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No podríamos entender los Juegos Olímpicos sin los miles de periodistas que acuden cada cuatro años a cubrir la mayor orgía deportiva del planeta. Son las caras y las voces que nos acompañan durante dos semanas de excitantes récords y profundas decepciones. Diario Siglo XXI debutará en Londres, con toda la ilusión del mundo pero con la experiencia en obras. Por eso os traemos a quien alcanzará este verano sus sextos Juegos consecutivos. Ernest Riveras es el Manel Estiarte o el García Bragado de los micrófonos, y su conocimiento sobre el mundo olímpico nos permitirá entender la relación particular que existe entre medios de comunicación y Juegos Olímpicos.

¿Qué Juegos Olímpicos nos esperan este verano?

Si me lo preguntaras en Singapur el año 2005, cuando le otorgaron los Juegos a Londres, te diría que había muchos interrogantes sobre la mesa. Eran unos Juegos virtuales, sobre papel, que se ganaron por la comunicación. Pero siete años después, creo que van a ser unos grandes Juegos. No hay un gran fervor popular, pero sí que está todo el país volcado por hacerlo bien. Además, tienen el añadido de venir después de los de Pekín, que fueron grandiosos. Mil trescientos millones de personas detrás, con un gobierno preocupado solamente por tener éxito y de alguna manera limpiar su nombre en muchas cosas. Creo que Londres estará a la altura. Instalaciones brillantes, organización impecable, seguramente sobresaturados con seguridad y problemas de transporte, pero recordaremos una gran competición. ¡El único pero es que hará frío! Si al final, por ejemplo, se ven unos 100 metros lloviendo queda feo, pero es algo que no se puede controlar.

Con los cinco aros las audiencias se miden en miles de millones, ¿estamos ante el evento más global?

Absolutamente. Hay otros muchos acontecimientos deportivos en el mundo que concitan gran interés como los mundiales de fútbol, otros sitios donde se les va la vida con el rugby, el atletismo... Pero no pueden compararse a los 204 comités nacionales de todos los países del mundo que van a participar en los Juegos. Durante 16 días, cada lugar tiene un atleta que va a estar allá, mientras por ejemplo en fútbol son 24 selecciones o en rugby hay lugares donde ni se disputa. Parece que se paralice el planeta y todos están pendientes de los Juegos. Aunque no le guste a la FIFA o a otras organizaciones que acogen grandes campeonatos, es el gran acontecimiento deportivo planetario.

Hablamos de veintiséis deportes y treinta y nueve disciplinas diferentes. ¿Cómo se establecen jerarquías en RTVE a la hora de emitir una u otra competición?

Los Juegos democratizan mucho los deportes. Hay disciplinas que en otro momento no resistirían la competencia con los grandes deportes mediáticos que conocemos en España, pero en los Juegos uno es capaz de programar un partido de vóley playa por encima de un partido de balonmano o baloncesto. Primero porque es el gran acontecimiento global, segundo por la espectacularidad de las imágenes y el despliegue tecnológico de RTVE y finalmente porque son los mejores deportistas del mundo en cada disciplina. En el caso de España tenemos muchos participantes que durante toda la Olimpiada, desde que terminan unos Juegos hasta que empiecen los siguientes, los medios no les hacemos ni caso, pero en el año olímpico empezamos a echar mano del palmarés y ves que tenemos campeones de Europa y del mundo, medallistas por aquí y por allá. Y entonces das taekwondo o esgrima en directo, algo que no daríamos en otras ocasiones, porque sabes que hay oportunidad de tocar metal. La jerarquía se establece en función de que compitan españoles, con opciones de medalla, y por supuesto los momentos más espectaculares. Un partido de tenis de mesa con los chinos es una maravilla en sí mismo, pero en otros momentos ni nos plantearíamos el ponerlo.

"Si ya las webs han dejado en el banquillo a los periódicos, lo de Twitter es algo fulminante, un salto hacia delante importante"

Es la borrachera mediática que acompaña a muchos atletas en los Juegos. ¿Qué es más habitual? ¿El reproche por la falta de atención el resto del año o el agradecimiento por ese protagonismo cuatrienal?

Un poco de todo. Está el que cuando llega el momento dice "¡pues ahora no quiero hablar!" y otros que te dan las gracias por ese seguimiento los dieciséis días. La mayoría está en un término medio, con un poco de rabia interna. Hay gente que ha hecho grandes resultados en un campeonato del mundo y casi no ha salido ni en el Telediario y luego, en cambio, fallan en la semifinal de los Juegos y les llegan palos por todas partes. En general existe un poco de resignación en este aspecto. Parece inútil luchar contra ello y los deportistas van con la idea de sacar rendimiento a los Juegos y bienvenida sea esa presión mediática. Pero el periodista tiene que ser justo y, aunque haya habido una decepción competitiva, contar la desilusión sin cebarse. 

Vivimos en una época irrepetible de éxito multidisciplinar. Baloncesto, tenis, motor, balonmano, ciclismo, ... En cambio, su protagonismo sigue comprometido a un éxito de gran relevancia internacional. ¿Qué beneficios aporta a los medios promover un monopolio futbolístico?

Hemos caído en esa trampa que dice que al público le damos lo que demanda y por lo tanto damos fútbol. Es cierto que cuando das un partido de fútbol la audiencia es bestial. Es el deporte rey en España, e intentar obviar eso sería del género tonto. Lo que no tenemos es que volvernos locos y pensar que el fútbol llena todo. Cuando no hay competición, es injusto abrir los informativos de lunes a viernes con los entrenamientos de Barça o Madrid, con que este ha hecho un acto publicitario o que el otro se ha tirado un pedo o se ha levantado con el pelo revuelto. Muchos deportes están ahí currándoselo, con gran éxito, y aportando muchísimas cosas a la cultura de España, no solo deportiva. En cambio, no les damos ninguna bola. Deberíamos intentar desde los medios romper ese círculo vicioso. Pero es muy complicado. Fíjate que me da hasta miedo que cuando la Selección se clasifica para los Juegos perdamos la referencia de que el fútbol es solo uno más de los veintiséis deportes. No está ni entre los cuatro reyes de los Juegos (baloncesto, natación, atletismo y gimnasia), pero asusta imaginar un panorama donde los Juegos son el fútbol de España y veinticinco deportes más. Tendríamos que educar a la audiencia para el cambio, poco a poco, aunque repito que es algo muy difícil.

Salirse del rumbo es casi un suicidio económico. ¿Tiene Teledeporte sus días contados?

No, tampoco digamos eso. Se ha especulado mucho sobre el cierre de Teledeporte pero es solo un rumor, intencionado o no, que todavía no tiene ningún viso de realidad. A lo mejor te digo esto ahora y en septiembre ya no estamos, pero ahora mismo esa posibilidad no tiene ninguna carta de credibilidad. Más allá de Teledeporte, el problema es redefinir el papel de la radiotelevisión pública en España. Aquí pasa una cosa muy curiosa. La gente nos dice por qué no damos el Giro con Purito o el Mundial de atletismo en Daegu y a la vez se quejan de los anuncios en Telecinco con las motos. Los grandes acontecimientos valen mucho dinero, y los pagan las empresas que tienen publicidad, las privadas. O se la dota de un presupuesto que le permita dar en abierto los eventos que reclama el público general sin publicidad, o no hacemos nada. La BBC, por ejemplo, lo tiene clarísimo. Cada ciudadano paga su impuesto por tener una televisión fortísima, todo el día produciendo, y que lo da todo.


"Tengo marcada la semifinal contra Yugoslavia. La escuché de madrugada por RNE, estando arrestado y limpiando perolas en la cocina"


Lo que parece seguro es que será una de las cadenas con mayor protagonismo en el verano olímpico. ¿Qué cobertura tienen preparada para Londres 2012?

Veinticuatro horas en Teledeporte, por el día desde las 9:00 hasta la 1:00 con la competición y por la noche con redifusiones. La 1 además va a dar una cobertura mucho mayor a lo habitual en los Juegos. Normalmente se dejaba solo para los grandes acontecimientos pero ahora va a estar mucho más presente. En breve haremos la presentación oficial para que estéis todos enterados.

Internet ha permitido aumentar la interactividad entre espectador y periodista (@ErnestRiveras es un gran twitero). ¿Cómo valora esta última revolución mediática?

Si ya las webs han dejado en el banquillo a los periódicos, lo de Twitter es algo fulminante, un salto hacia delante importante. Hay que tener cuidado con la intención de la gente que publica, las cuentas deben ser las oficiales de cada uno y sobre todo no intentar siempre ser el primero en decirlo todo. No debe convertirse en una competición. Me acuerdo el día que se murió Simoncelli en Malasia que había gente como loca por ser el primero en dar la noticia, olvidándose de lo que significaba que había fallecido. Sin morbo, sin maldad, pero con el objetivo de ser el primero en decir que estaba muerto, sin reflexionar sobre todo lo que suponía. Twitter es una aportación muy positiva, pero tiene su peligro.

El COI prohíbe, incluso a los espectadores, subir a redes sociales imágenes o vídeos de lo que suceda en los Juegos. Como parte del sector audiovisual, ¿considera que se protegen los derechos de las televisiones o alguien intenta traspasar la línea?

El Comité Olímpico va a querer controlar qué cosas se escriben, aquello que se publica en la Villa olímpica o las sedes de competición, porque también tenemos que continuar preservando la privacidad de la gente. A cualquier cosa que tenga que ver con el individuo propietario de la cuenta de Twitter no se le puede poner ningún tipo de cortapisa, no tendría ningún sentido. Yo puedo hacer lo que quiera dentro de mi libertad, pero no puedo aprovecharme y sacar personas ajenas indiscriminadamente. Lo que el COI quiere es que cada uno escriba o saque sus fotos, pero que no afecte a terceros. Imagínate a Nadal en la Villa Olímpica, el objeto de deseo que puede ser para 10500 atletas de todo el mundo. Con Twitter todos nos convertimos en periodistas, pero mucha gente no lo es, y no es capaz de respetar el sentido común o la deontología del periodismo. Más allá de eso, sería ridículo intentar restringir nada.

'Inspire a generation' es el lema de Londres 2012, en referencia al legado que siempre deja en la gente una competición de este nivel. ¿Qué tres momentos olímpicos, que haya seguido por televisión, le han marcado con más fuerza?

¿Antes de Barcelona? Mi primer recuerdo nítido son los Juegos de Montreal. He visto vídeos de Abebe Bikila o nadar a Mark Spitz, pero con el americano, por ejemplo, no tengo claro si fue en directo o en películas, reportajes en el telediario... Mi mente no lo discierne. Pero tengo claro que a partir de Montreal 76 sí que los vi en vivo, y me di cuenta de la magia que representaban. Ahí me enamoré de los Juegos. Otra imagen muy poderosa fue en Seúl. Ya trabajaba en televisión, pero no me dio tiempo a llegar. Recuerdo la final de los 100 metros, a las seis de la mañana con Ben Johnson y Carl Lewis. Récord del mundo y al cabo de dos días el escándalo del doping. Una de los momentos, desgraciadamente, más potentes de la historia olímpica. Y otra cosa que recuerdo con mucha gracia es que los Juegos del 84 me pillaron estando en la mili, en la Base Aérea de Gando, en Las Palmas. Los tuve que ver a salto de mata, como podía, escuchando la radio. Me acuerdo del baloncesto, la medalla de plata, pero más que el último partido tengo marcada la semifinal contra Yugoslavia. La escuché de madrugada por RNE, estando arrestado y limpiando perolas en la cocina.


"Sería injusto que hubiese competición de motor en los Juegos. La democratización del deporte también se refiere a la posibilidad de que la gente de cualquier lugar del mundo, con menores medios, pueda luchar por las medallas"


La imagen que espera con más ganas este verano.

Tengo muchas ganas de ver a Nadal de abanderado en el desfile, va a ser muy impactante. Ver también hasta donde llegamos en el palmarés. Yo apostaba por 18-20 medallas, pero en los últimos días me ha dado un ataque de optimismo y creo que incluso podríamos superar las 22 de Barcelona. Ver como Phelps supera las 18 medallas de Larisa Latynina (NdA: la gimnasta ucraniana es la deportista con más medallas olímpicas de la historia) y también la final de los 100 metros. Usain Bolt parece intocable, pero le están creciendo los enanos. Blake, Powell o Gatlin están corriendo muy rápido, y hay que ver como llega Tyson Gay.

¿La más temida?

Un positivo de aquellos sonados, ilustres, que haga que la gente que no conoce vuelva con eso de que "todos están dopados", "no se puede competir a este nivel sin tomar algo" o como diríamos en catalán "no hi ha un pam de net", no hay nada limpio. Habrá algún caso seguro, y cualquiera de ellos es lamentable, pero el de una estrella, el que aglutina a los seguidores a su alrededor, es un gran palo. Por otro lado, yo ya he descartado hace tiempo la idea de un atentado, desde Atlanta, donde por milagro no me pilló aquella bomba en el parque olímpico. Pero están tan preocupados por la seguridad en Londres que casi me están haciendo pensar que son realmente un objetivo. A ver si esto de poner misiles, cazas, helicópteros y portaaviones en el Támesis es porque va en serio. Ojalá no sea así.

El COI evoluciona y con él los deportes olímpicos. Tras su estrecha relación con el mundo del motociclismo, ¿considera que motor y olimpismo son incompatibles?

Sería injusto. Cuando hablaba antes de la democratización del deporte también me refiero a la posibilidad de que gente de cualquier lugar del mundo, con menores medios, puedan luchar por las medallas. Si metes un deporte donde lo más importante es la mecánica, sabiendo que la mecánica depende del dinero, no es justo. Además estamos hablando de una competición deportiva entre hombres y mujeres. Es verdad que hay disciplinas como la hípica donde también dependes de un caballo, pero no hay que olvidar que también tiene su entrenamiento, puedes convertirlo en un gran competidor. Creo que el motor desvirtuaría el espíritu olímpico.

¿Algún consejo de última hora para todo aquel que esté preparando su aislamiento de tele y sofá durante los Juegos?

[Risas] Que haga entender a la familia que les quiere mucho aunque no les vaya a hacer caso durante dieciséis días y que lo disfruten. Es una cosa muy complicada de explicar para el que no lo siente, para el que no lo vive igual que tú. La suerte es que al menos son cada cuatro años, si pasara cada fin de semana sería un problema. Mi consejo es que no se dejen embaucar y lo vivan al máximo porque es algo irrepetible. Aunque no se pueda estar allí, esto es un "quiero verlo yo, no quiero que me lo cuenten".