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Las revoluciones de colores solo funcionan cuando sus intereses coinciden con los de la prensa mediática que defiende el neoliberalismo

Triste Fracaso del After Office Revolucionario

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Si algo puede sacarse en claro del fracaso del After Office Revolucionario que organizaron los leales al “cambio” que lidera el cura papá Fernando Lugo, es que las revoluciones de colores de los personeros de las ONG solo funcionan cuando coinciden con los intereses de la prensa mediática de derechas.

Ello explica el éxito inicial de la experiencia “revolucionaria”, cuando dejaron sin un salario mísero a unos diez mil contratados de la Justicia Electoral, acto enmarcado dentro del pensamiento único del neoliberalismo, que en Paraguay gobierna sin oposición en las mentes de los ciudadanos.

Evidentemente, cuando los intereses no coinciden del todo con los empresarios anticomunistas que manejan los medios de Paraguay, no hay apoyo posible para ninguna causa.

Ya lo demostraron en innumerables oportunidades las marchas campesinas, mucho más multitudinarias que las que pudieron reunirse con el After Office Revolucionario de los “indignados” paraguayos de las ONG que captan dólares de USAID, y que son empujadas por la prensa subsidiada por el NED.

Aunque en muchas oportunidades esas manifestaciones que reclamaban reforma agraria triplicaban o cuadruplicaban en número a las del After Office Revolucionario, nunca lograron conmover al Congreso, dado que no contaban con el visto bueno de los dueños de medios de Paraguay. Cuando el objetivo era despojar a diez mil ciudadanos casi carenciados de una pensión que les hubiera servido quizá para financiar sus estudios o, en el peor de los casos, para su misma sobrevivencia, los amos de la prensa corporativa no dudaron en dar su apoyo a la “revolución”.

Sin embargo, el apoyo se enfrió para el siguiente objetivo, que era intentar desbloquear las listas llamadas sábanas, una embestida contra los partidos políticos tradicionales del Paraguay para restarles la autoridad de determinar a sus propios candidatos.

Como muchos acostumbran manifestarse por causas que ni siquiera entienden bien y con objetivos desconocidos, no fue difícil encontrar a un buen número de “militantes” de la contra convencidos de que con el llamado “desbloqueo” de listas con seguridad el Paraguay gozaría en el futuro de un Parlamento atiborrado por estadistas geniales e impolutos que conducirían al pais a las cumbres luminosas de su destino de grandeza.

Desafortunadamente para tan noble fin, un escándalo más del inspirador de la maniobra diversiva agazapado detrás de las movilizaciones vino a enrarecer el ambiente el mismo día de la gloriosa gesta ciudadana.

Con los medios distraidos en trivialidades, la cosa se puso más difícil. Tanto que incapaces de digerir la derrota y la impotencia, los nobles luchadores terminaron ocasionando vandálicos destrozos en varios edificios de la capital de Paraguay.

No hubieran olvidado nuestros héroes del After Office Revolucionario la frase del cineasta Woody Allen refiriéndose al estallido de la revolución rusa, cuando afirmaba irónicamente que estalló sencillamente porque el pueblo descubrió que el Tsar y el Zar eran la misma persona.

Triste Fracaso del After Office Revolucionario

Las revoluciones de colores solo funcionan cuando sus intereses coinciden con los de la prensa mediática que defiende el neoliberalismo
Luis Agüero Wagner
jueves, 7 de junio de 2012, 07:01 h (CET)
Si algo puede sacarse en claro del fracaso del After Office Revolucionario que organizaron los leales al “cambio” que lidera el cura papá Fernando Lugo, es que las revoluciones de colores de los personeros de las ONG solo funcionan cuando coinciden con los intereses de la prensa mediática de derechas.

Ello explica el éxito inicial de la experiencia “revolucionaria”, cuando dejaron sin un salario mísero a unos diez mil contratados de la Justicia Electoral, acto enmarcado dentro del pensamiento único del neoliberalismo, que en Paraguay gobierna sin oposición en las mentes de los ciudadanos.

Evidentemente, cuando los intereses no coinciden del todo con los empresarios anticomunistas que manejan los medios de Paraguay, no hay apoyo posible para ninguna causa.

Ya lo demostraron en innumerables oportunidades las marchas campesinas, mucho más multitudinarias que las que pudieron reunirse con el After Office Revolucionario de los “indignados” paraguayos de las ONG que captan dólares de USAID, y que son empujadas por la prensa subsidiada por el NED.

Aunque en muchas oportunidades esas manifestaciones que reclamaban reforma agraria triplicaban o cuadruplicaban en número a las del After Office Revolucionario, nunca lograron conmover al Congreso, dado que no contaban con el visto bueno de los dueños de medios de Paraguay. Cuando el objetivo era despojar a diez mil ciudadanos casi carenciados de una pensión que les hubiera servido quizá para financiar sus estudios o, en el peor de los casos, para su misma sobrevivencia, los amos de la prensa corporativa no dudaron en dar su apoyo a la “revolución”.

Sin embargo, el apoyo se enfrió para el siguiente objetivo, que era intentar desbloquear las listas llamadas sábanas, una embestida contra los partidos políticos tradicionales del Paraguay para restarles la autoridad de determinar a sus propios candidatos.

Como muchos acostumbran manifestarse por causas que ni siquiera entienden bien y con objetivos desconocidos, no fue difícil encontrar a un buen número de “militantes” de la contra convencidos de que con el llamado “desbloqueo” de listas con seguridad el Paraguay gozaría en el futuro de un Parlamento atiborrado por estadistas geniales e impolutos que conducirían al pais a las cumbres luminosas de su destino de grandeza.

Desafortunadamente para tan noble fin, un escándalo más del inspirador de la maniobra diversiva agazapado detrás de las movilizaciones vino a enrarecer el ambiente el mismo día de la gloriosa gesta ciudadana.

Con los medios distraidos en trivialidades, la cosa se puso más difícil. Tanto que incapaces de digerir la derrota y la impotencia, los nobles luchadores terminaron ocasionando vandálicos destrozos en varios edificios de la capital de Paraguay.

No hubieran olvidado nuestros héroes del After Office Revolucionario la frase del cineasta Woody Allen refiriéndose al estallido de la revolución rusa, cuando afirmaba irónicamente que estalló sencillamente porque el pueblo descubrió que el Tsar y el Zar eran la misma persona.

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