“La ideología del bien llamada EPP” es el título del nuevo libro de la guerrilla marxista que enfrenta al gobierno del cura Fernando Lugo, el gran fraude ideológico fabricado por la prensa hegemónica paraguaya. El material bibliográfico arranca con la frase de José Martí: “El verdadero hombre no mira de qué lado se vive mejor, sino de qué lado está el deber, y ese es el único hombre práctico cuyo sueño de hoy será la ley de mañana, porque el que haya puesto los ojos en las entrañas universales y visto hervir los pueblos llameantes y ensangrentados, en la artesa de los siglos, sabe que el porvenir, sin una excepción, está del lado del deber”.
Y, ciertamente, posicionarse a la izquierda del espectro político es una temeridad en el Paraguay, donde las organizaciones campesinas buscan por estos días afanosamente a cuarenta campesinos desaparecidos luego de una masacre en Curuguaty. El episodio, ignominioso por donde se mire, terminó de convencer a muchos de la verdadera identidad política oculta tras la fantochada luguista, hoy aglutinada en el Frente Guasu.
En el material, a través de su líder Alcides Oviedo, el EPP toma distancia de los “Escribidores alquilados a los ricos tenemos bastante en Paraguay; son quienes por todos los medios buscan embellecer el orden social y político de los oligarcas. Algunos son abiertamente obsecuentes, otros dan un apoyo “crítico” siendo sus “críticas” a la sociedad y al gobierno burgués unas extremas vulgaridades que se reducen a cuestiones sin importancia; no entran para nada a cuestionar sus fundamentos”.
En una de sus reflexiones, el libro señala respecto a la prensa hegemónica que urdió el engaño de la izquierda fraudulenta del luguismo: “Los ignorantes periodistas empeoran su situación al no percatarse de su propia ceguera intelectual. Decía Nicolás de Cusa que existe un tipo de ignorancia que es docta. Es aquella en que quien la padece se da cuenta de ella. Es la “docta ignorancia”. Darse cuenta de las propias limitaciones constituye el primer paso para superarlas, para salir adelante. Pero los periodistas paraguayos sometidos al capital tratan, por todos los medios, de convertir su ignorancia en una virtud; con esto se convierten en una desgracia completa”.
Opinólogos, analistas, juristas, encuestadores y chismosos profesionales se suman a los mediocres periodistas en la tarea de buscar embellecer el mundo burgués, señala en su libro Alcides Oviedo.
La “realidad” que los analistas utilizan como materia prima se reduce al mundillo deformado –enfoca- presentado por los malos periodistas criollos. Sus análisis se reducen a unas descripciones bastante mal hechas de realidades imaginarias. Sus grotescas cantinfladas no van en busca de causas reales de los problemas “analizados”. Se quedan con las apariencias en unas pueriles exposiciones de subjetividades.
Y apunta sobre una especie en particular, el de los “especialistas” en Farándula: El caso de los chismosos profesionales es patético. La decadente prensa burguesa paraguaya se ha convertido en caldo de cultivo para que crezcan chismosos personajes vulgares, mediocres y ridículos que hasta tienen la desfachatez de querer exigir que se los traten como gente seria. Para el EPP no hay espacio para las dudas, en lo que se refiere al origen del luguismo: “El advenimiento de Fernando Lugo a la presidencia de la república del Paraguay se hizo posible gracias al patrocinio de los EEUU de Norteamérica. Estados Unidos prohibió a los colorados la impugnación de la candidatura del obispo y controló al (Tribunal Superior de Justicia Electoral) TSJE, para que actuara en beneficio de la Alianza Patriótica para el Cambio, es decir, de su protegido Lugo”.
Lo anunciamos en su momento, en sucesivas críticas que todavía pueden hallarse en la web, como aquella publicada un mes antes del triunfo “histórico” de Lugo el 20 de abril del 2008. Ver: http://www.aporrea.org/internacionales/a53579.html
Hoy la evidencia está a la vista de todos: las ONG regadas con dólares de USAID como Gestión Local o Casa de la Juventud, mamparas de Tekojoja y el Pmas, eran exactamente lo que vaticinamos, y el contubernio de éstos con la prensa hegemónica de ultraderecha subsidiada por la embajada norteamericana de Asunción, fue lo que nos llevó al nefasto presente que el Paraguay le toca vivir.