Decía una vieja humorada que Cristóbal Colón fue el primer funcionario público, dado que usaba planos falsos, no sabía donde iba y viajaba por cuenta del estado, y lo corrobora la supuesta gira “oficial” que realiza el cura papá Fernando Lugo por varios parajes paradisíacos del continente asiático, y que quedó develada como un simple periplo turístico cuando la cancillería de Bang Kok aclaró que su reciente visita a Tailandia fue de carácter exclusivamente “privado”.
“El Ministerio de Asuntos Exteriores de Tailandia indicó que la visita del mandatario suramericano a Bangkok tiene carácter privado y no incluye una entrevista con la primera ministra, Yingluck Shinawatra, en viaje oficial a Australia” consignó a propósito la agencia noticiosa cubana Prensa Latina. Es decir, la visita a ese país simplemente respondió a sus deseos de saciar sus inquietudes turísticas por cuenta del erario público paraguayo, como acostumbra.
Ya la semana quedó de manifiesto el carácter esencialmente turístico de la gira de Lugo cuando apenas pisó la India, dado que su primera actividad “oficial” fue visitar el Taj Mahal, un complejo de edificios construido entre 1631 y 1654, en la ciudad de Agra, estado de Uttar Pradesh, a orillas del Yamuna, por el emperador musulmán Shah Jahan de la dinastía mogol. El imponente conjunto se erigió como un monumento funerario en honor de su esposa favorita, Arjumand Bano Begum, más conocida como Mumtaz Mahal.Lo que se puede afirmar con seguridad es que durante su estancia en este conocido “monumento al amor”, Lugo no habrá dedicado sus pensamientos a las madres de hijos no reconocidos que luchan por la identidad negada a sus hijos, como Benigna Leguizamón u Hortensia Morán.
Dicen las crónicas del catolicismo que Wojtyla fue el primer Papa en visitar una sinagoga, la de Roma, el 13 de abril 1986. En marzo del 2000 visitó el monumento nacional israelí del holocausto, el Yad Vashem, e hizo historia en Jerusalén tocando con su mano bendita el Muro de las Lamentaciones, lugar sagrado de los judíos, donde pidió perdón por las atrocidades cometidas contra ellos por su iglesia.
Wojtyla también fue el primero en oficiar una misa en Manila, ante ocho millones de personas, y en 1986 reunió en Asia ciento veinte representantes de todas las secas cristianas. En sus nueve viajes apostólicos al África visitó treinta y dos países, varias veces fue a Irlanda y a Portugal. No faltó su presencia en Guadalape y ni siquiera en Paraguay. En total, Juan Pablo II visitó durante su papado ciento treinta países, doscientas sesenta y nueve ciudades italianas y doscientas setenta y cuatro parroquias de Roma. Según cálculos de los cronistas, el “Papa Viajero” recorrió en total un millón trescientos mil kilómetros, el equivalente a más de tres viajes de la tierra a la luna.
Cuando se pensaba que ya nadie sería capaz de arrebatarle tales records, apareció en escena un promocionado cófrade suyo en Paraguay, que por desgracia llegaría a la primera magistratura de la nación. Es que si alguien está en condiciones de desafiar las marcas del Papa viajero, que recorría el mundo por cuenta de las opulentas arcas vaticanas, es el presidente que lo hace por cuenta del miserable Paraguay, Fernando Lugo. Tanto que recordando al Papa Juan Pablo II, el cura papá ya ha sido bautizado como “el presidente viajero”.
Tanto que algunos de sus seguidores de la red social twitter le dirigieron recientemente mensajes irónicos diciéndole que lo seguían desde Paraguay, y le solicitaban encarecidamente que incluya a este país en su gira. Otros afirmaban que una oficina organizadora de espectáculos y conciertos estaba gestionando la venida de Lugo al Paraguay.
Definitivamente si de algo no puede dudarse en Paraguay es que partir del advenimiento del gobierno arzobispal, el pueblo paraguayo viaja y se divierte a través de su principal representante, el cura papá Fernando Lugo.