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Etiquetas | La tronera | Cataluña
Este que escribe cursó la semana pasada un escrito argumentado a la ONU y a UNICEF la utilización de los niños catalanes como ‘escudos humanos’

Odio a lo español y niños como ‘escudos humanos’

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El nazismo, durante su periodo de expansión, utilizó a los niños para difundir su ideología. Aquello fue lo más indigno en que puede caer un ideólogo y una ideología. El final ya lo conocemos y la Historia no hace precisamente un balance positivo de las corrientes fascistas; máxime tras conocer las atrocidades contra seres humanos. Bien es verdad que, con muchos millones más de muertos, está el Comunismo aunque esto hoy no toca.

Bien, pues resulta que en Cataluña se están siguiendo los mismos métodos que en el nazismo y el fascismo tras el golpe de Estado perpetrado contra España. Niños con banderas presidiendo las calles y las manifestaciones; colegios e institutos pidiendo permiso a los padres para sacar a los niños en ‘manifas’, a modo de escudos humanos, alardeando de banderas separatistas y con cánticos de odio hacia España y cuanto suena a español. En este punto echo en falta a la Alta Inspección educativa en Cataluña; una prueba de que esa figura no ha servido para nada porque ha dejado hacer hasta límites insospechados e incontrolados: ahora llegan las quejas para vergüenza de la clase política.

Algo parecido ha ocurrido desde hace tiempo en la venezolana de Nicolás Maduro y, a pesar de las imágenes, lo niega permanentemente. Hay una cuestión que cada vez la tengo más clara: los problemas los crean los políticos --o no saben pararlos-- pero cuando se ven superados pasan la patata caliente a los jueces y estos se comen el marrón. Y así siempre, una y otra vez.

Este que escribe — como ciudadano, contribuyente en el Estado español y como profesor de educación de personas adultas-- la semana pasada cursó un escrito documentado y argumentado a la ONU y a UNICEF denunciando la utilización de los niños catalanes como ‘escudos humanos’, así como el odio mostrado por un sector del profesorado, y demostrando que la indignidad se había apoderado de las facciones más radicales de Cataluña. A esa denuncia acompañaba 25 fotografías de denigrantes situaciones, ejemplo de la indignidad, represión y del odio que se ha instalado en la sociedad catalana, así como del racismo, el ‘bullying’ y el desprecio a todo lo que no es catalán: pongo como ejemplo la presión y represión de un profesor independentista al hijo de un policía nacional para que dijera en clase quién era y a qué se dedicaba su padre.

El Gobierno ha dejado que el radicalismo de los independentistas y sus actos vandálicos se multiplicaran y ahora está teniendo problemas para detener esa corriente. Tanto los gobiernos del PSOE como los del PP se han limitado a dar dinero a manos llenas al catalanismo, pensando que con ello iban a callar bocas y ‘amansar a la fiera’, pero el independentismo es insaciable. Lo más duro e injusto de PSOE y PP es que, en muchos casos, se lo han quitado a las demás comunidades autónomas para dárselo a Cataluña; hasta el punto de recibir casi el 33% del pastel la región catalana y el resto a repartir (muy mal repartido) entre todas las demás comunidades autónomas. Si a ello unimos el dinero que Cataluña se ha llevado del FLA, entonces tenemos una comunidad autónoma que debe al Estado más de 130.000M de euros más una deuda histórica impresionante en cantidad.

Con esa injusticia llevada a cabo por los dos partidos mayoritarios se ha ido gestando un rencor y una desazón que ha acabado por explotar. Y lo ha hecho en el peor momento. A todos los problemas que se le acumulan al Gobierno, se une el frentismo de los estibadores que han encontrado el momento idóneo para asestar un duro golpe al Gobierno, pero en el trasero de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado; ha sido su respuesta a la ‘bajada de pantalones’ de los estibadores ante las exigencias de la Unión Europea.

Pintan bastos y no parece que dejen de pintarlos. A todo ese conglomerado de problemas se ha unido la cizaña que permanentemente difunden otros grupos de izquierda radical cuyo programa se sustenta en aquello de :” Cuanto peor, mejor”. Hablamos de ‘Podemos’, ‘Compromís’, Mareas y otras formaciones afines y cercanas a la banda terrorista, ETA.

El 1-O está próximo. El Gobierno se juega su permanencia y la Judicatura su credibilidad. Si fallan ambos, esa fractura que existe en la sociedad catalana puede acabar en guerra civil. Confieso que me gustaría equivocarme, pero también soy consciente de que mucha gente piensa como yo. Al tiempo.

Odio a lo español y niños como ‘escudos humanos’

Este que escribe cursó la semana pasada un escrito argumentado a la ONU y a UNICEF la utilización de los niños catalanes como ‘escudos humanos’
Jesús  Salamanca
martes, 26 de septiembre de 2017, 07:57 h (CET)
El nazismo, durante su periodo de expansión, utilizó a los niños para difundir su ideología. Aquello fue lo más indigno en que puede caer un ideólogo y una ideología. El final ya lo conocemos y la Historia no hace precisamente un balance positivo de las corrientes fascistas; máxime tras conocer las atrocidades contra seres humanos. Bien es verdad que, con muchos millones más de muertos, está el Comunismo aunque esto hoy no toca.

Bien, pues resulta que en Cataluña se están siguiendo los mismos métodos que en el nazismo y el fascismo tras el golpe de Estado perpetrado contra España. Niños con banderas presidiendo las calles y las manifestaciones; colegios e institutos pidiendo permiso a los padres para sacar a los niños en ‘manifas’, a modo de escudos humanos, alardeando de banderas separatistas y con cánticos de odio hacia España y cuanto suena a español. En este punto echo en falta a la Alta Inspección educativa en Cataluña; una prueba de que esa figura no ha servido para nada porque ha dejado hacer hasta límites insospechados e incontrolados: ahora llegan las quejas para vergüenza de la clase política.

Algo parecido ha ocurrido desde hace tiempo en la venezolana de Nicolás Maduro y, a pesar de las imágenes, lo niega permanentemente. Hay una cuestión que cada vez la tengo más clara: los problemas los crean los políticos --o no saben pararlos-- pero cuando se ven superados pasan la patata caliente a los jueces y estos se comen el marrón. Y así siempre, una y otra vez.

Este que escribe — como ciudadano, contribuyente en el Estado español y como profesor de educación de personas adultas-- la semana pasada cursó un escrito documentado y argumentado a la ONU y a UNICEF denunciando la utilización de los niños catalanes como ‘escudos humanos’, así como el odio mostrado por un sector del profesorado, y demostrando que la indignidad se había apoderado de las facciones más radicales de Cataluña. A esa denuncia acompañaba 25 fotografías de denigrantes situaciones, ejemplo de la indignidad, represión y del odio que se ha instalado en la sociedad catalana, así como del racismo, el ‘bullying’ y el desprecio a todo lo que no es catalán: pongo como ejemplo la presión y represión de un profesor independentista al hijo de un policía nacional para que dijera en clase quién era y a qué se dedicaba su padre.

El Gobierno ha dejado que el radicalismo de los independentistas y sus actos vandálicos se multiplicaran y ahora está teniendo problemas para detener esa corriente. Tanto los gobiernos del PSOE como los del PP se han limitado a dar dinero a manos llenas al catalanismo, pensando que con ello iban a callar bocas y ‘amansar a la fiera’, pero el independentismo es insaciable. Lo más duro e injusto de PSOE y PP es que, en muchos casos, se lo han quitado a las demás comunidades autónomas para dárselo a Cataluña; hasta el punto de recibir casi el 33% del pastel la región catalana y el resto a repartir (muy mal repartido) entre todas las demás comunidades autónomas. Si a ello unimos el dinero que Cataluña se ha llevado del FLA, entonces tenemos una comunidad autónoma que debe al Estado más de 130.000M de euros más una deuda histórica impresionante en cantidad.

Con esa injusticia llevada a cabo por los dos partidos mayoritarios se ha ido gestando un rencor y una desazón que ha acabado por explotar. Y lo ha hecho en el peor momento. A todos los problemas que se le acumulan al Gobierno, se une el frentismo de los estibadores que han encontrado el momento idóneo para asestar un duro golpe al Gobierno, pero en el trasero de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado; ha sido su respuesta a la ‘bajada de pantalones’ de los estibadores ante las exigencias de la Unión Europea.

Pintan bastos y no parece que dejen de pintarlos. A todo ese conglomerado de problemas se ha unido la cizaña que permanentemente difunden otros grupos de izquierda radical cuyo programa se sustenta en aquello de :” Cuanto peor, mejor”. Hablamos de ‘Podemos’, ‘Compromís’, Mareas y otras formaciones afines y cercanas a la banda terrorista, ETA.

El 1-O está próximo. El Gobierno se juega su permanencia y la Judicatura su credibilidad. Si fallan ambos, esa fractura que existe en la sociedad catalana puede acabar en guerra civil. Confieso que me gustaría equivocarme, pero también soy consciente de que mucha gente piensa como yo. Al tiempo.

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