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Es incomprensible que, a estas alturas, Puigdemont, Junqueras, Turull y el señor Trapero sigan en sus puestos, sin haber sido detenidos

El galleguismo de Rajoy y la traición de los mossos

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No por previsible, por denunciada y por odiosa que pueda resultar la situación de Cataluña, las manifestaciones independentistas y esta vergonzosa intentona, rodeada del morbo que siempre produce el enfrentamiento de las fuerzas del orden, en este caso la Guardia Civil y la policía nacional, la bellaquería y traición de los mandos de los mossos de escuadra; podemos entender que el Gobierno, que ha estado haciendo alarde de que este seudo referéndum que hoy está intentando desarrollarse, sin ninguna de las garantías legales que deben acompañar a semejantes consultas, iba a tener lugar; haya tenido la previsión de que, a última hora, le iban a fallar estrepitosamente las promesas del señor Trapero de colaborar para impedir la apertura de los locales electorales y la instalación de las urnas. Era evidente y así, modestamente, hace tiempo que lo hemos venido denunciando que, la fiabilidad de los mandos de la policía autonómica catalana era más que previsible que, en un último momento iba a quebrarse, ante la presión de sus jefes políticos separatistas, que han estado dominando el Gobern catalán a partir de que, aquellos otros mandos y políticos que ya se habían percatado, desde hace tiempo, de que la temeridad y erróneo planteamiento de C. Puigdemont; lo denunciaron y por ello fueron separados de sus puestos o, como muchos hicieron, decidieron dimitir antes de verse involucrados en el fanatismo suicida en el que el político catalán estaba obsesionado.

Para muchos españoles, que seguimos creyendo en España, nuestro Gobierno, el que viene encabezando desde hace ya más de una legislatura el señor Rajoy y todo el conjunto de sus ministros y asesores; lo que está sucediendo en Cataluña en estos momentos, en los que estoy escribiendo esta opinión, no es más que el resultado de una política equivocada respecto al problema catalán. Todo fue enfocado, por parte del Gobierno, basándose en que el contencioso catalán era, simplemente, cuestión de dinero, opinión que han mantenido hasta que ya ha sido demasiado tarde para rectificar, incluida la absurda intentona de la señora Sáez de Santamaría de llegar a acuerdos con los empresarios y personalidades catalanas, cuando ya era evidente que nadie, ni el mismo Puigdemont, podía volverse atrás de su discurso separatista porque, la voz de la calle, la de al menos un 50% de los catalanes, no lo hubiera entendido y menos lo hubiera aceptado.

Resultaba incomprensible que, la actitud del Gobierno, durante todos los años que lleva al frente de la nación española, haya sido la de ir aceptando, tolerando, esquivando y poniéndose de perfil, ante los continuos ataques al Estado de derecho, provocaciones, incumplimientos de sentencias, decisiones evidentemente contrarias a la Constitución (lengua española, educación, prohibición de rotular en español etc.), amenazas, desafíos, desobediencias y toda una serie de actitudes, cualquiera de las cuales, si se hubiera tratado de otro gobierno de cualquier estado europeo, no hubiera dudado ni un instante en utilizar la posibilidad de actuar, según está previsto en el artículo 155 de nuestra Carta Magna.

No ha sido así, se han retrasado las reacciones constitucionales, se ha estado más pendiente de la opinión del resto de partidos que del peligro de secesión y no sabemos, todavía, cuál va a ser el resultado de esta merienda de negros que los separatistas han organizado con este referendo del día de hoy. Lo que, si podemos anticipar y que se deriva claramente de las palabras que el señor, J.L. Ábalos, del PSOE, es de que la tregua que, a regañadientes, el señor Sánchez le había dado a Rajoy respecto al enfrentamiento con el separatismo catalán, no ha durado, ni siquiera, para todo este día de las votaciones. El socialista se ha apresurado a acusar al PP de ser incapaz de resolver el problema catalán mediante el diálogo ( todavía no hemos llegado a saber cuál es el que se puede tener, con los dirigentes separatistas, que satisfaga sus deseos de impulsar la separación de España); ha pretendido establecer una equidistancia entre la defensa de la unidad de España, por el PP del señor Rajoy, y las razones que, según ellos, tuvieran los soberanistas catalanes para enfrentarse a la legalidad constitucional y desobedecer las órdenes del TC convocando y llevando a cabo una consulta declarada ilícita.

Ya no hablemos de la actuación, prevista y cantada, de este personajillo, discípulo del señor Maduro, a quien no le importa nada España, desea acabar con la Constitución española y el orden establecido, llamado Pablo Iglesias, incapaz de ocultar sus teorías anarquistas empeñado en conseguir arrastrar a P.Sánchez, del PSOE, a una moción de censura en contra del gobierno de Rajoy para intentar apoderarse del poder y, una vez logrado su propósito, implantar en nuestro país un tipo de gobierno totalitario y dictatorial bajo el pretexto de que en España todo va mal ( una de sus frases favoritas). Ha sido el primero en sacar a relucir los presuntas “crueldades” y “opresión” ejercidas por las fuerzas del orden sobre los “inocentes e indefensos” ciudadanos que, de urna en urna, han ido siguiendo a la policía para situarse ante la puerta de los locales de las votaciones, para impedirle la entrada y provocar, con sus empujones, insultos y número, determinadas cargas de los agentes del orden para defender su propia seguridad. Como siempre, han aparecido presuntas víctimas, algunas de las cuales, que ya han sido desenmascaradas como reproducciones de víctimas de otras algaradas, producidas en lugares que nada tienen que ver con nuestro país.

No tiene recibo alguno escuchar a la señora vicepresidenta del Gobierno, señora Sáez de Santamaría, andarse con remilgos intentando no emitir su opinión sobre la evidente traición cometida por los mandos de los mossos de la policía catalana y su pasividad, mientras la policía nacional y la Guardia Civil se partían el pecho para conseguir neutralizar las urnas ilegales que, gracias a su pasividad, se habían podido instalar en los lugares de votación. Todavía no ha transcurrido el día de la votación, pero mucho nos tememos que, por este temor de quienes nos gobiernan de sobrepasarse, por no despertar la ira del resto de partidos, que ya maquinan el provecho político que van a sacar de la llamada “opresión” de la policía, cuando no debemos olvidar que, si actúa, no es por orden del Gobierno, sino que por instrucciones expresas del TSJC, que es quien ha asumido el mando de la operación, para evitar la consulta ilegal en Cataluña. Tenemos la casi convicción de que los verdaderos responsables de todo este denigrante espectáculo, que hemos presenciado del gobierno catalán; esta noche van a seguir durmiendo en sus casas sin que nadie haya tomado la decisión de que, lo primero que se debiera de haber hecho, era detenerlos y ponerlos a disposición de la Justicia, al tiempo que se tomaban las medidas oportunas para que, en Cataluña, no se moviera una hoja sin que fuera autorizado por el Gobierno de la nación.

Cuesta pensar que hayan debido ser nuestros cuerpos de policía y de la Guardia Civil los que se hayan visto obligados a intervenir, dominarse y aguantar los insultos y los ataques, dirigidos por los activistas, de las hordas que han actuado contra ellos. A mayor abundamiento, resulta que estos cuerpos de policía y Guardia Civil son los que cobran menos si se compara con los emolumentos que perciben los mossos de la Generalitat, que han sido los que han evitado comprometerse en la operación. Hay que decir que muchos policías u guardias civiles se prestaron a trasladarse a Cataluña sin pedir retribución alguna a cambio, para mantener la unidad de España. Ya es hora que se tomen medidas para que, por lo menos, se igualen los emolumentos de estos sacrificados policías y guardias civiles a los de estos mossos que, entre todos, a costa de nuestros impuestos, estamos pagando para que, cuando ha llegado el momento, se hayan arrugado y dejado lo peor para el resto de policías; que se han visto obligados a enfrentarse, ellos solos, con los fanáticos catalanistas que, como se ha demostrado, han estado intentando conseguir que hubiera víctimas para para poder exhibirlas y darlas a los representantes de la prensa extranjera para ayudarles a desprestigiar al Gobierno fuera de nuestras fronteras.

Así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, hemos presenciado lo que puede que sea uno de los días más amargos para los buenos españoles. Es evidente que los días que van a seguir a este 1º de octubre, nos van a dar la medida de si se va a seguir actuando en contra de este cáncer separatista, que ya lleva demasiados años convirtiendo la vida en Cataluña en un infierno para aquellos que no comulgan con sus ideas separatistas o si, una vez más se sigue tolerando o, incluso, se premie con más ayudas a estos chantajistas que piden la separación de España. Esperamos que la Justicia reclame a todos los responsables de estos intentos de secesión con toda la fuerza que le proporciona el Estado de derecho. Es posible que Podemos y el PSOE intenten sacar tajada para desacreditar la acción del Gobierno, aunque esta se haya reducido al mínimo que se podía esperar del enfrentamiento con los sediciosos. No obstante, deben tomar en cuenta que existe una mayoría silenciosa que, en caso de unas nuevas elecciones, es muy posible que a ambas formaciones les tenga preparada una sorpresa desagradable. Las urnas, a veces, tienen su especial forma de expresarse.

El galleguismo de Rajoy y la traición de los mossos

Es incomprensible que, a estas alturas, Puigdemont, Junqueras, Turull y el señor Trapero sigan en sus puestos, sin haber sido detenidos
Miguel Massanet
lunes, 2 de octubre de 2017, 08:12 h (CET)
No por previsible, por denunciada y por odiosa que pueda resultar la situación de Cataluña, las manifestaciones independentistas y esta vergonzosa intentona, rodeada del morbo que siempre produce el enfrentamiento de las fuerzas del orden, en este caso la Guardia Civil y la policía nacional, la bellaquería y traición de los mandos de los mossos de escuadra; podemos entender que el Gobierno, que ha estado haciendo alarde de que este seudo referéndum que hoy está intentando desarrollarse, sin ninguna de las garantías legales que deben acompañar a semejantes consultas, iba a tener lugar; haya tenido la previsión de que, a última hora, le iban a fallar estrepitosamente las promesas del señor Trapero de colaborar para impedir la apertura de los locales electorales y la instalación de las urnas. Era evidente y así, modestamente, hace tiempo que lo hemos venido denunciando que, la fiabilidad de los mandos de la policía autonómica catalana era más que previsible que, en un último momento iba a quebrarse, ante la presión de sus jefes políticos separatistas, que han estado dominando el Gobern catalán a partir de que, aquellos otros mandos y políticos que ya se habían percatado, desde hace tiempo, de que la temeridad y erróneo planteamiento de C. Puigdemont; lo denunciaron y por ello fueron separados de sus puestos o, como muchos hicieron, decidieron dimitir antes de verse involucrados en el fanatismo suicida en el que el político catalán estaba obsesionado.

Para muchos españoles, que seguimos creyendo en España, nuestro Gobierno, el que viene encabezando desde hace ya más de una legislatura el señor Rajoy y todo el conjunto de sus ministros y asesores; lo que está sucediendo en Cataluña en estos momentos, en los que estoy escribiendo esta opinión, no es más que el resultado de una política equivocada respecto al problema catalán. Todo fue enfocado, por parte del Gobierno, basándose en que el contencioso catalán era, simplemente, cuestión de dinero, opinión que han mantenido hasta que ya ha sido demasiado tarde para rectificar, incluida la absurda intentona de la señora Sáez de Santamaría de llegar a acuerdos con los empresarios y personalidades catalanas, cuando ya era evidente que nadie, ni el mismo Puigdemont, podía volverse atrás de su discurso separatista porque, la voz de la calle, la de al menos un 50% de los catalanes, no lo hubiera entendido y menos lo hubiera aceptado.

Resultaba incomprensible que, la actitud del Gobierno, durante todos los años que lleva al frente de la nación española, haya sido la de ir aceptando, tolerando, esquivando y poniéndose de perfil, ante los continuos ataques al Estado de derecho, provocaciones, incumplimientos de sentencias, decisiones evidentemente contrarias a la Constitución (lengua española, educación, prohibición de rotular en español etc.), amenazas, desafíos, desobediencias y toda una serie de actitudes, cualquiera de las cuales, si se hubiera tratado de otro gobierno de cualquier estado europeo, no hubiera dudado ni un instante en utilizar la posibilidad de actuar, según está previsto en el artículo 155 de nuestra Carta Magna.

No ha sido así, se han retrasado las reacciones constitucionales, se ha estado más pendiente de la opinión del resto de partidos que del peligro de secesión y no sabemos, todavía, cuál va a ser el resultado de esta merienda de negros que los separatistas han organizado con este referendo del día de hoy. Lo que, si podemos anticipar y que se deriva claramente de las palabras que el señor, J.L. Ábalos, del PSOE, es de que la tregua que, a regañadientes, el señor Sánchez le había dado a Rajoy respecto al enfrentamiento con el separatismo catalán, no ha durado, ni siquiera, para todo este día de las votaciones. El socialista se ha apresurado a acusar al PP de ser incapaz de resolver el problema catalán mediante el diálogo ( todavía no hemos llegado a saber cuál es el que se puede tener, con los dirigentes separatistas, que satisfaga sus deseos de impulsar la separación de España); ha pretendido establecer una equidistancia entre la defensa de la unidad de España, por el PP del señor Rajoy, y las razones que, según ellos, tuvieran los soberanistas catalanes para enfrentarse a la legalidad constitucional y desobedecer las órdenes del TC convocando y llevando a cabo una consulta declarada ilícita.

Ya no hablemos de la actuación, prevista y cantada, de este personajillo, discípulo del señor Maduro, a quien no le importa nada España, desea acabar con la Constitución española y el orden establecido, llamado Pablo Iglesias, incapaz de ocultar sus teorías anarquistas empeñado en conseguir arrastrar a P.Sánchez, del PSOE, a una moción de censura en contra del gobierno de Rajoy para intentar apoderarse del poder y, una vez logrado su propósito, implantar en nuestro país un tipo de gobierno totalitario y dictatorial bajo el pretexto de que en España todo va mal ( una de sus frases favoritas). Ha sido el primero en sacar a relucir los presuntas “crueldades” y “opresión” ejercidas por las fuerzas del orden sobre los “inocentes e indefensos” ciudadanos que, de urna en urna, han ido siguiendo a la policía para situarse ante la puerta de los locales de las votaciones, para impedirle la entrada y provocar, con sus empujones, insultos y número, determinadas cargas de los agentes del orden para defender su propia seguridad. Como siempre, han aparecido presuntas víctimas, algunas de las cuales, que ya han sido desenmascaradas como reproducciones de víctimas de otras algaradas, producidas en lugares que nada tienen que ver con nuestro país.

No tiene recibo alguno escuchar a la señora vicepresidenta del Gobierno, señora Sáez de Santamaría, andarse con remilgos intentando no emitir su opinión sobre la evidente traición cometida por los mandos de los mossos de la policía catalana y su pasividad, mientras la policía nacional y la Guardia Civil se partían el pecho para conseguir neutralizar las urnas ilegales que, gracias a su pasividad, se habían podido instalar en los lugares de votación. Todavía no ha transcurrido el día de la votación, pero mucho nos tememos que, por este temor de quienes nos gobiernan de sobrepasarse, por no despertar la ira del resto de partidos, que ya maquinan el provecho político que van a sacar de la llamada “opresión” de la policía, cuando no debemos olvidar que, si actúa, no es por orden del Gobierno, sino que por instrucciones expresas del TSJC, que es quien ha asumido el mando de la operación, para evitar la consulta ilegal en Cataluña. Tenemos la casi convicción de que los verdaderos responsables de todo este denigrante espectáculo, que hemos presenciado del gobierno catalán; esta noche van a seguir durmiendo en sus casas sin que nadie haya tomado la decisión de que, lo primero que se debiera de haber hecho, era detenerlos y ponerlos a disposición de la Justicia, al tiempo que se tomaban las medidas oportunas para que, en Cataluña, no se moviera una hoja sin que fuera autorizado por el Gobierno de la nación.

Cuesta pensar que hayan debido ser nuestros cuerpos de policía y de la Guardia Civil los que se hayan visto obligados a intervenir, dominarse y aguantar los insultos y los ataques, dirigidos por los activistas, de las hordas que han actuado contra ellos. A mayor abundamiento, resulta que estos cuerpos de policía y Guardia Civil son los que cobran menos si se compara con los emolumentos que perciben los mossos de la Generalitat, que han sido los que han evitado comprometerse en la operación. Hay que decir que muchos policías u guardias civiles se prestaron a trasladarse a Cataluña sin pedir retribución alguna a cambio, para mantener la unidad de España. Ya es hora que se tomen medidas para que, por lo menos, se igualen los emolumentos de estos sacrificados policías y guardias civiles a los de estos mossos que, entre todos, a costa de nuestros impuestos, estamos pagando para que, cuando ha llegado el momento, se hayan arrugado y dejado lo peor para el resto de policías; que se han visto obligados a enfrentarse, ellos solos, con los fanáticos catalanistas que, como se ha demostrado, han estado intentando conseguir que hubiera víctimas para para poder exhibirlas y darlas a los representantes de la prensa extranjera para ayudarles a desprestigiar al Gobierno fuera de nuestras fronteras.

Así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, hemos presenciado lo que puede que sea uno de los días más amargos para los buenos españoles. Es evidente que los días que van a seguir a este 1º de octubre, nos van a dar la medida de si se va a seguir actuando en contra de este cáncer separatista, que ya lleva demasiados años convirtiendo la vida en Cataluña en un infierno para aquellos que no comulgan con sus ideas separatistas o si, una vez más se sigue tolerando o, incluso, se premie con más ayudas a estos chantajistas que piden la separación de España. Esperamos que la Justicia reclame a todos los responsables de estos intentos de secesión con toda la fuerza que le proporciona el Estado de derecho. Es posible que Podemos y el PSOE intenten sacar tajada para desacreditar la acción del Gobierno, aunque esta se haya reducido al mínimo que se podía esperar del enfrentamiento con los sediciosos. No obstante, deben tomar en cuenta que existe una mayoría silenciosa que, en caso de unas nuevas elecciones, es muy posible que a ambas formaciones les tenga preparada una sorpresa desagradable. Las urnas, a veces, tienen su especial forma de expresarse.

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