Algunos sectores de la prensa madrileña ya juegan con este término a la hora de hablar del método de Simeone. No hay duda de que el técnico argentino ha volteado la situación del Atlético en tan solo unas semanas y además lo ha hecho tocando la tecla más importante de la idiosincrasia del club rojiblanco: la psicología. El Atlético de Madrid es como un niño al que hay que educar cada día, premiando sus buenas conductas y gestionando sus rebeldías.
El carácter e instinto ganador que siempre caracterizó a Simeone ha calado en la plantilla rojiblanca, que ha sabido empatizar con su nuevo entrenador de una forma que jamás pudo con Manzano. Los inicios del Cholo en el banquillo del Atlético recuerdan a los de Quique Flores. Ambos cogieron un equipo cadáver y lo transformaron en un conjunto competitivo y con las ideas claras.
El nuevo Atleti de Simeone tiene la virtud de saber leer cada partido de forma independiente. Ante Osasuna (campo maldito para los rojiblancos en la última década) los madrileños hicieron un partido tan inteligente como distinto al de Villarreal, con resultados muy distintos (0-1 y 3-0) pero mismo final: victoria. Para Simeone la prioridad es ganar, no jugar bien, y aunque esa filosofía es criticable también es efectiva, como el propio fútbol.
El domingo ante el Valencia el Atlético volvió a hacer un buen partido, aunque la mala puntería y un inspirado Diego Alves evitaron la victoria rojiblanca. En cualquier caso, el conjunto ché terminó el encuentro pidiendo la hora en una imagen que no es muy usual en un equipo grande, y menos cuando se enfrenta a un Atlético de Madrid cuyo talón de Aquiles es precisamente no saber competir contra los grandes de la Liga.
El Cholismo es una forma de vida emergente en el Calderón que de momento conecta bien con la grada del Manzanares, pero que a buen seguro tendrá que lidiar con situaciones difíciles propias de un club kamikaze como el Atlético de Madrid. Al menos el Cholo cuenta con el beneplácito de la afición colchonera, que no es muy proclive a ser amiga de entrenadores. Más que Manzano ya tiene ganado.
