Que el Barça tiene una plantilla corta es una falacia. Lo es porque el club culé es una entidad con dos “primer equipo”, uno mundialmente conocido y con séquito en las cuatro esquinas del planeta y otro que milita en la categoría de plata, modesto y ambicioso. Desde este principio, Pep Guardiola, incluso con lesiones por doquier en su escuadra, posee a su alcance una batería ingente de alternativas.

Tras los Busquets, Pedro, Thiago y, por confirmar todavía, el impávido Isaac Cuenca ha salido un nuevo recurso del plantel, extremo él también y con percha de auténtico crack. Cristian Tello trajo por la ruta de la amargura a toda la defensa txuri-urdin, una y otra vez el joven canterano provó el uno contra uno frente a Carlos Martínez, pendiente todavía de alcanzar la sombra del culé.

El esquema de los de Philipe Montanier, con bajas sensibles en todas las líneas, sacrificó el talento de Xabi Prieto y Anthony Griezmann, más atentos de taponar las bandas culés  que de enlazar jugadas de cara a gol. Con Cuenca y Tello como rompehielos, fueron Thiago y Jonathan Dos Santos los nombrados para dar relevo a Xavi y Busquets. El internacional mexicano es todo un goce para el admirador de fútbol, por su estilo, por su vigor el canterano niveló la transición defensa-ataque como un ducho de su profesión.

Pero recurrir al comodín del filial tiene un peligro que suele manifestarse en forma de inexperiencia, especialmente cuando los actores principales se congelan por el frío ambiental. Cesc Fábregas, desaparecido; Messi, errático y una defensa que concedió hasta cuatro ocasiones claras de juego estuvieron a punto de ceder definitivamente la liga a favor del Madrid.

Tras el primer gol de Tello en los primeros compases del partido, Messi pareció cerrar el encuentro a la hora de juego con el 2-0. Pero el tanto de Carlos Vela minutos después dio vida a los visitantes. El Barça perdió totalmente el control del partido y los blanquiazules creyeron en la machada hasta el último suspiro. Philippe Montanier echó toda la carne sobre el asador, Agirretxe y Llorente subieron al campo pero la osadía del técnico francés no encontró recompensa.