque un día te salgan mal las cosas vendrá otro que sea mejor si sigues trabajando. Esto es muy importante en política, porque es muy frustrante. Me he dado cuenta de que es tremendamente dura, que es muy fácil criticar desde fuera y parece todo permitido. La gente puede decir o escribir lo que quiera sobre ti, y eso a veces se hace muy difícil. Nosotros podemos aportar el espíritu olímpico, el ‘fair play’, hacer las cosas con deportividad, que creo que son valores muy importantes en las negociaciones. Pero sobre todo, me quedo con que es algo muy duro.

Dijo que Londres sería su adiós olímpico, pero Río no parece ya tan lejano. ¿Irá a por tus quintos Juegos Olímpicos?

¡Ya no sé que decir! En Atenas y en Pekín siempre decía que eran mis últimos Juegos Olímpicos, y esta es la primera vez que no lo pienso. No sé si esto quiere decir que lo van a ser de verdad… Creo que no, no me voy a retirar. Me hace ilusión que mi hijo me pueda ver competir, y además enterándose de que me está viendo competir. Ahora ve cualquier campeonato de natación en la tele y dice “¡mira, mamá!”. En Río de Janeiro ya será lo suficientemente mayorcito para saber lo que es competir.