El orígen de las verdades, quién sabe de donde surge, pero pasan por el filtro mental
de las personas. Y una vez entre las neuronas, sus circuitos discurren por direcciones
peculiares; imprevistas, trabajadas o inventadas. De ahí la desorientación manifiesta
de cuanta pretensión intenta concretar la esencia de lo que podamos entender como
verdad. Hasta los hechos muy patentes son detectados desde múltiples
PERSPECTIVAS difíciles de explicar incluso por sus propios agentes. Siendo
importante esa variedad que dificulta su comprensión; todavía pasa a mayores el
asunto, debido a los obstáculos que fueron adhiriéndose al casco de esta nave
buscadora de la verdad.
Cuando nos ponemos en plan normativo, en cuanto ascendemos algún peldaño del
poder, el afán controlador es expansivo; en Valencia plantean el registro de creencias,
afinidades políticas, preferencias costumbristas, hábitos; de quienes actúan en torno a
las Fallas. Es sólo un intento repugnante, que pone al descubierto las intenciones de
los gobernantes para sus abusos posteriores. Los aspectos LEGISLATIVOS, por sus
excesos son deplorables, como el intento valenciano de medrar en la voluntad de la
gente. Si bien, por sus defectos, suelen entorpecer la existencia, aunque sólo sea por
su impotencia, no es posible que cubran los pormenores reguladores. La realidad no
puede ser abarcada por simples normas, brota por recovecos impensados.
El asunto de la comprobación de cuantas aportaciones confluyen en la práctica diaria,
tiene su miga. El contraste de las afirmaciones con la realidad abunda en
incongruencias, por las diversas mentalidades, ocultamientos y carencias, que rompen
la coherencia de los discursos. La rotundidad de las PRUEBAS se resquebraja por los
múltiples matices implicados en su presentación. La inexistencia de pruebas
fehacientes, los silenciamientos de algunas, las medias verdades incluso con datos, la
parafernalia de presentar las simples opiniones como pruebas, con el descaro de las
pruebas falseadas; son ejemplos muy expresivos en la sociedad actual. Cuando dicen
pruebas, traduzco la palabra por sospecha.
A la hora de acercarnos a la realidad esquiva, hemos de contar con la colaboración de
quienes sean conocedores de aspectos reales de los sucesos. Sin embargo, las
VERSIONES emitidas por los testigos rozan a las verdades. Por que aprecien
pequeños aspectos del asunto tratado, dejando en la nebulosa detalles relevantes. Por
errores de bulto cuando percibieron los hechos de mala manera. Por intenciones
aviesas que transforman su testimonio en maquinaciones. Incluso por el afán de
protagonismo. Contemplamos a diario servilismos necios convertidos en innegables
complicidades asociadas a los grupos políticos o cualquier núcleo potente. El
enfrentamiento de la verdad y las versiones es polémico.
Las retóricas empleadas adolecen de orientaciones múltiples, de recursos creativos
chispeantes, de una retranca acerba; contribuyentes a la complicación ofrecida a las
personas que no conocen las tramoyas desarrolladas. Las EXPLICACIONES se
resienten, sea en forma de datos aislados o de relatos evolutivos. Mientras tratáramos
de asuntos privados, el respeto a sus incongruencias será el único camino. En la
medida de su propagación hacia mayor número de sujetos, las repercusiones
ocasionadas empujan a la búsqueda de aquellas comprobaciones que cité. La
navegación por semejantes expresiones delimita el verdadero perfil de las personas,
con la sinceridad en franco combate frente a los disimulos.
Como sabemos de antemano, la valía de la persona entraña mundos inverosímiles,
desde los interiores muy profundos a los asomados a sus relaciones cotidianas. Por
eso, las verdades sucumben ante semejante proliferación de SENTIMIENTOS. Así
sucede con las leyes, entretenidas en circunstancias muy limitadas, ni entran de
verdad en materia; mientras la verdad de la auténtica justicia se desvanece. La
colaboración entrañable con esa inmensidad individual es el verdadero
comportamiento justo; nada que ver con las conductas habituales. Ese contraste
constituye una gran frontera abierta para mejores proyectos. Por el momento no pasa
de mero horizonte, con los lamentos derivados de una frustración plagada de
desigualdades.
Frente a los hechos y verdades consideradas como objetivas, enseguida percibiremos
el amplio ramillete de versiones. Las innumerables características individuales explican
las percepciones contradictorias, incluso ante realidades ratificadas. El reto de las
MENTALIDADES supone para las verdades un disyuntiva fascinante, porque
evidencia lo improcedente de las posturas agresivas y dominantes, con el estímulo
hacia un protagonismo personal indelegable. Una invitación perentoria a la búsqueda
de verdades por parte de sujetos implicados en una colaboración necesaria. Aunque si
las mentalidades tienden a la cerrazón, a las supuestas verdades sólo les queda la
lucha sin controles razonables.
Además, percibimos en el mismo sujeto tres sectores diferenciados en relación directa
con los pensamientos y las conductas, con las verdades asumidas. Del subconsciente
sabemos poco por su propia naturaleza. De la parte visible, apenas contemplamos la
superficie. Y si sacamos a colación la parte oculta de manera intencionada, la
complejidad aumenta. ¿De qué verdades hablamos entonces? Sobre todo si tendemos
a suprimir a los interlocutores. Bastará una simple observación de mítines,
declaraciones, comentarios habituales; para mostrarnos la CONTUMACIA con la que
nos desenvolvemos entre los obstáculos creados contra la emergencia de verdades
aceptables.
Deducimos la inexcusable presencia del descubrimiento personal, en acción, aceptado
y colaborador, para que las verdades pugnen pordesvelar el ENIGMA EXISTENCIAL,
sin impedimentos ajenos a ese objetivo crucial. Es un empeño loable, sometido a esa
pequeña o grande libertad de las personas para aceptar el reto o dedicarse a tareas
menos edificante e incluso enajenadas. En este sentido lamentable surgen las
opciones denigrantes, asesinatos, terrorismos, corrupciones, pederastas...
Aunque EINSTEIN no creía en la educación, parece referirse al empeño personal, al
talante, como elementos decisivos para afrontar la moral y la ética; en suma, el día a
día de la convivencia gratificante. Al enfrentamiento no se le atisba el final, la condición
humana posee esas divergencias y libertades en grados superlativos, demostrados en
cualesquiera de las agrupaciones surgidas en el tiempo. La simple erudición, los
conocimientos técnicos, son insuficientes para la atenuación de los desacuerdos. La
verdadera educación quizá no esté todavía descubierta o sea una nueva utopía a
considerar.
Entre la maraña de ideas, palabras y circunstancias, la pesca de las mejores verdades
es laboriosa, las contradicciones son evidentes, los errores manifiestos, las
intenciones maléficas, los enigmas cósmicos. Las verdades aletean delante de
nosotros y nosotros pululamos frente a ellas.