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Hay gran profusión de modas en todos los órdenes. Por ejemplo en la vestimenta

Las modas

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Podemos  recordar aquel la clasificación del ministro Bernard Soria, en línea trapecio tonel o cilindro, o diábolo; que  así vio a las mujeres. Minifaldas o tallas hasta el suelo. Lo que sea, o bien…ponte lo que te dé la gana.

   Pero me voy a referir a las” modas” de las creencias. Nunca ha habido tanta superficialidad e ignorancia en la tipología del creer. Jamás ha existido tanto agnóstico ignorante  y lo que significa el no tener creencias. Naturalmente pido perdón a los ignorantes porque en mi fuero interno jamás ha existido la intención de ofender, y menos si no han tenido la culpa de sus  desconocimientos. Pero  sí  la de intentar, si acaso convencer y sacar de su no saber , muchas veces no culposo ya que nadie les ha hablado de lo que hay que creer o de lo que es conveniente hacerlo.

   Hay que buscar un asidero, hacerse con él porque esta sociedad turbulenta que nos engulle en su consumismo de la mano de un hedonismo  galopante, hace que sea incompatible el vivir haciéndolo con un comportamiento en la naturalidad, ahora chocante, en el que el pudor y la modestia sean valores de una sociedad menos trepidante y destructora. Una sociedad que camine por unos cauces sin altisonancias y desbordamientos que sólo llevan a la insatisfacción de quien todo lo ha probado y no ha encontrado respuestas.

   Y no los considero en sí enemigos de la Religión, sino enemigos de la lógica o amigos de la comodidad que nos induce  a no complicarnos la vida. Pero su extensión a gentes con tendencias a la maldad pueden conducir a una catástrofe  social, al carecer de barreras de contención a sus instintos incontrolados que conducirían a la autodestrucción.

   Esto se extiende como consecuencia del caldo de cultivo en una sociedad sin valores, o valores desviado hacia tendencias egoístas que supone el caminar hacia una jungla de crueldad devoradora.
  

Para animarnos hay que pensar que Dios nos mira y se hace el encontradizo. Hizo el Mundo y vio que era bueno. Y en él puso al hombre, que al dar pruebas de su fragilidad, envía a su Hijo, para convivir con nosotros y Redimirnos.

Las modas

Hay gran profusión de modas en todos los órdenes. Por ejemplo en la vestimenta
Alfredo Hernández
domingo, 5 de febrero de 2012, 07:43 h (CET)

Podemos  recordar aquel la clasificación del ministro Bernard Soria, en línea trapecio tonel o cilindro, o diábolo; que  así vio a las mujeres. Minifaldas o tallas hasta el suelo. Lo que sea, o bien…ponte lo que te dé la gana.

   Pero me voy a referir a las” modas” de las creencias. Nunca ha habido tanta superficialidad e ignorancia en la tipología del creer. Jamás ha existido tanto agnóstico ignorante  y lo que significa el no tener creencias. Naturalmente pido perdón a los ignorantes porque en mi fuero interno jamás ha existido la intención de ofender, y menos si no han tenido la culpa de sus  desconocimientos. Pero  sí  la de intentar, si acaso convencer y sacar de su no saber , muchas veces no culposo ya que nadie les ha hablado de lo que hay que creer o de lo que es conveniente hacerlo.

   Hay que buscar un asidero, hacerse con él porque esta sociedad turbulenta que nos engulle en su consumismo de la mano de un hedonismo  galopante, hace que sea incompatible el vivir haciéndolo con un comportamiento en la naturalidad, ahora chocante, en el que el pudor y la modestia sean valores de una sociedad menos trepidante y destructora. Una sociedad que camine por unos cauces sin altisonancias y desbordamientos que sólo llevan a la insatisfacción de quien todo lo ha probado y no ha encontrado respuestas.

   Y no los considero en sí enemigos de la Religión, sino enemigos de la lógica o amigos de la comodidad que nos induce  a no complicarnos la vida. Pero su extensión a gentes con tendencias a la maldad pueden conducir a una catástrofe  social, al carecer de barreras de contención a sus instintos incontrolados que conducirían a la autodestrucción.

   Esto se extiende como consecuencia del caldo de cultivo en una sociedad sin valores, o valores desviado hacia tendencias egoístas que supone el caminar hacia una jungla de crueldad devoradora.
  

Para animarnos hay que pensar que Dios nos mira y se hace el encontradizo. Hizo el Mundo y vio que era bueno. Y en él puso al hombre, que al dar pruebas de su fragilidad, envía a su Hijo, para convivir con nosotros y Redimirnos.

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