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Etiquetas | Afganistán
La ONG francesa Sports Sans Frontieres fomenta a través del deporte los derechos humanos y la justicia social en la difícil y todavía muy injusta sociedad patriarcal afgana

El deporte como herramienta para la paz en Afganistán

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deportes, nujeres
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Implementar programas para el desarrollo de una sociedad igualitaria a través del deporte, convirtiéndolo así en una herramienta educacional y terapéutica con el objetivo de conseguir la igualdad de derechos para todos.

Una filosofía simple en una realidad social, la afgana, complicada y todavía muy lejos del respeto a los derechos fundamentales de las personas. Una filosofía, la de la ONG francesa Sports Sans Frontiers (SSF) –Deportes Sin Fronteras- , que desde 2003 desafía a la injusticia social en Afganistán.

Entre los objetivos principales de la ONG destacan “la promoción de los derechos de la mujer y la construcción de puentes entre las diferentes nacionalidades afganas en conflicto,” explica Michaela Le Merdy, Directora de la ONG operando en Kabul.

Las operaciones de esta pequeña pero muy bien organizada ONG se iniciaron hace nueve años cuando el director del Comité Olímpico de Afganistán, Anwar Jekdalek, invitó a la organización a establecerse en el país para ayudar en la reconstrucción del mismo.

“SSF funciona a través de tres programas básicos. El primero y principal se basa en la formación para la practica de un deporte de calidad y una correcta educación física, a la vez que usamos la educación física como herramienta para concienciar y desarrollar los derechos fundamentales de las personas”, explica Le Merdy.

Con este objetivo, y con fondos y colaboración de la Organización para la Mujer de la Naciones Unidad (UNWOMAN), la ONG ha creado diferentas manuales en los que se promueven juegos que ensalzan los derechos de igualdad y solidaridad, especialmente en lo que se refiere a la erradicación de la violencia contra la mujer (EWAN), la igualdad de géneros y la concienciación sobre la enfermedad del SIDA, que en Afganistán sigue estando estigmatizada.

“Para ello contamos con un programa con el Ministerio de Educación Afgano en el que formaos a los formadores con el objetivo de aplicar estos manuales, puesto que el currículum deportivo dentro del Ministerio de Educación es muy débil, sobre todo en lo que se refiere a los profesores de educación física en las escuelas”, añade la Directora de SSF.

Así, el objetivo principal del programa EWAN es dotar a los futuros profesores de educación física en las escuelas afganas de herramientas educacionales  basadas en el respeto a los demás.

Un reto difícil de superar en un país donde la falta de derechos es el pan de cada día. Por ello las actividades de la ONG también comprenden “la formación de trabajadores sociales de diferentes organizaciones centrándose en los derechos de la mujer”, la más perjudicada en la sociedad patriarcal afgana, “y en la creación de una plataforma deportiva en la escuela Malalai”, en Kabul, en la que la organización francesa trabaja para apoyar la igualdad entre las etnias afganas, y en especial de la minoría Hazara.

“No creo que la práctica deportiva por si sola sea capaz de cambiar por completo las carencias de la sociedad afgana, pero estoy convencida de que los deportes pueden ayudar a que este cambio se produzca en Afganistán ya que son un puente entre la gente en el que no hay diferencias entre hombre y mujer, o entre hazara y pastún –dos de las etnias rivales en el país–, aportando valores de cooperación y respeto entre las personas”, afirma Le Merdy.

Desafortunadamente la ONG planea terminar sus actividades en Afganistán durante el transcurso de este año, “lo cual no tiene nada que ver con el estado de la situación actual en el país”, aclara Le Merdy, y añade que “SSF es una organización que se dedica al desarrollo y, por lo tanto, cuando considera que sus programas han sido implementados correctamente es momento de marcharse y centrarse en otros programas alrededor del mundo”.

El deporte como herramienta para conseguir la paz en Afganistán es una táctica que ni el Gobierno Afgano ni las fuerzas Internacionales han considerado lo suficiente. La fuerza del deporte traspasa fronteras, ideologías, religiones y desavenencias.  

Muchos son los casos de enemigos acérrimos que dejaron las armas por un día y disfrutaron del entretenimiento. Soldados alemanes e ingleses durante la Primera Guerra Mundial jugando a fútbol, el desafío de Jessie Owens al dictador alemán  Adolf Hitler durante los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936, Nacionales y Rojos de la convulsa España de la Guerra Civil dándole al balón, o incluso historias de las FARC y los Grupos Paramilitares en Colombia pactando un alto al fuego para ver el Mundial de Fútbol, son sólo unos pocos ejemplos de lo que el deporte puede conseguir.

Durante todo el reino del terror de los Talibán el deporte en sí no estaba prohibido en Afganistán, pero muchos de los juegos, en especialmente los celebrados en público, venían precedidos  de ejecuciones sumarísimas, en su mayoría mujeres acusadas de adulterio, en el Estadio Olímpico de Ghazni, en Kabul. Un recuerdo difícil de borrar de la psique afgana.

De momento, y gracias a organizaciones como SSF, el deporte está sirviendo para que cientos de afganos comprendan la importancia de la igualdad entre géneros y el respeto a los derechos humanos para conseguir un desarrollo óptimo de la democracia en el país.

Y quién sabe, quizás, en un futuro sirva para que los descritos por las Fuerzas Internacionales y el Gobierno Afgano como insurgentes, rebeldes o terroristas, dejen las armas para echar un partidito antes de comer con los del otro lado, e incluso contra los tan odiados Infieles. El deporte en Afganistán puede salvar vidas, y Deportes sin Fronteras comprende y lucha por esta gran verdad.

Finalmente, Le Merdy recuerda y hace hincapié en que esta difícil empresa puede crecer y aumentar su peso específico en países en conflicto como Afganistán a través de las donaciones voluntarias que se pueden realizar en su página web: www.sportsansfrontieres.org

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El deporte como herramienta para la paz en Afganistán

La ONG francesa Sports Sans Frontieres fomenta a través del deporte los derechos humanos y la justicia social en la difícil y todavía muy injusta sociedad patriarcal afgana
Amador Guallar
lunes, 2 de abril de 2012, 08:09 h (CET)

deportes, nujeres
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Implementar programas para el desarrollo de una sociedad igualitaria a través del deporte, convirtiéndolo así en una herramienta educacional y terapéutica con el objetivo de conseguir la igualdad de derechos para todos.

Una filosofía simple en una realidad social, la afgana, complicada y todavía muy lejos del respeto a los derechos fundamentales de las personas. Una filosofía, la de la ONG francesa Sports Sans Frontiers (SSF) –Deportes Sin Fronteras- , que desde 2003 desafía a la injusticia social en Afganistán.

Entre los objetivos principales de la ONG destacan “la promoción de los derechos de la mujer y la construcción de puentes entre las diferentes nacionalidades afganas en conflicto,” explica Michaela Le Merdy, Directora de la ONG operando en Kabul.

Las operaciones de esta pequeña pero muy bien organizada ONG se iniciaron hace nueve años cuando el director del Comité Olímpico de Afganistán, Anwar Jekdalek, invitó a la organización a establecerse en el país para ayudar en la reconstrucción del mismo.

“SSF funciona a través de tres programas básicos. El primero y principal se basa en la formación para la practica de un deporte de calidad y una correcta educación física, a la vez que usamos la educación física como herramienta para concienciar y desarrollar los derechos fundamentales de las personas”, explica Le Merdy.

Con este objetivo, y con fondos y colaboración de la Organización para la Mujer de la Naciones Unidad (UNWOMAN), la ONG ha creado diferentas manuales en los que se promueven juegos que ensalzan los derechos de igualdad y solidaridad, especialmente en lo que se refiere a la erradicación de la violencia contra la mujer (EWAN), la igualdad de géneros y la concienciación sobre la enfermedad del SIDA, que en Afganistán sigue estando estigmatizada.

“Para ello contamos con un programa con el Ministerio de Educación Afgano en el que formaos a los formadores con el objetivo de aplicar estos manuales, puesto que el currículum deportivo dentro del Ministerio de Educación es muy débil, sobre todo en lo que se refiere a los profesores de educación física en las escuelas”, añade la Directora de SSF.

Así, el objetivo principal del programa EWAN es dotar a los futuros profesores de educación física en las escuelas afganas de herramientas educacionales  basadas en el respeto a los demás.

Un reto difícil de superar en un país donde la falta de derechos es el pan de cada día. Por ello las actividades de la ONG también comprenden “la formación de trabajadores sociales de diferentes organizaciones centrándose en los derechos de la mujer”, la más perjudicada en la sociedad patriarcal afgana, “y en la creación de una plataforma deportiva en la escuela Malalai”, en Kabul, en la que la organización francesa trabaja para apoyar la igualdad entre las etnias afganas, y en especial de la minoría Hazara.

“No creo que la práctica deportiva por si sola sea capaz de cambiar por completo las carencias de la sociedad afgana, pero estoy convencida de que los deportes pueden ayudar a que este cambio se produzca en Afganistán ya que son un puente entre la gente en el que no hay diferencias entre hombre y mujer, o entre hazara y pastún –dos de las etnias rivales en el país–, aportando valores de cooperación y respeto entre las personas”, afirma Le Merdy.

Desafortunadamente la ONG planea terminar sus actividades en Afganistán durante el transcurso de este año, “lo cual no tiene nada que ver con el estado de la situación actual en el país”, aclara Le Merdy, y añade que “SSF es una organización que se dedica al desarrollo y, por lo tanto, cuando considera que sus programas han sido implementados correctamente es momento de marcharse y centrarse en otros programas alrededor del mundo”.

El deporte como herramienta para conseguir la paz en Afganistán es una táctica que ni el Gobierno Afgano ni las fuerzas Internacionales han considerado lo suficiente. La fuerza del deporte traspasa fronteras, ideologías, religiones y desavenencias.  

Muchos son los casos de enemigos acérrimos que dejaron las armas por un día y disfrutaron del entretenimiento. Soldados alemanes e ingleses durante la Primera Guerra Mundial jugando a fútbol, el desafío de Jessie Owens al dictador alemán  Adolf Hitler durante los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936, Nacionales y Rojos de la convulsa España de la Guerra Civil dándole al balón, o incluso historias de las FARC y los Grupos Paramilitares en Colombia pactando un alto al fuego para ver el Mundial de Fútbol, son sólo unos pocos ejemplos de lo que el deporte puede conseguir.

Durante todo el reino del terror de los Talibán el deporte en sí no estaba prohibido en Afganistán, pero muchos de los juegos, en especialmente los celebrados en público, venían precedidos  de ejecuciones sumarísimas, en su mayoría mujeres acusadas de adulterio, en el Estadio Olímpico de Ghazni, en Kabul. Un recuerdo difícil de borrar de la psique afgana.

De momento, y gracias a organizaciones como SSF, el deporte está sirviendo para que cientos de afganos comprendan la importancia de la igualdad entre géneros y el respeto a los derechos humanos para conseguir un desarrollo óptimo de la democracia en el país.

Y quién sabe, quizás, en un futuro sirva para que los descritos por las Fuerzas Internacionales y el Gobierno Afgano como insurgentes, rebeldes o terroristas, dejen las armas para echar un partidito antes de comer con los del otro lado, e incluso contra los tan odiados Infieles. El deporte en Afganistán puede salvar vidas, y Deportes sin Fronteras comprende y lucha por esta gran verdad.

Finalmente, Le Merdy recuerda y hace hincapié en que esta difícil empresa puede crecer y aumentar su peso específico en países en conflicto como Afganistán a través de las donaciones voluntarias que se pueden realizar en su página web: www.sportsansfrontieres.org

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