A medio siglo de la muerte de John Kennedy, el único de los 44 presidentes de EEUU que fue católico y el último de todos sus mandatarios en haber sido asesinado, el Vaticano aún sigue sin ver que cualquier feligrés suyo pueda tener chances de llegar a la Casa Blanca.
Hasta hace poco Rick Santorum se había convertido en el único católico con serias posibilidades de disputarle a Mitt Romney la candidatura del partido republicano. Pese a estar segundo en la carrera, él se retiró dejando en la lid a otro católico (Newt Gingrich), aunque sin que éste tenga grandes perspectivas.
Tradicionalmente los católicos de EEUU deben decidir entre uno de los presidenciables protestantes que encabecen a uno de los 2 grandes partidos de su país. Sin embargo, el escenario que se vislumbra para el 2012 es uno en el que por primera vez deba competir un mormón (Romney) contra un protestante (Obama).
El primero pertenece a una religión a la que sigue menos del 2% de los norteamericanos, mientras que el segundo es parte de una de las miles de congregaciones de origen protestante en las que se han educado más del 50% de los estadounidenses.
Los católicos en EEUU, no obstante, mantienen un gran peso. Representan entre un 20% al 25% de su población, siendo su iglesia, la mayor dentro de la nación más cristiana de todos los tiempos.
Mientras los 6 a 7 millones de mormones usualmente votan en masa por los republicanos (y esta vez no sería extraño que más del 90% de ellos respalde a Romney), los 60 a 70 millones de católicos no actúan como un sólido bloque.
La mayoría de los seguidores del Papa se concentran en las ricas costas suroeste y noreste de EEUU donde están las principales ciudades. Además, casi la mitad de ellos son hispanos fuertes en el oeste y en las metrópolis.
Los republicanos bien pudieron haber calado en ese electorado con candidatos católicos como Santorum o Gingrich, pero con Romney la verán más difícil.
Los latinos no dejarán de apuntalar a Obama para secundar a Romney, quien es tan hostil a una amnistía a los indocumentados. Si bien hay muchos católicos tradicionalistas que simpatizan con propuestas conservadoras del republicanismo, ellos también desconfían de un Romney quien antes se presentó como un liberal.
Para quienes veneran al Papa, les es difícil respaldar a alguien quien dice seguir a un Profeta viviente de una religión que denunció al resto de iglesias como apóstatas, que cree que Jesús y su Padre son dioses diferentes, que cree que la Biblia debe subordinarse a otros 3 libros sagrados donde se afirma que Cristo resucitó en América y que, además, es una seria competencia misionera.
Romney buscará tratar de penetrar en ese electorado ofreciendo un programa más pro-libre mercado.