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Razonamiento en dos pasos o la desamortización del Estado

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Bien podría, una vez más escribir un largo artículo relacionando los múltiples recortes del gasto público que se están produciendo en España con la Historia, la Filosofía o las Teorías Económicas al uso. Permítanme, no obstante, en esta ocasión, ser breve porque la cuestión resulta de una claridad meridiana y se puede exponer en un razonamiento de dos pasos:

Razonamiento en dos pasos

1. Si las Autonomías españolas devolvieran sus competencias de Sanidad, Educación y Justicia a la Administración General del Estado, el gasto público se vería reducido en 48.000 millones de euros. Olviden, por favor, por un momento, que esto lo ha dicho Esperanza Aguirre; y dejemos de lado, también, la exactitud de la cifra (que, mucho me temo, se queda corta): resulta evidente que la afirmación es cierta. Cualquier comparación de la evolución del gasto público a partir de las trasferencias de competencia a las autonomías lo demuestra.

2. Pero, sin embargo, la Autonomías ya han dejado claro que no quieren devolver ninguna competencia. Por supuesto: eso implicaría dividir por 17 el número de políticos viviendo de la narración, perdón, del cuento.

3. Por tanto, de las premisas 1 y 2 se deduce que los gobiernos de España (este gobierno y el anterior) están “recortando” (torpe palabra) el gasto público en Sanidad y Educación (pongamos por caso), o han congelado, reducido y vuelto a congelar el sueldo de los funcionarios, han reducido (y esto duele más) las pensiones; han recortado el gasto en todo esto, por la simple y llana razón de que tienen que mantener el chiringuito autonómico.

No es verdad que la Sanidad española sea insostenible (aunque sea manifiestamente mejorable); y lo mismo, o más, ocurre con la Educación (mucho más mejorable aun): lo que resulta insostenible es este Big Bang autonómico, este peso muerto de la Administración en la Economía.

La desamortización de las Autonomías

Quizá necesitemos a un nuevo Mendizábal que realice la desamortización, no de las “tierras de manos muertas” de la Iglesia, sino de los “cargos de manos muertas” de dos tercios de nuestros políticos.

En resumen: estamos pagando mas impuestos (temporalmente, dicen), nos jubilaremos más tarde, pagamos y pagaremos más por los servicios públicos (para los que, decían, nos cobraban los impuestos), tenemos mucha más inseguridad laboral, es decir, tenemos el despido mucho más cerca, tendremos más alumnos por clase y nos veremos privados de algunas prestaciones sanitarias.

Todo esto, como dice nuestro presidente, no ha hecho más que empezar. Y todo ello se ha hecho, exclusivamente, porque se han negado a cuestionar este edificio autonómico ya en ruinas.

Qué decidiremos, si nos preguntan

Esta es, a mi modo de ver, la cuestión realmente importante, al margen de las cortinas de humo de la Casa Real y de los supuestos privilegios de la Iglesia Católica. Estamos pagando el Estado de las Autonomías.

Para una vez que todos los españoles podemos ver claro cuánto cuestan los servicios del “Estado del Bienestar”, esto sí que nos lo deberían preguntar en referéndum: si queremos seguir pagando la orgía de 17+1, a base de más impuestos y de menos servicios a cambio de ellos.

No entiendo, discúlpenme, en este caso por qué aparentan pelearse gobierno y oposición, cuando están, han estado y estarán perfectamente de acuerdo en esto; y serán igualmente culpables de lo que va a ocurrir.

Razonamiento en dos pasos o la desamortización del Estado

Felipe Muñoz
martes, 17 de abril de 2012, 06:48 h (CET)
Bien podría, una vez más escribir un largo artículo relacionando los múltiples recortes del gasto público que se están produciendo en España con la Historia, la Filosofía o las Teorías Económicas al uso. Permítanme, no obstante, en esta ocasión, ser breve porque la cuestión resulta de una claridad meridiana y se puede exponer en un razonamiento de dos pasos:

Razonamiento en dos pasos

1. Si las Autonomías españolas devolvieran sus competencias de Sanidad, Educación y Justicia a la Administración General del Estado, el gasto público se vería reducido en 48.000 millones de euros. Olviden, por favor, por un momento, que esto lo ha dicho Esperanza Aguirre; y dejemos de lado, también, la exactitud de la cifra (que, mucho me temo, se queda corta): resulta evidente que la afirmación es cierta. Cualquier comparación de la evolución del gasto público a partir de las trasferencias de competencia a las autonomías lo demuestra.

2. Pero, sin embargo, la Autonomías ya han dejado claro que no quieren devolver ninguna competencia. Por supuesto: eso implicaría dividir por 17 el número de políticos viviendo de la narración, perdón, del cuento.

3. Por tanto, de las premisas 1 y 2 se deduce que los gobiernos de España (este gobierno y el anterior) están “recortando” (torpe palabra) el gasto público en Sanidad y Educación (pongamos por caso), o han congelado, reducido y vuelto a congelar el sueldo de los funcionarios, han reducido (y esto duele más) las pensiones; han recortado el gasto en todo esto, por la simple y llana razón de que tienen que mantener el chiringuito autonómico.

No es verdad que la Sanidad española sea insostenible (aunque sea manifiestamente mejorable); y lo mismo, o más, ocurre con la Educación (mucho más mejorable aun): lo que resulta insostenible es este Big Bang autonómico, este peso muerto de la Administración en la Economía.

La desamortización de las Autonomías

Quizá necesitemos a un nuevo Mendizábal que realice la desamortización, no de las “tierras de manos muertas” de la Iglesia, sino de los “cargos de manos muertas” de dos tercios de nuestros políticos.

En resumen: estamos pagando mas impuestos (temporalmente, dicen), nos jubilaremos más tarde, pagamos y pagaremos más por los servicios públicos (para los que, decían, nos cobraban los impuestos), tenemos mucha más inseguridad laboral, es decir, tenemos el despido mucho más cerca, tendremos más alumnos por clase y nos veremos privados de algunas prestaciones sanitarias.

Todo esto, como dice nuestro presidente, no ha hecho más que empezar. Y todo ello se ha hecho, exclusivamente, porque se han negado a cuestionar este edificio autonómico ya en ruinas.

Qué decidiremos, si nos preguntan

Esta es, a mi modo de ver, la cuestión realmente importante, al margen de las cortinas de humo de la Casa Real y de los supuestos privilegios de la Iglesia Católica. Estamos pagando el Estado de las Autonomías.

Para una vez que todos los españoles podemos ver claro cuánto cuestan los servicios del “Estado del Bienestar”, esto sí que nos lo deberían preguntar en referéndum: si queremos seguir pagando la orgía de 17+1, a base de más impuestos y de menos servicios a cambio de ellos.

No entiendo, discúlpenme, en este caso por qué aparentan pelearse gobierno y oposición, cuando están, han estado y estarán perfectamente de acuerdo en esto; y serán igualmente culpables de lo que va a ocurrir.

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Me he criado en una familia religiosa, sin llegar a ser beata, que ha vivido muy de cerca la festividad del Jueves Santo desde siempre. Mis padres se casaron en Santo Domingo, hemos vivido en el pasillo del mismo nombre, pusimos nuestro matrimonio a los pies de la Virgen de la Esperanza, de la que soy hermano, y he llevado su trono durante 25 años.

 
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