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Etiquetas | Hablemos sin tapujos | Cataluña
“La inteligencia y el buen sentido se abren camino sin necesidad de artificios” J.W. Goethe

Lo que va de ayer a hoy y será mañana

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Los vientos, en ocasiones, son caprichosos y, cuando menos lo esperas, cambian de sentido; lo que, en ocasiones, y de esto saben muchos los bomberos, son capaces, lo mismo que de aumentar la potencia de un gran incendio, como, en el caso contrario, de convertir las llamas más altas en meros rescoldos inofensivos. Mucho nos tememos que, esta gran burbuja que se ha levantado en Cataluña, con la amenaza de los separatistas encabezados por Puigdemont, que declaraba, a los cuatro vientos, la decisión poco menos que imparable de una DUI como consecuencia de este disparatado, ilegal, fracasado y chapucero conato de consulta popular del 1.O; haya empezado a desinflarse después de la serie de acontecimientos que han tenido lugar, en la autonomía catalana, como consecuencia de aquella osada muestra del desatino de un pueblo.

Ni las duras advertencias del gobierno de Rajoy ni las, no menos explícitas, admoniciones de los dirigentes del Parlamento Europeo, en el sentido de que, una Cataluña independiente no tendría posibilidad alguna de continuar perteneciendo a ella; ni el consejo, en este caso más cercano y proveniente de sus propios servicios jurídicos, de la inviabilidad de semejante desafío, han sido suficientes para que, el fanático presidente separatista, renunciase a mantener inhiesta la bandera de la discordia con la estrella cubana de la rebelión, en contra la Constitución española y la unidad de España. No obstante, señores, contradiciendo una de las afirmaciones más repetidas por don Artur Mas, cuando desmentía la posibilidad de que los bancos y empresas catalanas, en el caso de que Cataluña se separase de España, iban a ir retirándose para trasladarse a otros países o a otros lugares de la nación española; apenas se barruntaron la remota posibilidad de que, la comunidad catalana, pudiera quedarse fuera del amparo de la nación española y, por añadidura fuera de la UE, negando la desbanda de empresas y, en especial de bancos, hemos podido comprobar que no han acertado, por la reacción inmediata del banco de Sabadell. CaixaBank, Gas Natural, Oryzon, y toda una retahíla de otras empresas que, como Abertis, Freixenet y Codorniu, etc. ya han anunciado que van a seguir el mismo camino, si se llega a consumar la anunciada ruptura.

Hoy, domingo, contrariamente a la mojigatería demostrada por la mayoría silenciosa de catalanes, que iba soportando con paciencia y con miedo de enfrentarse a los belicosos independentistas ,se ha sacudido el yugo y se ha manifestado en Barcelona, como colofón a diversas manifestaciones locales, que empezaron a exhibir, sin miedo alguno, las banderas de España junto a la señera catalana, manifestándose en contra de la separación de España; otros han invadido las calles vestidos de blanco, solicitando un entendimiento entre el gobierno catalán y el de la nación; pero, sin duda alguna, la que ha marcado un antes y un después respeto a la opinión de esta parte de los catalanes, que había permanecido silenciosa hasta este momento, han sido los cientos de miles de catalanes que, con independencia de sus ideas políticas y en un ambiente magnífico de entendimiento y confraternidad, se han lanzado a la calle para cubrir, con creces, toda la Vía Layetana y una parte del Paseo de Colón, para acabar, todos agrupados, escuchando unas palabras de Mario Vargas Llosa y del socialista Borrell, que han sido recibidos con ovaciones y aplausos por una multitud, que se ha guardado los insultos y las amenazas, para lanzar vítores a la unidad de España y aplausos para mantener a Cataluña en la nación española.

No sabemos, a ciencia cierta, lo que van a decidir hacer el señor Puigdemont y su guardia de honor separatista, los señores Junqueras, Turull, Forcadell y, el flamante “ministro de asuntos exteriores”, Raúl Romeva; pero lo que sí es evidente es lo que va a suceder en el caso de que se cometiese la estupidez de persistir en declarar la declaración unilateral de independencia, en la asamblea que va a tener lugar el próximo martes ( no pudieron celebrarla el lunes por haber sido declarada nula por el TC). Va a ser la mayor avalancha de deslocalizaciones y cambios de domicilio social de las empresas nunca conocida. Una multitud de ellas están a la expectativa de que esto pudiera suceder para lanzarse, en masa, a cambiar sus domicilios sociales a otras ubicaciones de la nación española. Los notarios catalanes han mantenido abiertas sus notarías para que, las empresas que lo deseasen, pudieran formalizar la documentación necesaria para alejarse del peligro inherente al hecho de que Cataluña, aunque fuere sólo por unas horas, pudiera quedar huérfana de cobertura europea y española.

Los que seguimos viviendo en Cataluña, sí hemos podido observar un cambio radical en localidades en las que la euforia de los separatistas, pensando que ya tenían asegurada la independencia, los mantenía en las calles, pensando que tenían la batalla ganada; lo que pretendían acrecentar con la presencia de multitud de casetas de propaganda de los partidos más extremistas, pidiendo la rápida declaración de la independencia. En efecto, hoy se han podido ver que aquellos aspavientos, miradas hoscas y convencimiento de que iban a conseguir su propósito; han quedado atemperados y, en muchos rostros, se ha apercibido el desencanto motivado por haber sido derrotados desde un frente del que no habían parado cuenta. La Economía no grita ni hace aspavientos, pero siempre, siempre es la que acaba derrotando a los ilusos que se creen que está en sus manos cambiar el orden de las cosas.

De todo lo que ha dicho el señor Borrell podríamos estar, en general, de acuerdo salvo en una parte en la que ha pretendido que nos olvidemos de aquellos que han colaborado en mantener la zozobra duranta los años que hemos estado amenazados por los independentistas. No, no estoy de acuerdo en no boicotear a aquellos empresarios, medios de comunicación o políticos que han contribuido con sus ayudas, sus contribuciones económicas, sus propagandas y sus mentiras, intentando vender la anunciada independencia de Cataluña como lo mejor que podría hacer el pueblo catalán, al que siempre pintaban como una víctima del resto de España y, en especial, de Madrid, a pesar de que, la capital de España, siempre ha sido menos favorecida que el resto de autonomías, en el reparto de la financiación que cada una de ellas perciben del Estado. No, no voy a comprar cava de marcas catalanas que no se hayan declarado contrarias al referendo, cómo no voy a comprar más productos de Gallina Blanca, cuando nos hemos enterado de que son propietarios de un diario separatista denominado “ARA”. La familia Carulla se ha significado en el llamado “process”, por consiguiente, que le compren sus productos los que estén de acuerdo con esta postura. Esto es lo que tiene el mezclar política con actividades industriales o comerciales.

Y un aviso, en esta ocasión para el Gobierno de España. Ya sabemos que el señor Sánchez, desaparecido en combate, cuando se calmen las cosas volverá a salir con su proyecto de dialogar con los separatistas. Tomen nota aquellos que defiendan semejante propuesta, porque deberán saber que, muchos de estos españoles y catalanes que hoy han invadido una parte de Barcelona, van a estar muy atentos a la forma en la que se va a tramitar este otro proceso de vuelta a la normalidad constitucional; lo que no impide que los procesos judiciales, en contra de todos estos dirigentes separatistas que se han levantado en contra de la nación española, sigan su curso y, por otra parte, sería de todo punto absurdo y contraproducente que, si se ha de negociar un retorno a la legalidad, se volviera a hacer con los mismos que han estado al frente de este intento de golpe de Estado. Tampoco se deberá negociar nada de financiación fuera del Senado o de los ámbitos de las negociaciones del Gobierno con todas las autonomías del Estado, cuando se deba tratar de la financiación de cada una de ellas.

El PSOE del señor Sánchez tendrá mucho que explicar a los españoles respeto a los motivos que le han impulsado a mantener una actitud tan equívoca respeto al apoyo al Gobierno cuando, por una parte se mostraba dispuesto a apoyar a Rajoy en el caso extremo de que llegara a proclamar la independencia el señor Puigdemont; pero ha puesto una serie de salvedades, apoyándose en pretender seguir culpando al Gobierno de no haber sabido dialogar con la Generalitat, un tema que, por si solo, se desmonta si tenemos en cuenta que, en cada ocasión en la que el Gobierno ha estado dispuesto a dialogar, el tema estrella que le han propuesto los políticos catalanes, ha sido el de encontrar la forma en la que fuera factible una Cataluña independiente. Sigue tozudamente emperrado en una solución que no la entiende más que él: una España nación de naciones o, lo que parece ser: una España federal; algo de lo que los separatistas catalanes no quieren ni oír hablar.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, entendemos que la situación, si hacemos caso a los acontecimientos de esta semana pasada, ha dejado de ser tan favorable al independentismo catalán y, por el contrario, el horizonte de cara al futuro empieza a dar señales de tener solución, aunque, siempre queda la incógnita, de lo que van a terminar haciendo el señor Puigdemont y sus secuaces.

Lo que va de ayer a hoy y será mañana

“La inteligencia y el buen sentido se abren camino sin necesidad de artificios” J.W. Goethe
Miguel Massanet
lunes, 9 de octubre de 2017, 07:45 h (CET)
Los vientos, en ocasiones, son caprichosos y, cuando menos lo esperas, cambian de sentido; lo que, en ocasiones, y de esto saben muchos los bomberos, son capaces, lo mismo que de aumentar la potencia de un gran incendio, como, en el caso contrario, de convertir las llamas más altas en meros rescoldos inofensivos. Mucho nos tememos que, esta gran burbuja que se ha levantado en Cataluña, con la amenaza de los separatistas encabezados por Puigdemont, que declaraba, a los cuatro vientos, la decisión poco menos que imparable de una DUI como consecuencia de este disparatado, ilegal, fracasado y chapucero conato de consulta popular del 1.O; haya empezado a desinflarse después de la serie de acontecimientos que han tenido lugar, en la autonomía catalana, como consecuencia de aquella osada muestra del desatino de un pueblo.

Ni las duras advertencias del gobierno de Rajoy ni las, no menos explícitas, admoniciones de los dirigentes del Parlamento Europeo, en el sentido de que, una Cataluña independiente no tendría posibilidad alguna de continuar perteneciendo a ella; ni el consejo, en este caso más cercano y proveniente de sus propios servicios jurídicos, de la inviabilidad de semejante desafío, han sido suficientes para que, el fanático presidente separatista, renunciase a mantener inhiesta la bandera de la discordia con la estrella cubana de la rebelión, en contra la Constitución española y la unidad de España. No obstante, señores, contradiciendo una de las afirmaciones más repetidas por don Artur Mas, cuando desmentía la posibilidad de que los bancos y empresas catalanas, en el caso de que Cataluña se separase de España, iban a ir retirándose para trasladarse a otros países o a otros lugares de la nación española; apenas se barruntaron la remota posibilidad de que, la comunidad catalana, pudiera quedarse fuera del amparo de la nación española y, por añadidura fuera de la UE, negando la desbanda de empresas y, en especial de bancos, hemos podido comprobar que no han acertado, por la reacción inmediata del banco de Sabadell. CaixaBank, Gas Natural, Oryzon, y toda una retahíla de otras empresas que, como Abertis, Freixenet y Codorniu, etc. ya han anunciado que van a seguir el mismo camino, si se llega a consumar la anunciada ruptura.

Hoy, domingo, contrariamente a la mojigatería demostrada por la mayoría silenciosa de catalanes, que iba soportando con paciencia y con miedo de enfrentarse a los belicosos independentistas ,se ha sacudido el yugo y se ha manifestado en Barcelona, como colofón a diversas manifestaciones locales, que empezaron a exhibir, sin miedo alguno, las banderas de España junto a la señera catalana, manifestándose en contra de la separación de España; otros han invadido las calles vestidos de blanco, solicitando un entendimiento entre el gobierno catalán y el de la nación; pero, sin duda alguna, la que ha marcado un antes y un después respeto a la opinión de esta parte de los catalanes, que había permanecido silenciosa hasta este momento, han sido los cientos de miles de catalanes que, con independencia de sus ideas políticas y en un ambiente magnífico de entendimiento y confraternidad, se han lanzado a la calle para cubrir, con creces, toda la Vía Layetana y una parte del Paseo de Colón, para acabar, todos agrupados, escuchando unas palabras de Mario Vargas Llosa y del socialista Borrell, que han sido recibidos con ovaciones y aplausos por una multitud, que se ha guardado los insultos y las amenazas, para lanzar vítores a la unidad de España y aplausos para mantener a Cataluña en la nación española.

No sabemos, a ciencia cierta, lo que van a decidir hacer el señor Puigdemont y su guardia de honor separatista, los señores Junqueras, Turull, Forcadell y, el flamante “ministro de asuntos exteriores”, Raúl Romeva; pero lo que sí es evidente es lo que va a suceder en el caso de que se cometiese la estupidez de persistir en declarar la declaración unilateral de independencia, en la asamblea que va a tener lugar el próximo martes ( no pudieron celebrarla el lunes por haber sido declarada nula por el TC). Va a ser la mayor avalancha de deslocalizaciones y cambios de domicilio social de las empresas nunca conocida. Una multitud de ellas están a la expectativa de que esto pudiera suceder para lanzarse, en masa, a cambiar sus domicilios sociales a otras ubicaciones de la nación española. Los notarios catalanes han mantenido abiertas sus notarías para que, las empresas que lo deseasen, pudieran formalizar la documentación necesaria para alejarse del peligro inherente al hecho de que Cataluña, aunque fuere sólo por unas horas, pudiera quedar huérfana de cobertura europea y española.

Los que seguimos viviendo en Cataluña, sí hemos podido observar un cambio radical en localidades en las que la euforia de los separatistas, pensando que ya tenían asegurada la independencia, los mantenía en las calles, pensando que tenían la batalla ganada; lo que pretendían acrecentar con la presencia de multitud de casetas de propaganda de los partidos más extremistas, pidiendo la rápida declaración de la independencia. En efecto, hoy se han podido ver que aquellos aspavientos, miradas hoscas y convencimiento de que iban a conseguir su propósito; han quedado atemperados y, en muchos rostros, se ha apercibido el desencanto motivado por haber sido derrotados desde un frente del que no habían parado cuenta. La Economía no grita ni hace aspavientos, pero siempre, siempre es la que acaba derrotando a los ilusos que se creen que está en sus manos cambiar el orden de las cosas.

De todo lo que ha dicho el señor Borrell podríamos estar, en general, de acuerdo salvo en una parte en la que ha pretendido que nos olvidemos de aquellos que han colaborado en mantener la zozobra duranta los años que hemos estado amenazados por los independentistas. No, no estoy de acuerdo en no boicotear a aquellos empresarios, medios de comunicación o políticos que han contribuido con sus ayudas, sus contribuciones económicas, sus propagandas y sus mentiras, intentando vender la anunciada independencia de Cataluña como lo mejor que podría hacer el pueblo catalán, al que siempre pintaban como una víctima del resto de España y, en especial, de Madrid, a pesar de que, la capital de España, siempre ha sido menos favorecida que el resto de autonomías, en el reparto de la financiación que cada una de ellas perciben del Estado. No, no voy a comprar cava de marcas catalanas que no se hayan declarado contrarias al referendo, cómo no voy a comprar más productos de Gallina Blanca, cuando nos hemos enterado de que son propietarios de un diario separatista denominado “ARA”. La familia Carulla se ha significado en el llamado “process”, por consiguiente, que le compren sus productos los que estén de acuerdo con esta postura. Esto es lo que tiene el mezclar política con actividades industriales o comerciales.

Y un aviso, en esta ocasión para el Gobierno de España. Ya sabemos que el señor Sánchez, desaparecido en combate, cuando se calmen las cosas volverá a salir con su proyecto de dialogar con los separatistas. Tomen nota aquellos que defiendan semejante propuesta, porque deberán saber que, muchos de estos españoles y catalanes que hoy han invadido una parte de Barcelona, van a estar muy atentos a la forma en la que se va a tramitar este otro proceso de vuelta a la normalidad constitucional; lo que no impide que los procesos judiciales, en contra de todos estos dirigentes separatistas que se han levantado en contra de la nación española, sigan su curso y, por otra parte, sería de todo punto absurdo y contraproducente que, si se ha de negociar un retorno a la legalidad, se volviera a hacer con los mismos que han estado al frente de este intento de golpe de Estado. Tampoco se deberá negociar nada de financiación fuera del Senado o de los ámbitos de las negociaciones del Gobierno con todas las autonomías del Estado, cuando se deba tratar de la financiación de cada una de ellas.

El PSOE del señor Sánchez tendrá mucho que explicar a los españoles respeto a los motivos que le han impulsado a mantener una actitud tan equívoca respeto al apoyo al Gobierno cuando, por una parte se mostraba dispuesto a apoyar a Rajoy en el caso extremo de que llegara a proclamar la independencia el señor Puigdemont; pero ha puesto una serie de salvedades, apoyándose en pretender seguir culpando al Gobierno de no haber sabido dialogar con la Generalitat, un tema que, por si solo, se desmonta si tenemos en cuenta que, en cada ocasión en la que el Gobierno ha estado dispuesto a dialogar, el tema estrella que le han propuesto los políticos catalanes, ha sido el de encontrar la forma en la que fuera factible una Cataluña independiente. Sigue tozudamente emperrado en una solución que no la entiende más que él: una España nación de naciones o, lo que parece ser: una España federal; algo de lo que los separatistas catalanes no quieren ni oír hablar.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, entendemos que la situación, si hacemos caso a los acontecimientos de esta semana pasada, ha dejado de ser tan favorable al independentismo catalán y, por el contrario, el horizonte de cara al futuro empieza a dar señales de tener solución, aunque, siempre queda la incógnita, de lo que van a terminar haciendo el señor Puigdemont y sus secuaces.

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No voy a matarme mucho con este artículo. La opinión de mi madre Fisioterapeuta, mi hermana Realizadora de Tv y mía junto a la de otras aportaciones, me basta. Mi madre lo tiene claro, la carne le huele a podrido. No puede ni verla. Sólo desea ver cuerpos de animales poblados de almas. Mi hermana no puede comerla porque sería como comerse uno de sus gatos. Y a mí me alteraría los niveles de la sangre, me sentiría más pesada y con mayor malestar general.

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