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El malogrado gobierno del cura papá se irá dejando el amargo sabor de haber esperado sesenta años para muy poco

Fernando Lugo o la gran oportunidad malograda

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Se atribuye a Churchill haber dicho alguna vez que el éxito es aprender a ir de fracaso en fracaso sin desesperarse, algo para lo cual los paraguayos se han curtido en décadas y siglos de guerras impuestas, revoluciones en bicicleta y dictaduras crueles, al punto que soportar al actual gobierno del cura papá no requiere un esfuerzo sobrehumano.

Dicen que el éxito sin honor es un fracaso, y es lo que siguió a la llegada al gobierno de Lugo y su abigarrado séquito. No es difícil entender a qué punto puede llegar a desilusionar alguien que aparece en los medios como referente moral e impoluto y acaba enredado en escándalos deshonrosos, que lo llevan a figurar entre los mayores escándalos sexuales de políticos en toda la historia a nivel global.

Pero la decepción más grande la constituye el enorme fraude ideológico de mostrar como un “marxista y bolivariano obispo de los pobres” a un supuesto iluminado que acaba consolidando el poder económico y mediático sobre la política paraguaya.

Malogrado por escándalos personales


Fernando Lugo terminó malogrado por sus escándalos personales y pobre gestión, opina el sitio ANARKISMO.NET.  Se percibe en la frase la repercusión mundial alcanzada por los enredos de Lugo por paternidad irresponsable, en casos como los de Benigna Leguizamón u Hortensia Morán.

"El país está sumido en un debate electoral que llevará a las urnas al pueblo paraguayo a elegir a un nuevo presidente en 2013, que suceda a Fernando Lugo, malogrado por sus escándalos personales y después de una gestión que no ha dejado satisfechas muchas de las promesas de cambio en el país" afirma el sitio web. Ver: http://www.anarkismo.net/article/22824

Se menciona también al cacareado crecimiento económico obtenido por el país en el 2010, algo que ya es historia. Hoy la economía siente el golpe de las epidemias de aftosa que por negligencia de las autoridades no se pudo controlar, las exportaciones bajaron, y a ello se suman las sequías e inundaciones que afectan el Chaco.

El gobierno de Lugo, presentado en su momento como supuesto izquierdista, solo terminó consolidando la dependencia y al poder económico que hace décadas maneja el país. Su desempeño en materia de derechos humanos ha sido deplorable, al punto que le ocasionó roces con otros gobiernos de la región, como el que encabeza Cristina Fernández.

Sus pactos con la Colombia de Álvaro Uribe y con Estados Unidos en materia represiva lo alejaron de Hugo Chávez y demás aliados bolivarianos.  Ahora como ya es su costumbre, prepara un gira para estrechar lazos con toda la derecha del continente asiático, sobre todo con Taiwán, paria de la comunidad internacional, y que solo los países desprestigiados y mendicantes del orbe reconocen como estado soberano.

No en balde se ha dicho que no existe fórmula para el éxito, pero sí para el fracaso: tratar de agradar a todo el mundo. Es lo que ha hecho Lugo con la izquierda y la derecha, terminando en un mejunje que enredó a su gestión en sus propias contramarchas y le restó coherencia.

Afortunadamente, en pocos meses, la gran estafa política del fraudulento referente moral y falso teólogo de la liberación, apenas si será un triste recuerdo.  Ello aunque no parezcan verlo los herederos del bochorno y el fraude ideológico que hoy se aglutina en el autodenominado Frente Guasu.

La escasa atención que presta a ese conglomerado de personajes vinculados a ONG regadas por dólares de USAID y publicitado por prensa ligada al NED lo demuestra, aunque estén dispuestos a todo por seguir libando las mieles del poder.

Ya lo decía Oscar Wilde, la ambición es el último refugio de todo fracaso.

Fernando Lugo o la gran oportunidad malograda

El malogrado gobierno del cura papá se irá dejando el amargo sabor de haber esperado sesenta años para muy poco
Luis Agüero Wagner
lunes, 14 de mayo de 2012, 07:17 h (CET)
Se atribuye a Churchill haber dicho alguna vez que el éxito es aprender a ir de fracaso en fracaso sin desesperarse, algo para lo cual los paraguayos se han curtido en décadas y siglos de guerras impuestas, revoluciones en bicicleta y dictaduras crueles, al punto que soportar al actual gobierno del cura papá no requiere un esfuerzo sobrehumano.

Dicen que el éxito sin honor es un fracaso, y es lo que siguió a la llegada al gobierno de Lugo y su abigarrado séquito. No es difícil entender a qué punto puede llegar a desilusionar alguien que aparece en los medios como referente moral e impoluto y acaba enredado en escándalos deshonrosos, que lo llevan a figurar entre los mayores escándalos sexuales de políticos en toda la historia a nivel global.

Pero la decepción más grande la constituye el enorme fraude ideológico de mostrar como un “marxista y bolivariano obispo de los pobres” a un supuesto iluminado que acaba consolidando el poder económico y mediático sobre la política paraguaya.

Malogrado por escándalos personales


Fernando Lugo terminó malogrado por sus escándalos personales y pobre gestión, opina el sitio ANARKISMO.NET.  Se percibe en la frase la repercusión mundial alcanzada por los enredos de Lugo por paternidad irresponsable, en casos como los de Benigna Leguizamón u Hortensia Morán.

"El país está sumido en un debate electoral que llevará a las urnas al pueblo paraguayo a elegir a un nuevo presidente en 2013, que suceda a Fernando Lugo, malogrado por sus escándalos personales y después de una gestión que no ha dejado satisfechas muchas de las promesas de cambio en el país" afirma el sitio web. Ver: http://www.anarkismo.net/article/22824

Se menciona también al cacareado crecimiento económico obtenido por el país en el 2010, algo que ya es historia. Hoy la economía siente el golpe de las epidemias de aftosa que por negligencia de las autoridades no se pudo controlar, las exportaciones bajaron, y a ello se suman las sequías e inundaciones que afectan el Chaco.

El gobierno de Lugo, presentado en su momento como supuesto izquierdista, solo terminó consolidando la dependencia y al poder económico que hace décadas maneja el país. Su desempeño en materia de derechos humanos ha sido deplorable, al punto que le ocasionó roces con otros gobiernos de la región, como el que encabeza Cristina Fernández.

Sus pactos con la Colombia de Álvaro Uribe y con Estados Unidos en materia represiva lo alejaron de Hugo Chávez y demás aliados bolivarianos.  Ahora como ya es su costumbre, prepara un gira para estrechar lazos con toda la derecha del continente asiático, sobre todo con Taiwán, paria de la comunidad internacional, y que solo los países desprestigiados y mendicantes del orbe reconocen como estado soberano.

No en balde se ha dicho que no existe fórmula para el éxito, pero sí para el fracaso: tratar de agradar a todo el mundo. Es lo que ha hecho Lugo con la izquierda y la derecha, terminando en un mejunje que enredó a su gestión en sus propias contramarchas y le restó coherencia.

Afortunadamente, en pocos meses, la gran estafa política del fraudulento referente moral y falso teólogo de la liberación, apenas si será un triste recuerdo.  Ello aunque no parezcan verlo los herederos del bochorno y el fraude ideológico que hoy se aglutina en el autodenominado Frente Guasu.

La escasa atención que presta a ese conglomerado de personajes vinculados a ONG regadas por dólares de USAID y publicitado por prensa ligada al NED lo demuestra, aunque estén dispuestos a todo por seguir libando las mieles del poder.

Ya lo decía Oscar Wilde, la ambición es el último refugio de todo fracaso.

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Pienso, y esto no deja de ser una opinión exclusivamente personal, que la literatura debe estar escrita siempre desde el foco de la ilusión y la esperanza. Son los esenciales avituallamientos para la creatividad. No digo ya que las novelas deban tener un matiz rosa y de amores platónicos que nos alejan de la realidad. Porque ante todo hay que tener presente el punto de unión entre la ficción y la realidad.

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