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En tiempo de penurias crece el arte

El grito de la crisis

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Es mundialmente conocido que el arte o la inspiración siempre viene asociada a tragedias, momentos duros, hechos traumáticos, desamores, etc. Y claro, el actual momento no iba a ser menos. Mientras la clase trabajadora hace malabares y busca la inspiración que le permita llegar a fin de mes, pagar la hipoteca, llenar el plato cada día y comprar ropa y zapatos para los niños, otros en cambio, consiguen pagar cifras astronómicas por un simple lienzo que cuelgue de la pared de su salón.

En  tiempos de crisis como en los de bonanza, al perro flaco todo son pulgas. En otras palabras, que mientras unos buscan el céntimo en un pajar, otros no saben ni donde gastar el dinero.

Como si de una broma se tratase, el mercado del arte sigue en plena burbuja y se subastan cuadros por cifras de ensueño que la ciudadanía jamás verá en su cuenta bancaria, o tiene serias dudas para escribir correctamente.

El caso es que esta semana una de las cuatro copias de “El grito” que realizó el pintor noruego Edvard Munch, ha sido subastada en la conocida casa Sotheby’s de Nueva York, alcanzando un precio histórico de 91,2 millones de euros. Convirtiéndose en la obra más cara jamás vendida en una subasta. “El grito” desbanca así al cuadro de Picasso “Desnudo, hoja verde y busto” que llegó a los casi 81 millones de euros en 2010.

Un triste paralelismo de la sociedad con ambas obras. En España, como en otros países de la Unión Europea y del resto del mundo, ha aumentado el número de habitantes en el umbral de la pobreza, gente que se queda desnuda y grita auxilio, mientras otros hacen alarde y ostentación de poder al gastar el dinero en un cuadro que vista la pared blanca de su salón.

El grito de la crisis

En tiempo de penurias crece el arte
Jose Pérez Suria
viernes, 4 de mayo de 2012, 07:26 h (CET)
Es mundialmente conocido que el arte o la inspiración siempre viene asociada a tragedias, momentos duros, hechos traumáticos, desamores, etc. Y claro, el actual momento no iba a ser menos. Mientras la clase trabajadora hace malabares y busca la inspiración que le permita llegar a fin de mes, pagar la hipoteca, llenar el plato cada día y comprar ropa y zapatos para los niños, otros en cambio, consiguen pagar cifras astronómicas por un simple lienzo que cuelgue de la pared de su salón.

En  tiempos de crisis como en los de bonanza, al perro flaco todo son pulgas. En otras palabras, que mientras unos buscan el céntimo en un pajar, otros no saben ni donde gastar el dinero.

Como si de una broma se tratase, el mercado del arte sigue en plena burbuja y se subastan cuadros por cifras de ensueño que la ciudadanía jamás verá en su cuenta bancaria, o tiene serias dudas para escribir correctamente.

El caso es que esta semana una de las cuatro copias de “El grito” que realizó el pintor noruego Edvard Munch, ha sido subastada en la conocida casa Sotheby’s de Nueva York, alcanzando un precio histórico de 91,2 millones de euros. Convirtiéndose en la obra más cara jamás vendida en una subasta. “El grito” desbanca así al cuadro de Picasso “Desnudo, hoja verde y busto” que llegó a los casi 81 millones de euros en 2010.

Un triste paralelismo de la sociedad con ambas obras. En España, como en otros países de la Unión Europea y del resto del mundo, ha aumentado el número de habitantes en el umbral de la pobreza, gente que se queda desnuda y grita auxilio, mientras otros hacen alarde y ostentación de poder al gastar el dinero en un cuadro que vista la pared blanca de su salón.

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