Según el sociólogo Michel Maffesoli: “El tribalismo es un fenómeno cultural, antes que político, económico o social. Es una auténtica revolución espiritual; es una revolución de los sentimientos que pone énfasis en la alegría de la vida primitiva, de la vida nativa. Es una revolución que exacerba lo fundamental, lo estructural, lo primordial del arcaísmo. el tribalismo es la expresión social dominante de las sociedades posmodernas.
Es decir, las sociedades actuales tienden al tribalismo. Los individuos posmodernos hartos de la asepsia a la que sus sociedades los han limitado, hartos del aislamiento, de la falta de contacto, buscan ahora fundirse con los demás de diversas formas. Puede ser a través del contacto físico, sexual. A través de la identificación como grupo mediante ciertos atavíos, conductas… etc. O al menos eso es lo que Maffesoli no sólo pronostica, sino observa en las sociedades de todo el orbe. El ecologismo actual es otra forma más en la que las tendencias tribales de los individuos y sus sociedades se manifiestan.
El tribalismo trata pues, con las correspondientes consecuencias sociológicas que ello conlleva, de un desplazamiento que va del individuo con una identidad estable, que ejerce su función dentro de conjuntos contractuales, hacia la persona, con identificaciones múltiples, que desempeña papeles en tribus determinadas por sus elementos afectivos.”