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El Paraguay sigue padeciendo la desgracia de una izquierda que se jacta de tener el apoyo de la embajada norteamericana

Frente Guazú financiado por la embajada norteamericana

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Cuando se gestaba el gran fraude que representó el falso teólogo de la liberación y escandaloso obispo Fernando Lugo, toda el coro polifónico de las fuerzas de ocupación extranjera que dominan al Paraguay, como  las ONG al servicio de USAID y la prensa subsidiada por el National Endowment for Democracy, lo saludó como la aparición de una fuerza de “izquierdas” en el país.  Posteriormente el colapso de un modelo que ya no tenía forma de sostenerse, pretendió ser presentado como un “giro a la izquierda” en uno de las más grandes fraudes ideológicos en la historia de América Latina.

Pronto se conocería que Lugo en realidad era un fraudulento referente moral, que abusaba de su investidura y autoridad religiosa para pervertir a menores en sacristías de toda la zona de influencia de obispado, engendrando hijos que abandonaba por todo el Paraguay como si fueran zapatos.

De la misma manera, la izquierda que lo arropó descubrió posteriormente, a través de filtraciones de Wikileaks, que había respaldado a un personaje que solicitaba en la embajada norteamericana represores y equipos de espionaje telefónico para espiar a sus adversarios, y que había prometido al embajador James Cason que no apoyaría a Hugo Chávez ni a su causa bolivariana para obtener el apoyo de Washinston.

En la práctica, se mostró a la altura de las revelaciones solicitando ayuda a la Colombia de Alvaro Uribe para reprimir a sus ex aliados políticos, luego agrupados en la guerrilla marxista del EPP, contra quienes ordenó quemas de archivo a través de ejecuciones extrajudiciales.

Luego de haber consumado su traición, el séquito de cortesanos que rodea al bochornoso cura de la vergüenza a quien Cristina Fernández hoy se niega a recibir, y de quien ni siquiera Leonardo Boff quiere hacerse cargo, pretende volver a hacer pasar gatopardo por liebre presentado como “izquierda” al Frente Guazú, un conglomerado de pequeños partidos fantasmas y extintos que instrumentan a ONG para recibir dinero de la embajada norteamericana y fundaciones de ultraderecha.

Los principales impulsores mediáticos del Frente Guazú son los mismos que propiciaron la estafa luguista, Radio Ñandutí (hoy vocera oficiosa del régimen arzobispal y clerofascista al servicio de la embajada norteamericana) y el diario ABC color,  conocidos por una relación de vieja data con la Freedom House y el National Endowment for Democracy, dos conocidos entes anticomunistas. Entre los supuestos grupos de “izquierda” destacan nuevamente Tekojoja-Gestión Local y Pmas-Casa de la Juventud, dos núcleos disfrazados donde se agazapaban en la semipenumbra los principales beneficiarios de los sobornos de USAID en el Paraguay.

El resultado no podrá ser otro que una nueva estafa si la “izquierda” necesita la publicidad de Aldo Zucolillo o Humberto Rubin, dos viejos propagandistas del dictador neo nazi Alfredo Stroessner. El primero de ellos incluso figura en los Archivos del Terror como financista de congresos de torturadores de la Liga Mundial Anticomunista que se llevaron a cabo en Asunción, y el segundo se hizo célebre por animar los cumpleaños del Tiranosaurio, como llamara a Stroessner el genial Augusto Roa Bastos.


Este “frente” agrupa en su  seno también a las “feministas” de las ONG derechistas cuyas convicciones son subsidiadas por USAID y otras agencias de penetración imperialista, financistas de estas mamparas políticas infiltradas en la “sociedad” civil. En el caso de estas “feministas”, ya demostraron su delicadeza promoviendo la candidatura de un jerarca católico libertino, misógino y polígamo.

Entre estas supuestas organizaciones civiles nuevamente se encuentran las feministas de convicciones subsidiadas por USAID como las Mujeres Políticas en Red, Parlamento Mujer, Red de Mujeres Políticas, Red de Mujeres Munícipes del Paraguay (RMMP), Coordinadora Interpartidaria de Mujeres del Paraguay (CIMPAR),), Mujeres Políticas por la Democracia y el Desarrollo (MUPODER),  Conamuri y otros tantos  grupos, a quienes no les importó años atrás aglutinarse en torno  a un personaje surgido en las carpas de sus archienemigos católicos, si ello implicaba  anotarse en las ventanillas de cobro habilitadas por el imperio.

Si hubo algo que jamás cuestionó ninguno de los genios del periodismo con respecto al cura Fernando Lugo, fue cómo un candidato de la “izquierda” era apoyado desde la embajada norteamericana de Asunción, en su momento ocupada por James Cason.

Nadie explicó la fuerte vinculación de una agencia de la diplomacia estadounidense, como USAID, en la financiación de las ONG utilizadas como mampara por los principales grupos impulsores de la candidatura de Lugo a la presidencia, como Tekojoja, entre otros.  Tampoco se supo cómo los medios vinculados al National Endowment for Democracy se mostraban tan entusiastas ante la incursión del luguismo en la política paraguaya.

En la página 57 de su libro “La agresión permanente” la abogada venezolana Eva Golinger señala de manera tajante que “No hay que tener ninguna duda que aquellos que reciben fondos de las agencias como USAID, NED, NDI, IRI y Freedom House, o el entrenamiento del Instituto Albert Einstein u OTPOR, son agentes del imperio estadounidense, son sus lacayos, sus portavoces y siempre estarán bajo su control y dominación”.  La sentencia explica el marasmo en el cual hoy se encuentra el Paraguay del “cambio”, gobernado por la falsa izquierda fabricada en las oficinas de la  embajada norteamericana de Asunción.

Lo cierto y concreto es que si  Fernando Lugo hubiera sido una alternativa surgida de la izquierda, no hubiera recibido un respaldo tan evidente como el que recibió de James Cason, durante su campaña electoral. Tampoco hubiera enviado a su ministro Filizzola a pedir asistencia a la Colombia de Alvaro Uribe, ni hubiera posado para una de las últimas fotos en la Casa Blanca, con George W. Bush.

Fue precisamente esta gran estafa la que en su momento la prensa mediática intentó presentar como un “giro a la izquierda” en Paraguay. Es que como advertía el escritor asturiano Ramón Pérez de Ayala, cuando la estafa ya  es enorme acostumbra tomar un nombre más decente.

Frente Guazú financiado por la embajada norteamericana

El Paraguay sigue padeciendo la desgracia de una izquierda que se jacta de tener el apoyo de la embajada norteamericana
Luis Agüero Wagner
jueves, 15 de marzo de 2012, 08:13 h (CET)
Cuando se gestaba el gran fraude que representó el falso teólogo de la liberación y escandaloso obispo Fernando Lugo, toda el coro polifónico de las fuerzas de ocupación extranjera que dominan al Paraguay, como  las ONG al servicio de USAID y la prensa subsidiada por el National Endowment for Democracy, lo saludó como la aparición de una fuerza de “izquierdas” en el país.  Posteriormente el colapso de un modelo que ya no tenía forma de sostenerse, pretendió ser presentado como un “giro a la izquierda” en uno de las más grandes fraudes ideológicos en la historia de América Latina.

Pronto se conocería que Lugo en realidad era un fraudulento referente moral, que abusaba de su investidura y autoridad religiosa para pervertir a menores en sacristías de toda la zona de influencia de obispado, engendrando hijos que abandonaba por todo el Paraguay como si fueran zapatos.

De la misma manera, la izquierda que lo arropó descubrió posteriormente, a través de filtraciones de Wikileaks, que había respaldado a un personaje que solicitaba en la embajada norteamericana represores y equipos de espionaje telefónico para espiar a sus adversarios, y que había prometido al embajador James Cason que no apoyaría a Hugo Chávez ni a su causa bolivariana para obtener el apoyo de Washinston.

En la práctica, se mostró a la altura de las revelaciones solicitando ayuda a la Colombia de Alvaro Uribe para reprimir a sus ex aliados políticos, luego agrupados en la guerrilla marxista del EPP, contra quienes ordenó quemas de archivo a través de ejecuciones extrajudiciales.

Luego de haber consumado su traición, el séquito de cortesanos que rodea al bochornoso cura de la vergüenza a quien Cristina Fernández hoy se niega a recibir, y de quien ni siquiera Leonardo Boff quiere hacerse cargo, pretende volver a hacer pasar gatopardo por liebre presentado como “izquierda” al Frente Guazú, un conglomerado de pequeños partidos fantasmas y extintos que instrumentan a ONG para recibir dinero de la embajada norteamericana y fundaciones de ultraderecha.

Los principales impulsores mediáticos del Frente Guazú son los mismos que propiciaron la estafa luguista, Radio Ñandutí (hoy vocera oficiosa del régimen arzobispal y clerofascista al servicio de la embajada norteamericana) y el diario ABC color,  conocidos por una relación de vieja data con la Freedom House y el National Endowment for Democracy, dos conocidos entes anticomunistas. Entre los supuestos grupos de “izquierda” destacan nuevamente Tekojoja-Gestión Local y Pmas-Casa de la Juventud, dos núcleos disfrazados donde se agazapaban en la semipenumbra los principales beneficiarios de los sobornos de USAID en el Paraguay.

El resultado no podrá ser otro que una nueva estafa si la “izquierda” necesita la publicidad de Aldo Zucolillo o Humberto Rubin, dos viejos propagandistas del dictador neo nazi Alfredo Stroessner. El primero de ellos incluso figura en los Archivos del Terror como financista de congresos de torturadores de la Liga Mundial Anticomunista que se llevaron a cabo en Asunción, y el segundo se hizo célebre por animar los cumpleaños del Tiranosaurio, como llamara a Stroessner el genial Augusto Roa Bastos.


Este “frente” agrupa en su  seno también a las “feministas” de las ONG derechistas cuyas convicciones son subsidiadas por USAID y otras agencias de penetración imperialista, financistas de estas mamparas políticas infiltradas en la “sociedad” civil. En el caso de estas “feministas”, ya demostraron su delicadeza promoviendo la candidatura de un jerarca católico libertino, misógino y polígamo.

Entre estas supuestas organizaciones civiles nuevamente se encuentran las feministas de convicciones subsidiadas por USAID como las Mujeres Políticas en Red, Parlamento Mujer, Red de Mujeres Políticas, Red de Mujeres Munícipes del Paraguay (RMMP), Coordinadora Interpartidaria de Mujeres del Paraguay (CIMPAR),), Mujeres Políticas por la Democracia y el Desarrollo (MUPODER),  Conamuri y otros tantos  grupos, a quienes no les importó años atrás aglutinarse en torno  a un personaje surgido en las carpas de sus archienemigos católicos, si ello implicaba  anotarse en las ventanillas de cobro habilitadas por el imperio.

Si hubo algo que jamás cuestionó ninguno de los genios del periodismo con respecto al cura Fernando Lugo, fue cómo un candidato de la “izquierda” era apoyado desde la embajada norteamericana de Asunción, en su momento ocupada por James Cason.

Nadie explicó la fuerte vinculación de una agencia de la diplomacia estadounidense, como USAID, en la financiación de las ONG utilizadas como mampara por los principales grupos impulsores de la candidatura de Lugo a la presidencia, como Tekojoja, entre otros.  Tampoco se supo cómo los medios vinculados al National Endowment for Democracy se mostraban tan entusiastas ante la incursión del luguismo en la política paraguaya.

En la página 57 de su libro “La agresión permanente” la abogada venezolana Eva Golinger señala de manera tajante que “No hay que tener ninguna duda que aquellos que reciben fondos de las agencias como USAID, NED, NDI, IRI y Freedom House, o el entrenamiento del Instituto Albert Einstein u OTPOR, son agentes del imperio estadounidense, son sus lacayos, sus portavoces y siempre estarán bajo su control y dominación”.  La sentencia explica el marasmo en el cual hoy se encuentra el Paraguay del “cambio”, gobernado por la falsa izquierda fabricada en las oficinas de la  embajada norteamericana de Asunción.

Lo cierto y concreto es que si  Fernando Lugo hubiera sido una alternativa surgida de la izquierda, no hubiera recibido un respaldo tan evidente como el que recibió de James Cason, durante su campaña electoral. Tampoco hubiera enviado a su ministro Filizzola a pedir asistencia a la Colombia de Alvaro Uribe, ni hubiera posado para una de las últimas fotos en la Casa Blanca, con George W. Bush.

Fue precisamente esta gran estafa la que en su momento la prensa mediática intentó presentar como un “giro a la izquierda” en Paraguay. Es que como advertía el escritor asturiano Ramón Pérez de Ayala, cuando la estafa ya  es enorme acostumbra tomar un nombre más decente.

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