El otro día estuve viendo un artículo del ‘todopoderoso’ The New York times, el cual estaba firmado por un tal Alexender Berger. Se titulaba ‘Why Selling Kidneys should be legal’ (Por qué la venta de riñones debería ser legal). En su escrito, 'Alex' decía que había donado un riñón de forma altruista a alguien que ni siquiera conocía, y que sus padres y amigos le habían calificado de loco. Me encontré con un dato alucinante, en Estados Unidos más del 50 por ciento de las personas agrupadas en la lista de espera para recibir un riñón acaban muriendo.
El periodista proponía una solución para evitar el tumultuoso número de muertes por esta causa, la venta de órganos y más concretamente de riñones, es decir, legalizar el mercado negro. Otra ventaja que también mencionaba era el ahorro económico que provocaría en la sanidad pública, puesto que al haber menos muertes, el gasto en diálisis bajaría.
Cada uno que reflexione sobre este delicado tema, pero yo lo veo más bien claro: Hay que ponerse en situación, si urgentemente yo necesito el trasplante de un riñón y tengo suficiente dinero, y a ti te falta liquidez y estás dispuesto a venderme el tuyo, firmaríamos un contrato y tan amigos.
Pero por otra parte, eso tampoco es así, porque si es ‘poca’ la diferencia entre ricos y pobres, está se vería ligeramente aumentada.
Según afirma, a través de datos y gráficas, el profesor de psicología de la Universidad de Harvard, Steven Pinker, en su libro ‘The betters angels of our nature’ estamos caminando a sociedades con unos índices de altruismo y solidaridad en ascenso gradual. Entonces ¿Porqué deberíamos acudir al capitalismo en términos de salud y no a la unidad social?
Cuando yo cumpla mi mayoría de edad, me haré donante de órganos en la ONT, una organización pública cuyo principal objetivo es la promoción de la donación altruista con el único fin de que el ciudadano español que necesite un trasplante tenga las mayores y mejores posibilidades de conseguirlo. Por qué una vez, desgraciadamente fallecido, ¿para que los quiero? Me moriré con la satisfacción de saber que probablemente mi indoloro acto ha salvado la vida a más de una persona, y que de cierta forma hay una parte de mi cuerpo que todavía está viva en otro individuo.
Todo son ideas, propuestas para salvar vidas, aunque hay miles de circunstancias y situaciones adversas.