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La historia se repite de manera cíclica

El Laberinto Germánico

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La historia se repite de manera cíclica, esta afirmación marxista recogida por el propio Karl Marx en su obra parece que hoy adquiere de nuevo un gran significado a tenor de una situación económica y social que a grandes rasgos nos podría llegar a recordar el período que los historiadores denominaron de entreguerras y que dieron lugar tras la crisis económica de 1929 a la aparición del Fascismo y al Nacionalsocialismo en Europa. Exponentes estas corrientes ideológicas ,de una situación de conflictividad social y política que derivada de una brutal crisis económica condenaría al mundo a la II Guerra Mundial.

Hoy si bien , la situación económica global y de asignación de los recursos no debería llevarnos a un escenario de confrontación bélica, el auge constante en diversas partes del mundo y de Europa de partidos de ultraderecha o ultraizquierda con el común denominador del populismo en sus recetas políticas y de solución a los problemas globales que hoy afectan a la sociedad no debe por menos que ponernos alerta de la transmutación que la sociedad del siglo XXI pudiera tener hacía este tipo de caladeros, si desde los partidos políticos tradicionales y demócratas no se da respuesta a los problemas económicos, sociales o medioambientales que hoy se fijan en una hoja de ruta a la que estos están obligados a dar respuesta.

Y todo ello, con la necesaria puesta en marcha a mi juicio de políticas de reactividad en primer lugar del motor económico y de producción que posibilite a través de la creación de empleo y riqueza el anclaje de la clase media en un sistema de bienestar seguro y sostenible. No cabe duda, que las políticas de restricción del gasto público o de control del déficit en poco o nada ayudan a estos objetivos anteriormente señalados, ya que si bien el control del déficit es importante en una situación de crisis más lo es para un estado la recaudación de ingresos que posibiliten el mantenimiento del propio sistema de bienestar del mismo. Porque llegado a este punto deberíamos preguntar en voz alta ¿Puede un país con más de cinco millones de personas en situación de desempleo mantener los pagos para este tipo de prestaciones o el mantenimiento de los servicios públicos básicos? .

Llegados a este punto, no existe duda alguna que hoy más que nunca frente a quienes claman desde las posiciones germanófilas políticas de contención del gasto público se deben de plantear alternativas keynesianas que corrijan la variación de una demanda agregada desnivelada por una situación de crisis en donde cada día que pasa la ciudadanía consumo menos productos y servicios, hecho que determina de manera directa que la maquinaría económica del estado se frene de tal forma que la destrucción de empleo sea mayor al caer el consumo, y de igual forma por ende que la recaudación del estado se vea afectada , teniendo este que recurrir al endeudamiento cada vez en mayor grado. 

Por todo ello, es fundamental la apuesta por una relajación en los límites de déficit público y al mismo tiempo la inversión pública en materias que sean capaces de llevar a cabo la activación de la producción a través de políticas de obras públicas, economía verde  o medioambiental, apoyo al emprendimiento, en definitiva inversiones en la reactivación de la economía que desde el estado deben y tienen que realizarse y que a buen seguro producirían una multiplicación de esta inversión en beneficios directos para el estado como para el propio país a través de la creación de empleo y la creación de riqueza . Por contra, de seguir la línea griega marcada por Alemania nos encontraremos un país cada vez más famélico y en donde la  proletarización de la clase media posibilitará una mayor conflictividad social y de parálisis en un estado que se estará condenando a su propio desarme democrático.

Hoy no tenemos que tener miedo al propio miedo , estas fueron las palabras que el presidente de los EEUU Rooselvent dijo de manera alta y clara en su toma de investidura en el año 1933 con un país que en aquel momento sufría la mayor crisis económica de su historia reciente, hoy de nuevo tenemos que ser nosotros quienes no tengamos miedo a ese miedo que desde otros latitudes se quieren inocular a una democracia joven como la española , pero una democracia que a buen seguro sabrá dar respuesta a los retos y desafíos que hoy tenemos delante de nosotros.

El Laberinto Germánico

La historia se repite de manera cíclica
Josu Gómez Barrutia
martes, 6 de marzo de 2012, 09:04 h (CET)
La historia se repite de manera cíclica, esta afirmación marxista recogida por el propio Karl Marx en su obra parece que hoy adquiere de nuevo un gran significado a tenor de una situación económica y social que a grandes rasgos nos podría llegar a recordar el período que los historiadores denominaron de entreguerras y que dieron lugar tras la crisis económica de 1929 a la aparición del Fascismo y al Nacionalsocialismo en Europa. Exponentes estas corrientes ideológicas ,de una situación de conflictividad social y política que derivada de una brutal crisis económica condenaría al mundo a la II Guerra Mundial.

Hoy si bien , la situación económica global y de asignación de los recursos no debería llevarnos a un escenario de confrontación bélica, el auge constante en diversas partes del mundo y de Europa de partidos de ultraderecha o ultraizquierda con el común denominador del populismo en sus recetas políticas y de solución a los problemas globales que hoy afectan a la sociedad no debe por menos que ponernos alerta de la transmutación que la sociedad del siglo XXI pudiera tener hacía este tipo de caladeros, si desde los partidos políticos tradicionales y demócratas no se da respuesta a los problemas económicos, sociales o medioambientales que hoy se fijan en una hoja de ruta a la que estos están obligados a dar respuesta.

Y todo ello, con la necesaria puesta en marcha a mi juicio de políticas de reactividad en primer lugar del motor económico y de producción que posibilite a través de la creación de empleo y riqueza el anclaje de la clase media en un sistema de bienestar seguro y sostenible. No cabe duda, que las políticas de restricción del gasto público o de control del déficit en poco o nada ayudan a estos objetivos anteriormente señalados, ya que si bien el control del déficit es importante en una situación de crisis más lo es para un estado la recaudación de ingresos que posibiliten el mantenimiento del propio sistema de bienestar del mismo. Porque llegado a este punto deberíamos preguntar en voz alta ¿Puede un país con más de cinco millones de personas en situación de desempleo mantener los pagos para este tipo de prestaciones o el mantenimiento de los servicios públicos básicos? .

Llegados a este punto, no existe duda alguna que hoy más que nunca frente a quienes claman desde las posiciones germanófilas políticas de contención del gasto público se deben de plantear alternativas keynesianas que corrijan la variación de una demanda agregada desnivelada por una situación de crisis en donde cada día que pasa la ciudadanía consumo menos productos y servicios, hecho que determina de manera directa que la maquinaría económica del estado se frene de tal forma que la destrucción de empleo sea mayor al caer el consumo, y de igual forma por ende que la recaudación del estado se vea afectada , teniendo este que recurrir al endeudamiento cada vez en mayor grado. 

Por todo ello, es fundamental la apuesta por una relajación en los límites de déficit público y al mismo tiempo la inversión pública en materias que sean capaces de llevar a cabo la activación de la producción a través de políticas de obras públicas, economía verde  o medioambiental, apoyo al emprendimiento, en definitiva inversiones en la reactivación de la economía que desde el estado deben y tienen que realizarse y que a buen seguro producirían una multiplicación de esta inversión en beneficios directos para el estado como para el propio país a través de la creación de empleo y la creación de riqueza . Por contra, de seguir la línea griega marcada por Alemania nos encontraremos un país cada vez más famélico y en donde la  proletarización de la clase media posibilitará una mayor conflictividad social y de parálisis en un estado que se estará condenando a su propio desarme democrático.

Hoy no tenemos que tener miedo al propio miedo , estas fueron las palabras que el presidente de los EEUU Rooselvent dijo de manera alta y clara en su toma de investidura en el año 1933 con un país que en aquel momento sufría la mayor crisis económica de su historia reciente, hoy de nuevo tenemos que ser nosotros quienes no tengamos miedo a ese miedo que desde otros latitudes se quieren inocular a una democracia joven como la española , pero una democracia que a buen seguro sabrá dar respuesta a los retos y desafíos que hoy tenemos delante de nosotros.

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