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Opinión
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“La mejor defensa es un buen ataque”, parece que es uno de los aforismos más conocidos de todo militar que se precie.

¿Saben lo que piden, en realidad, los alborotadores de la calle?

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El señor Ansón no creo que ande demasiado desencaminado cuando le recomienda al señor Rajoy que no permanezca pasivo ante la carga de la caballería ligera que, el general en jefe de la tropa socialista y sus adláteres, señor Pérez Rubalcaba, ha ordenado contra la fortaleza de los populares, incluida la oficina de la calle Génova, por supuesto. Está visto que, los pocos socialistas que han quedado en el Parlamento, están dispuestos a hacerse oír, a adquirir protagonismo y a impedir al nuevo Gobierno de los populares el que intente poner orden en el desconcierto que ellos mismos dejaron cuando, a la fuerza, digo a la fuerza de las “urnas”, tuvieron que ceder sus asientos azules a las huestes del señor Rajoy. No sé que quieren que les diga pero, para mí, el que la señora Leire Pajín, una de las ministras más incompetentes del anterior ejecutivo, se lance en tromba a criticar la política de becas del nuevo ministro de Educación, señor Wert, y derive, sin ninguna explicación, más que la de explotar los sucesos de Valencia en su beneficio y el del PSOE; a criticar la política del Gobierno y de la policía a sus órdenes, respecto a los “alumnos” del instituto Lluis Vives que, por lo visto, tiene algunos retrasados que ya peinan canas; junto a activistas y miembros del 15M, que mucho tememos que nunca hayan pisado el suelo de aquel Instituto que, por cierto, tiene una cierta fama de ser conflictivo.

¿Tenían o no tenían calefacción los revoltosos? Algunos dicen que sí y, otros, que no la tienen ( los conserjes del establecimiento niegan que esté apagada y afirman que funciona la electricidad). El cabecilla de los estudiantes, un  tal Albert Ordóñez, no sabe si en el Lluis Vives hay o no calefacción pero, en todo caso, “ la protesta se hace por todos los Institutos del país Valencianos” donde, por lo visto, hay epidemia de calefacciones averiadas. En todo caso, ya han encontrado una alternativa para calentarse o que los “calienten”, saliendo a las calles a gritar, exhibiendo libros (que las malas lenguas afirman que los adquirieron, indiscriminadamente, a las puertas de su colegio a un euro la pieza). Y es que, a estas alturas de la democracia, que estos chavales pretendan hacernos creer que están locos por la lectura parece, como menos, una broma de mal gusto. La LOGSE no da para más. Todo parece algo precipitado, un esfuerzo evidente para soliviantar el país e invitar a que los estudiantes se junten a los sindicalistas para que, en una unión contra natura, se reúnan todos el próximo día 29 en un ensayo de lo que podría ser la anunciada huelga general. ¿En qué quedamos, era una manifestación espontánea de alumnos del instituto o hay alguien que viene planeando cada paso de esta movida contra las reformas del Gobierno? Pero, señores, el PSOE ¡no sabe nada de todo ello!, basta ver las caras de inocentes de la Valenciano y la Pajín, para que nos apercibamos de quienes son los que apoyan las movidas y quienes no..

En todo caso, a nuestro modesto criterio, el Gobierno haría mal en refugiarse en una defensa numantina de la legalidad de sus acciones, dar la sensación de que está intentando lanzar balones fuera y que no tiene otra cosa que alegar que unas tímidas excusas. El señor Fernández que se “lamenta” si hubo algún exceso por alguno de los policías y que, en adelante, se va a ser más “suave” con estos sujetos que consideran que las calles son suyas. Si la policía es verdad que graba lo ocurrido en las manifestaciones – y si no, se tendría que poner en práctica de inmediato – debería obligar a la TV oficial a que pusiera las imágenes grabadas y no permitir que sólo se divulguen las imágenes de cuando los policías cargan contra los manifestantes. Hay que explicar, con claridad y contundencia, en el Parlamento de la nación, que hay grupos de ciudadanos, mal dirigidos, que están empeñados en tirar para abajo toda la tarea, inmensa tarea, que le queda al Ejecutivo por delante, para intentar conseguir que Europa nos ayude. Es preciso que el PSOE, como primer partido de la oposición, nos demuestre que, como dice Rubalcaba, son responsables y, en lugar de apoyar a los que quieren convertir una democracia en una serie de protestas callejeras, les adviertan de que, en estos momentos, no está el horno para bollos y que todos deben tirar a una, para conseguir convencer a Europa de que somos capaces de reaccionar y cumplir los objetivos que nos hemos marcado. Azuzar el descontento, señor Rubalcaba, es un grave delito en tiempos de recesión, una falta de lealtad al Gobierno y una grave traición a la patria.

Creo que pueden existir medidas de tipo administrativo para que, todos aquellos que se dedican a invadir sin permiso las calles; los que tiran objetos contundentes y los que destrozan la propiedad ajena, sea la municipal o la privada, deban resarcir a las administraciones o a los ciudadanos, mediante compensaciones en metálico y fuertes multas. Que los estudiantes y los profesores se vieran obligados a recuperar las horas perdidas en manifestaciones, a las que, es evidente, tienen derecho a acudir, para que, de ninguna manera, la enseñanza de los jóvenes pudiera sufrir ningún deterioro. ¡Muy bien el derecho a la libre expresión, pero sin que ello vaya en detrimento del derecho a recibir la enseñanza, sin la cual, evidentemente, no se puede pasar curso! Es obvio que los enseñantes, no pueden eludir sus obligaciones docentes, permitiendo que sus pupilos dejen de asistir a las clases sin que, más tarde, deban recuperar el tiempo perdido, lo que sólo se consigue, prolongando el horario de clases.¡El no hacerlo iría en contra del código del buen profesor! ¿O no? Está bien valerse de los alumnos o incitarlos o facilitarles faltar a clase, para ejercitar sus derechos ciudadanos; pero esto no debe suponer que las notas de los alumnos no deban coincidir con su nivel de conocimientos, que nunca puede ser suplido por un ticket de haber asistido a una huelga o manifestación.

La policía debe detener a todo aquel que infrinja las normas
y, para ello, debe utilizar la fuerza precisa para reducirlo, si no se entrega de buena gana. El que no quiera asumir el riesgo de hacer gamberradas y lanzar objetos contra la policía que cumple con su deber, que no cometa torpezas y se manifieste pacíficamente, que no le va a ocurrir nada. La desobediencia a las órdenes de la autoridad, los insultos, los destrozos, y las gamberradas, no justifican el reclamar impunidad. Son una gran mayoría de los españoles que le negaron al PSOE su apoyo, convencidos de que, siguiendo sus políticas económicas, sociales y financieras nunca España saldría de la crisis. No nos vale que cuatro insensatos, los perdedores de las elecciones y los resabiados de siempre, una clara minoría revanchista y temeraria intente, por cuestión sectaria o partidista, querer suplir la voluntad de una gran mayoría por la fuerza, las amenazas, los alborotos y la falta de sentido común de quienes los dirigen, con el objetivo de poner en cuestión los esfuerzos del nuevo Gobierno, por dolorosos y poco populares que sean, cuando desde todo el resto de Europa, la UE, Bruselas, Alemania y el mismo presidente de los EE.UU, viene aplaudiendo las medidas de austeridad que se están implantando en nuestra nación.

O ¿es que alguno de todos estos que salen a las calles ha sido capaz de elaborar un plan mejor para sacarnos de la recesión? Si es así, que lo exponga, que seguro que todos estaremos encantados de estudiarlo y ponerlo en práctica, si es que es factible, claro. O, en caso contrario, lo mejor es que calle y se quede en casa. Así veo yo, señores, la situación actual de nuestro país.

¿Saben lo que piden, en realidad, los alborotadores de la calle?

“La mejor defensa es un buen ataque”, parece que es uno de los aforismos más conocidos de todo militar que se precie.
Miguel Massanet
viernes, 24 de febrero de 2012, 08:27 h (CET)
El señor Ansón no creo que ande demasiado desencaminado cuando le recomienda al señor Rajoy que no permanezca pasivo ante la carga de la caballería ligera que, el general en jefe de la tropa socialista y sus adláteres, señor Pérez Rubalcaba, ha ordenado contra la fortaleza de los populares, incluida la oficina de la calle Génova, por supuesto. Está visto que, los pocos socialistas que han quedado en el Parlamento, están dispuestos a hacerse oír, a adquirir protagonismo y a impedir al nuevo Gobierno de los populares el que intente poner orden en el desconcierto que ellos mismos dejaron cuando, a la fuerza, digo a la fuerza de las “urnas”, tuvieron que ceder sus asientos azules a las huestes del señor Rajoy. No sé que quieren que les diga pero, para mí, el que la señora Leire Pajín, una de las ministras más incompetentes del anterior ejecutivo, se lance en tromba a criticar la política de becas del nuevo ministro de Educación, señor Wert, y derive, sin ninguna explicación, más que la de explotar los sucesos de Valencia en su beneficio y el del PSOE; a criticar la política del Gobierno y de la policía a sus órdenes, respecto a los “alumnos” del instituto Lluis Vives que, por lo visto, tiene algunos retrasados que ya peinan canas; junto a activistas y miembros del 15M, que mucho tememos que nunca hayan pisado el suelo de aquel Instituto que, por cierto, tiene una cierta fama de ser conflictivo.

¿Tenían o no tenían calefacción los revoltosos? Algunos dicen que sí y, otros, que no la tienen ( los conserjes del establecimiento niegan que esté apagada y afirman que funciona la electricidad). El cabecilla de los estudiantes, un  tal Albert Ordóñez, no sabe si en el Lluis Vives hay o no calefacción pero, en todo caso, “ la protesta se hace por todos los Institutos del país Valencianos” donde, por lo visto, hay epidemia de calefacciones averiadas. En todo caso, ya han encontrado una alternativa para calentarse o que los “calienten”, saliendo a las calles a gritar, exhibiendo libros (que las malas lenguas afirman que los adquirieron, indiscriminadamente, a las puertas de su colegio a un euro la pieza). Y es que, a estas alturas de la democracia, que estos chavales pretendan hacernos creer que están locos por la lectura parece, como menos, una broma de mal gusto. La LOGSE no da para más. Todo parece algo precipitado, un esfuerzo evidente para soliviantar el país e invitar a que los estudiantes se junten a los sindicalistas para que, en una unión contra natura, se reúnan todos el próximo día 29 en un ensayo de lo que podría ser la anunciada huelga general. ¿En qué quedamos, era una manifestación espontánea de alumnos del instituto o hay alguien que viene planeando cada paso de esta movida contra las reformas del Gobierno? Pero, señores, el PSOE ¡no sabe nada de todo ello!, basta ver las caras de inocentes de la Valenciano y la Pajín, para que nos apercibamos de quienes son los que apoyan las movidas y quienes no..

En todo caso, a nuestro modesto criterio, el Gobierno haría mal en refugiarse en una defensa numantina de la legalidad de sus acciones, dar la sensación de que está intentando lanzar balones fuera y que no tiene otra cosa que alegar que unas tímidas excusas. El señor Fernández que se “lamenta” si hubo algún exceso por alguno de los policías y que, en adelante, se va a ser más “suave” con estos sujetos que consideran que las calles son suyas. Si la policía es verdad que graba lo ocurrido en las manifestaciones – y si no, se tendría que poner en práctica de inmediato – debería obligar a la TV oficial a que pusiera las imágenes grabadas y no permitir que sólo se divulguen las imágenes de cuando los policías cargan contra los manifestantes. Hay que explicar, con claridad y contundencia, en el Parlamento de la nación, que hay grupos de ciudadanos, mal dirigidos, que están empeñados en tirar para abajo toda la tarea, inmensa tarea, que le queda al Ejecutivo por delante, para intentar conseguir que Europa nos ayude. Es preciso que el PSOE, como primer partido de la oposición, nos demuestre que, como dice Rubalcaba, son responsables y, en lugar de apoyar a los que quieren convertir una democracia en una serie de protestas callejeras, les adviertan de que, en estos momentos, no está el horno para bollos y que todos deben tirar a una, para conseguir convencer a Europa de que somos capaces de reaccionar y cumplir los objetivos que nos hemos marcado. Azuzar el descontento, señor Rubalcaba, es un grave delito en tiempos de recesión, una falta de lealtad al Gobierno y una grave traición a la patria.

Creo que pueden existir medidas de tipo administrativo para que, todos aquellos que se dedican a invadir sin permiso las calles; los que tiran objetos contundentes y los que destrozan la propiedad ajena, sea la municipal o la privada, deban resarcir a las administraciones o a los ciudadanos, mediante compensaciones en metálico y fuertes multas. Que los estudiantes y los profesores se vieran obligados a recuperar las horas perdidas en manifestaciones, a las que, es evidente, tienen derecho a acudir, para que, de ninguna manera, la enseñanza de los jóvenes pudiera sufrir ningún deterioro. ¡Muy bien el derecho a la libre expresión, pero sin que ello vaya en detrimento del derecho a recibir la enseñanza, sin la cual, evidentemente, no se puede pasar curso! Es obvio que los enseñantes, no pueden eludir sus obligaciones docentes, permitiendo que sus pupilos dejen de asistir a las clases sin que, más tarde, deban recuperar el tiempo perdido, lo que sólo se consigue, prolongando el horario de clases.¡El no hacerlo iría en contra del código del buen profesor! ¿O no? Está bien valerse de los alumnos o incitarlos o facilitarles faltar a clase, para ejercitar sus derechos ciudadanos; pero esto no debe suponer que las notas de los alumnos no deban coincidir con su nivel de conocimientos, que nunca puede ser suplido por un ticket de haber asistido a una huelga o manifestación.

La policía debe detener a todo aquel que infrinja las normas
y, para ello, debe utilizar la fuerza precisa para reducirlo, si no se entrega de buena gana. El que no quiera asumir el riesgo de hacer gamberradas y lanzar objetos contra la policía que cumple con su deber, que no cometa torpezas y se manifieste pacíficamente, que no le va a ocurrir nada. La desobediencia a las órdenes de la autoridad, los insultos, los destrozos, y las gamberradas, no justifican el reclamar impunidad. Son una gran mayoría de los españoles que le negaron al PSOE su apoyo, convencidos de que, siguiendo sus políticas económicas, sociales y financieras nunca España saldría de la crisis. No nos vale que cuatro insensatos, los perdedores de las elecciones y los resabiados de siempre, una clara minoría revanchista y temeraria intente, por cuestión sectaria o partidista, querer suplir la voluntad de una gran mayoría por la fuerza, las amenazas, los alborotos y la falta de sentido común de quienes los dirigen, con el objetivo de poner en cuestión los esfuerzos del nuevo Gobierno, por dolorosos y poco populares que sean, cuando desde todo el resto de Europa, la UE, Bruselas, Alemania y el mismo presidente de los EE.UU, viene aplaudiendo las medidas de austeridad que se están implantando en nuestra nación.

O ¿es que alguno de todos estos que salen a las calles ha sido capaz de elaborar un plan mejor para sacarnos de la recesión? Si es así, que lo exponga, que seguro que todos estaremos encantados de estudiarlo y ponerlo en práctica, si es que es factible, claro. O, en caso contrario, lo mejor es que calle y se quede en casa. Así veo yo, señores, la situación actual de nuestro país.

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