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Efectivos del Cuerpo Nacional de Policía han arremetido duramente contra los mineros concentrados en Madrid en protesta por la política carbonífera actual

La mano suelta de la Policía Nacional

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Los efectivos de la Policía Nacional tienen la mano muy suelta últimamente y es que, desde un tiempo a esta parte, reparten a diestro y siniestro que se encuentre en el lugar menos inoportuno en el momento menos adecuado.

Y es que las fuerzas y orden de seguridad ciudadana llevan practicando más de un año. Empezaron a cogerle el gustillo con la evacuación de los concentrados a través de la Plataforma 15M (más conocidos como ‘Los indignados’) aglutinados en plazas de toda la geografía nacional. Continuaron su afán en Valencia arremetiendo contra los estudiantes que se manifestaban libremente mostrando su rechazo ante los recortes en educación. Después llegó Barcelona y ahora le toca a Madrid.

Y, ¿por qué Madrid? Pues porque como en el norte de España no hay grandes ciudades en las que repartir estopa, han pensado que lo mejor era toma una pequeña representación de Palencia, León y Asturias y, una vez todos juntos en las puertas del Ministerio de Industria, darles su parte del pastel.

Y ante esto, lo único que han hecho los mineros desplazados desde sus respectivas cuencas a la capital, ha sido manifestar su malestar, expresar su desacuerdo con la política carbonífera del Gobierno Central y protestar por el cierre de subvenciones y ayudas para la reconversión de sus respectivas zonas de acción.

Y para ello, los mineros tan solo han utilizado su voz y un poco de ruido con la ayuda de unos petardos, muy sonoros pero inofensivos a todas luces, mientras que, por parte de los agentes de seguridad han recibido pelotazos de goma y porrazos.

La Policía está para asegurarnos, para preservarnos de posibles delitos de terceros y de lo que los delincuentes puedan hacer. Estoy seguro que estos hombres y mujeres concentrados en Madrid no hicieron nada malo más allá que protestar por lo que es suyo: su sueldo y su trabajo.

Y lo más grave además de repartir, es que lo hacen sin mirar a quien se hace. Porque más allá de los mineros, un compañero de prensa allí presente con la única intención de cubrir el acto, y que ni pincha ni corta en este asunto, también fue agredido.

Últimamente más que policías, parecen caballos de carreras con un bisel a cada lado para solo mirar al frente. Cogen su pistola de pelotas de goma y su porra y a correr. Para ellos es toda una competición, el que más rápido acabe con su munición… ¡Gana!

La mano suelta de la Policía Nacional

Efectivos del Cuerpo Nacional de Policía han arremetido duramente contra los mineros concentrados en Madrid en protesta por la política carbonífera actual
Rubén Abad
viernes, 1 de junio de 2012, 07:28 h (CET)
Los efectivos de la Policía Nacional tienen la mano muy suelta últimamente y es que, desde un tiempo a esta parte, reparten a diestro y siniestro que se encuentre en el lugar menos inoportuno en el momento menos adecuado.

Y es que las fuerzas y orden de seguridad ciudadana llevan practicando más de un año. Empezaron a cogerle el gustillo con la evacuación de los concentrados a través de la Plataforma 15M (más conocidos como ‘Los indignados’) aglutinados en plazas de toda la geografía nacional. Continuaron su afán en Valencia arremetiendo contra los estudiantes que se manifestaban libremente mostrando su rechazo ante los recortes en educación. Después llegó Barcelona y ahora le toca a Madrid.

Y, ¿por qué Madrid? Pues porque como en el norte de España no hay grandes ciudades en las que repartir estopa, han pensado que lo mejor era toma una pequeña representación de Palencia, León y Asturias y, una vez todos juntos en las puertas del Ministerio de Industria, darles su parte del pastel.

Y ante esto, lo único que han hecho los mineros desplazados desde sus respectivas cuencas a la capital, ha sido manifestar su malestar, expresar su desacuerdo con la política carbonífera del Gobierno Central y protestar por el cierre de subvenciones y ayudas para la reconversión de sus respectivas zonas de acción.

Y para ello, los mineros tan solo han utilizado su voz y un poco de ruido con la ayuda de unos petardos, muy sonoros pero inofensivos a todas luces, mientras que, por parte de los agentes de seguridad han recibido pelotazos de goma y porrazos.

La Policía está para asegurarnos, para preservarnos de posibles delitos de terceros y de lo que los delincuentes puedan hacer. Estoy seguro que estos hombres y mujeres concentrados en Madrid no hicieron nada malo más allá que protestar por lo que es suyo: su sueldo y su trabajo.

Y lo más grave además de repartir, es que lo hacen sin mirar a quien se hace. Porque más allá de los mineros, un compañero de prensa allí presente con la única intención de cubrir el acto, y que ni pincha ni corta en este asunto, también fue agredido.

Últimamente más que policías, parecen caballos de carreras con un bisel a cada lado para solo mirar al frente. Cogen su pistola de pelotas de goma y su porra y a correr. Para ellos es toda una competición, el que más rápido acabe con su munición… ¡Gana!

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