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100 preguntas a Wifredo Espina / Capítulo 5

La profesión periodística

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1. ¿El periodismo es una vocación innata o un oficio que se puede aprender?

El periodismo es esencialmente vocación. Como otras profesiones vocacionales: médico, abogado, etc. Me cuesta, en cambio, entender como vocación ser registrador de la propiedad, por ejemplo. No creo que sea correcto considerar el periodismo como un “oficio”, como prefieren algunos. En esto diacrepé claramente del que fue mi subdirector Ibáñez Escofet, e incluso propugné desde un principo que debía ser una carrera universitaria, en contra de otros criterios. Pero universitaria de segundo ciclo, és decir, para los que ya tengan otras carreras. Esto me causó algún disgusto. Cuando entré en El Correo Catalán, había pocos universitarios en las redacciones, por lo cual estas posturas no eran muy bien vistas. Incluso el primer dia me encontré con media redacción, en Las Ramblas, llena de rótulos y pancartas con “Ya llega el catedrático” y cosas por el estilo; me supo mal y me dijeron –nunca supe si era cierto-  que el instigador había sido Josep Pernau.  .

Esta vocación, sin embargo, debe ser profesionalizada; es decir, se ha de manifestar a través de una formación cultural y técnica, imprescindible si quiere ser eficaz. Ahora bien, esta vocación puede manifestarse en  direcciones distintas, a las cuales habría que adaptar los planes formativos. Se impone la especialización. Hay diferentes aspectos o niveles en el periodismo, y por esto la carrera –en el caso de ser larga- habría que tener diferentes grados: peritaje, licenciatura y doctorado. No es lo mismo comentar un partido de fútbol que hacer una relación de los buques llegados al puerto, o entrevistar un gran personaje o escribir una editorial, pongamos por caso.

Todos los oficios se pueden aprender, hay que aprenderlos. Una persona que no tenga vocación para el oficio que ejerce podrá llegar a ser un buen profesional, un buen técnico, pero le faltará ‘el alma’ de lo que hace, aquella cosa que... Es difícil de explicar, aunque muy fácil de entender. Ibáñez Escofet, inteligente, buena persona y muy impetuoso, a veces entraba en la redacción del Correo gritando: «Qué os habéis creído! El periodismo es un oficio!» Está bien para bajar los humos, pero no hay duda que se refería a qué era una vocación, no una simple manera de ganarse la vida. El oficio normalmente se aprende; la vocación se siente y vive; puede contigo.    

2. ¿Cuál es el perfil idóneo del buen periodista?

Hombre, no pretendo tener la verdad. Voy a responder como pueda, con un símil. El periodista es –debe ser– el abogado de la sociedad. Para ello necesita intuición, sensibilidad, profundidad, amplia cultura, ecuanimidad, buen gusto, rapidez y  fácil expresión.Pero, sobre todo, amar a la sociedad, a los ciudadanos. Si no es así, perderá todos los pleitos. Es mi modesta opinión.    

3. ¿Qué valores debiera transmitir a la sociedad?

El periodista debería reflejar, analizar y criticar –valorando en su justa medida lo que hay de positivo y de negativo, a su jucio– todo lo que pasa. Debe hacer una crítica noble, sincera, con la intención de actuar como revulsivo del cuerpo social. A mi entender, el periodista no se puede conformar con actuar solo de espejo, debe, además, remover conciencias, apuntar ideas y soluciones..No adoctrinar. Estar siempre abierto al futuro y a los demás, empujar a la sociedad hacia adelante, puede ser uno de sus motores, como ocurrió en la Transición polític, en la que la prensa catalana jugó un papel determinante. Y debe hacerlo desde un punto de vista libre, porqué cualquier tipo de militancia, sea política o religiosa, si no se tiene un gran sentido autocrítico, está reñida con el periodismo. Esto es lo que me indica la experiencia propia y ajena.      

4. ¿Qué es para usted la independencia profesional? ¿Es realmente posible?

Una vez, hace años, escribí: «Hoy son frecuentes las empresas periodísticas propensas a sacrificar la cabezas que sean necesarias cuando sufren presiones externas», y también dije que «restablecida la democracia, son demasiados los políticos y no políticos que lo olvidan y intentan secuestrar o administrar la libertad de expresión de acuerdo con sus propios intereses». Opino que los medios de comunicación se han puesto, y se ponen, demasiado a menudo al servicio del propio negocio, por encima de todo, o de determinados sectores políticos o económicos. Hay una inadmisible complicidad periodismo-política y periodismo-intereses económicos. Los Códigos deontológicos, snte estos abusos, suelen ser papel mojado. Buenas intenciones o formas hipócritas de enmascarar lo que ocurre, aprobando códigos sobre lo que debiera ocurrir.

5.-¿Es posible distanciarse de las presiones empresariales y políticas?

No es nada facil. A veces, pocas, se entra en una empresa periodística por afinidad a su línea editorial. Digo pocas, poque normalmente se entra en el medio que puedes o te acogen. Sobre todo, cuando hay tanta oferta de profesionales y poca demanda. Se ha producido una verdadera inflación de profesionales. Han proliferado demasiado las Facultades de Comunicaciín, y se ha exigido una nota demasiado baja para entrar. Además, la carrera no exige mucho esfuerzo. Esto de ‘ser periodista’ ha deslumbrado a demasiados jóvenes, que lo ven como un camino a la fama, o para tratar a famosos. Alguna vez habrá que decir en serio que esto de “la fama” y de “ser famoso”, por si mismo, es una solemne estupidez. La vida es  algo más seria que “la fama”. La fama es humo. Claro que un humo que, a veces, da mucho dinero. Una visión o concepción frívola de la vida.

Con una mentalidad así, no se resisten las presiones de nadie si te reporta beneficios. Se admite esta esclavitud.  Lo importante, en estos casos, es salir a la radio, a la tele, y flotar en la abundancia...Es triste..Trastocar el sentido de las cosas, de la profesión y de la existencia. No importa labrarse una personalidad, un nombre pçúblico serio y creible. Esto sí que requiere esfuerzo, renuncias, trabajo gris, tener criterio formado de los temas y de las personas...Solo cuando su ha conseguido labrarse una personalidad sólida y bien valorada e influyente en el público, es posible ser respetado y valorado. Se te respeta un alto grado de independencia. De lo contrario, eres un simple títere de los políticos o de intereses económicos.

6. ¿Cómo ve el periodismo actual?

 
No se puede generalizar. Pero no me gusta. Se ha masificado y frivolizado. En muchos casos, especialmente en Madrid, se hace prensa de trinchera.: al servicio de ideologias partidistas o intereses de sectores. Es la autoesclavización de la prensa. En muchas redacciones hay poco sentido de la valorización y jerarquización de las notñicias; o se hace con criterios de simple mercado, no de valores humanos y culturales. No pocos directores dimiten de su verdadera función directiva y se limitan a ser jefes de redacción. Tuve la suerte de tener un gran director, Andreu Roselló, del que aprendí mucho. Actuaba de director, en la redacción y de cara a la empresa, con la que a veces se enfrentaba.

Por esto, un dia le jubilaron injustamente. Se quería que el diario fuera portavoz de un grupo político, del entorno de Jordi Pujol, y él era un estorbo. Económicamente le compensaron bastante bien, pero Roselló acabó muriendo del disgusto. Nombraron para sustituirle a Lorenzo Gomis, un gran escritor y periodista, pero que demostró ser un mal director de diario, no de revista cultural, como bien demostró en el prestigiosos El Ciervo. Su paso por El Correo fué fatal, para el diario y para él al aceptar publicar una columna diaria, con frecuencia bastante ridícula. Era un escritor para trabajos serios, no de columnitas improvisadas  al son de música clásica a todo volumen  en su despacho. Cuando Roselló fué a la cita con la empresa para su subtitución, entrño en mi despacho contiguo para comunicármelo.

Le repetí, ante su extrañeza, lo de otras veces: “yo no soy candidato”, como él deseaba. La razón de mi postura era muy sencilla. Conocía bien y había vivido de cerca las tribulaciones de Andreu Roselló con los nuevos accionistas de la empresa durante los últimos años de director, y no estaba dispuesto a pasar por el mismo calvario. Así de simple. En el peridismo actual hay demasiada sumisión del profesional a tododos los intereses, de dentro y de fuera de la empresa. Y esto, en casi todos los medios. Y que me perdonen mis colegas.

7. ¿Tiene la sensación a veces de que todo vale y que el rigor no es primordial?


Creo que queda bastante contestado con lo que acabo de comentar. A nivel de los propios profesionales, también se sacrifica el rigor en aras a la rapidez y al impacto. Es aquello de “ no dejes que la verdad me estropee un buen titular”. Y en los medios audivisuales esta tentación es aún mayor. El impacto, el espectáculo y las caras bonitas priman por encima de todo. ¿Solución? Poner al frente de los grandes medios personas con personalidad, madurez  y prestigio, capaces de resistirse a estas tentaciones. No es lo que interese, precisamente, a algunos empresarios...

8. Cada año salen de las facultades miles de jóvenes licenciados en Periodismo y la gran mayoría ni tan siquiera llega a ejercer la profesión. ¿Qué futuro le espera a los periodistas de este país?

Sí, hay más oferta que demanda. La lógica, pues, nos dice que sólo encontrarán empleo como periodistas los mejores, los más bien dotados y preparados. Bien es verdad que siempre habrá quién esté dispuesto a lo que sea para subsistir, es decir, a ejercer la profesión de periodista comprado. De quién es la culpa?

Como siempre, irá repartida.  Algunos nuevos licenciados serán culpables por haber escogido una profesión que no es su vocación. Y algunos medios de comunicación porqué quieren mano de obra barata y no buscan ser un medio de opinión y referencia.

    Las empresas periodísticas deben plantearse si quieren un producto más reducido, pero más influyente, o uno de amplio mercado y nada influyente.

    Actualmente, la prensa de calidad es la que proporciona las informaciones a la radio y a la televisión, dónde, no lo olvidemos, también hay periodistas.

    Joan Tàpia decía, en una interesante conferencia, que la prensa será cada vez de más rigor  y menos de cruzada, si quiere avanzar. Como buen deseo, opino que es acertado.

    ¿Que qué futuro les espera a los jóvenes licenciados en periodismo, en este país? Primero debemos decir que los estudios –una carrera– nunca han sido un estorbo para trabajar, y luego que conocemos médicos que se dedican a la política o que actúan de showman... y periodistas que trabajan de presentadores de la televisión, de actores, de humoristas.... de lo que pueden.    

9. ¿Qué piensa de la concentración de medios?

Cuando había pocos medios, era muy peligrosa. Ahora, que proliferan como setas, si no se coordinan, concentran o fusionan, van a desaparecer. Ya han desaperecido muchos y van a desaperecr más. Una cierta concentración, que permita unos medios más poderosos y, quizas, más independientes, es necesaria.

10. ¿Cuál cree que debe ser el papel de la prensa en la sociedad?

Prensa, periodismo y periodista son a veces sinónimos, y aquí lo son. La prensa –el periodista, el periodismo– tiene que reflejar, analizar y criticar –es decir, examinar y juzgar, hacer notar los defectos y quizás, proponer soluciones; no acusar, censurar, reprobar, reprochar, vituperar, calumniar, recriminar, difamar, denigrar, ...– todo lo que ocurre en el mundo. Tiene que hacer una crítica noble, sincera, valorando lo positivo y lo negativo, con la intención de actuar de revulsivo. No puede limitarse a actuar de espejo. Tiene que estar siempre abierta al futuro... y empujar a la sociedad hacia adelante. Tiene que ser uno de los motores de la sociedad. Y tiene que hacerlo desde un punto de vista libre, porqué cualquier militancia, sea política, deportiva o religiosa, si no se tiene un sentido autocrítico, está reñida con el periodismo. Esta es mi opinión, que ya he expuesto antes.

Hay que partir de una curiosidad total, de un sentido común muy profundo, de una capacidad de análisis y de una capacidad de valoración desde este sentido común. Todo esto, junto con la experiencia que el periodista, como cada uno de nosotros, ha ido adquiriendo con el paso de los años, permite intuir, en cierta manera, como se puede mejorar, de alguna manera, nuestra sociedad. Y tengo que insistir en el hecho que si bien las teorías y las tendencias están implícitas en la formación que cada uno de nosotros ha recibido, el periodista –repito-, la prensa no deben servirse jamás de apriorismos, excepto en los casos en qué los use como punto de referencia. La prensa, por definición –y por tanto el periodista– tendría que ser antidogmática. Aunque, todo hay que decirlo, todos tenemos la tentación de pontificar, de creer que tenemos razón.

La profesión periodística

100 preguntas a Wifredo Espina / Capítulo 5
Wifredo Espina
lunes, 2 de enero de 2012, 07:53 h (CET)
1. ¿El periodismo es una vocación innata o un oficio que se puede aprender?

El periodismo es esencialmente vocación. Como otras profesiones vocacionales: médico, abogado, etc. Me cuesta, en cambio, entender como vocación ser registrador de la propiedad, por ejemplo. No creo que sea correcto considerar el periodismo como un “oficio”, como prefieren algunos. En esto diacrepé claramente del que fue mi subdirector Ibáñez Escofet, e incluso propugné desde un principo que debía ser una carrera universitaria, en contra de otros criterios. Pero universitaria de segundo ciclo, és decir, para los que ya tengan otras carreras. Esto me causó algún disgusto. Cuando entré en El Correo Catalán, había pocos universitarios en las redacciones, por lo cual estas posturas no eran muy bien vistas. Incluso el primer dia me encontré con media redacción, en Las Ramblas, llena de rótulos y pancartas con “Ya llega el catedrático” y cosas por el estilo; me supo mal y me dijeron –nunca supe si era cierto-  que el instigador había sido Josep Pernau.  .

Esta vocación, sin embargo, debe ser profesionalizada; es decir, se ha de manifestar a través de una formación cultural y técnica, imprescindible si quiere ser eficaz. Ahora bien, esta vocación puede manifestarse en  direcciones distintas, a las cuales habría que adaptar los planes formativos. Se impone la especialización. Hay diferentes aspectos o niveles en el periodismo, y por esto la carrera –en el caso de ser larga- habría que tener diferentes grados: peritaje, licenciatura y doctorado. No es lo mismo comentar un partido de fútbol que hacer una relación de los buques llegados al puerto, o entrevistar un gran personaje o escribir una editorial, pongamos por caso.

Todos los oficios se pueden aprender, hay que aprenderlos. Una persona que no tenga vocación para el oficio que ejerce podrá llegar a ser un buen profesional, un buen técnico, pero le faltará ‘el alma’ de lo que hace, aquella cosa que... Es difícil de explicar, aunque muy fácil de entender. Ibáñez Escofet, inteligente, buena persona y muy impetuoso, a veces entraba en la redacción del Correo gritando: «Qué os habéis creído! El periodismo es un oficio!» Está bien para bajar los humos, pero no hay duda que se refería a qué era una vocación, no una simple manera de ganarse la vida. El oficio normalmente se aprende; la vocación se siente y vive; puede contigo.    

2. ¿Cuál es el perfil idóneo del buen periodista?

Hombre, no pretendo tener la verdad. Voy a responder como pueda, con un símil. El periodista es –debe ser– el abogado de la sociedad. Para ello necesita intuición, sensibilidad, profundidad, amplia cultura, ecuanimidad, buen gusto, rapidez y  fácil expresión.Pero, sobre todo, amar a la sociedad, a los ciudadanos. Si no es así, perderá todos los pleitos. Es mi modesta opinión.    

3. ¿Qué valores debiera transmitir a la sociedad?

El periodista debería reflejar, analizar y criticar –valorando en su justa medida lo que hay de positivo y de negativo, a su jucio– todo lo que pasa. Debe hacer una crítica noble, sincera, con la intención de actuar como revulsivo del cuerpo social. A mi entender, el periodista no se puede conformar con actuar solo de espejo, debe, además, remover conciencias, apuntar ideas y soluciones..No adoctrinar. Estar siempre abierto al futuro y a los demás, empujar a la sociedad hacia adelante, puede ser uno de sus motores, como ocurrió en la Transición polític, en la que la prensa catalana jugó un papel determinante. Y debe hacerlo desde un punto de vista libre, porqué cualquier tipo de militancia, sea política o religiosa, si no se tiene un gran sentido autocrítico, está reñida con el periodismo. Esto es lo que me indica la experiencia propia y ajena.      

4. ¿Qué es para usted la independencia profesional? ¿Es realmente posible?

Una vez, hace años, escribí: «Hoy son frecuentes las empresas periodísticas propensas a sacrificar la cabezas que sean necesarias cuando sufren presiones externas», y también dije que «restablecida la democracia, son demasiados los políticos y no políticos que lo olvidan y intentan secuestrar o administrar la libertad de expresión de acuerdo con sus propios intereses». Opino que los medios de comunicación se han puesto, y se ponen, demasiado a menudo al servicio del propio negocio, por encima de todo, o de determinados sectores políticos o económicos. Hay una inadmisible complicidad periodismo-política y periodismo-intereses económicos. Los Códigos deontológicos, snte estos abusos, suelen ser papel mojado. Buenas intenciones o formas hipócritas de enmascarar lo que ocurre, aprobando códigos sobre lo que debiera ocurrir.

5.-¿Es posible distanciarse de las presiones empresariales y políticas?

No es nada facil. A veces, pocas, se entra en una empresa periodística por afinidad a su línea editorial. Digo pocas, poque normalmente se entra en el medio que puedes o te acogen. Sobre todo, cuando hay tanta oferta de profesionales y poca demanda. Se ha producido una verdadera inflación de profesionales. Han proliferado demasiado las Facultades de Comunicaciín, y se ha exigido una nota demasiado baja para entrar. Además, la carrera no exige mucho esfuerzo. Esto de ‘ser periodista’ ha deslumbrado a demasiados jóvenes, que lo ven como un camino a la fama, o para tratar a famosos. Alguna vez habrá que decir en serio que esto de “la fama” y de “ser famoso”, por si mismo, es una solemne estupidez. La vida es  algo más seria que “la fama”. La fama es humo. Claro que un humo que, a veces, da mucho dinero. Una visión o concepción frívola de la vida.

Con una mentalidad así, no se resisten las presiones de nadie si te reporta beneficios. Se admite esta esclavitud.  Lo importante, en estos casos, es salir a la radio, a la tele, y flotar en la abundancia...Es triste..Trastocar el sentido de las cosas, de la profesión y de la existencia. No importa labrarse una personalidad, un nombre pçúblico serio y creible. Esto sí que requiere esfuerzo, renuncias, trabajo gris, tener criterio formado de los temas y de las personas...Solo cuando su ha conseguido labrarse una personalidad sólida y bien valorada e influyente en el público, es posible ser respetado y valorado. Se te respeta un alto grado de independencia. De lo contrario, eres un simple títere de los políticos o de intereses económicos.

6. ¿Cómo ve el periodismo actual?

 
No se puede generalizar. Pero no me gusta. Se ha masificado y frivolizado. En muchos casos, especialmente en Madrid, se hace prensa de trinchera.: al servicio de ideologias partidistas o intereses de sectores. Es la autoesclavización de la prensa. En muchas redacciones hay poco sentido de la valorización y jerarquización de las notñicias; o se hace con criterios de simple mercado, no de valores humanos y culturales. No pocos directores dimiten de su verdadera función directiva y se limitan a ser jefes de redacción. Tuve la suerte de tener un gran director, Andreu Roselló, del que aprendí mucho. Actuaba de director, en la redacción y de cara a la empresa, con la que a veces se enfrentaba.

Por esto, un dia le jubilaron injustamente. Se quería que el diario fuera portavoz de un grupo político, del entorno de Jordi Pujol, y él era un estorbo. Económicamente le compensaron bastante bien, pero Roselló acabó muriendo del disgusto. Nombraron para sustituirle a Lorenzo Gomis, un gran escritor y periodista, pero que demostró ser un mal director de diario, no de revista cultural, como bien demostró en el prestigiosos El Ciervo. Su paso por El Correo fué fatal, para el diario y para él al aceptar publicar una columna diaria, con frecuencia bastante ridícula. Era un escritor para trabajos serios, no de columnitas improvisadas  al son de música clásica a todo volumen  en su despacho. Cuando Roselló fué a la cita con la empresa para su subtitución, entrño en mi despacho contiguo para comunicármelo.

Le repetí, ante su extrañeza, lo de otras veces: “yo no soy candidato”, como él deseaba. La razón de mi postura era muy sencilla. Conocía bien y había vivido de cerca las tribulaciones de Andreu Roselló con los nuevos accionistas de la empresa durante los últimos años de director, y no estaba dispuesto a pasar por el mismo calvario. Así de simple. En el peridismo actual hay demasiada sumisión del profesional a tododos los intereses, de dentro y de fuera de la empresa. Y esto, en casi todos los medios. Y que me perdonen mis colegas.

7. ¿Tiene la sensación a veces de que todo vale y que el rigor no es primordial?


Creo que queda bastante contestado con lo que acabo de comentar. A nivel de los propios profesionales, también se sacrifica el rigor en aras a la rapidez y al impacto. Es aquello de “ no dejes que la verdad me estropee un buen titular”. Y en los medios audivisuales esta tentación es aún mayor. El impacto, el espectáculo y las caras bonitas priman por encima de todo. ¿Solución? Poner al frente de los grandes medios personas con personalidad, madurez  y prestigio, capaces de resistirse a estas tentaciones. No es lo que interese, precisamente, a algunos empresarios...

8. Cada año salen de las facultades miles de jóvenes licenciados en Periodismo y la gran mayoría ni tan siquiera llega a ejercer la profesión. ¿Qué futuro le espera a los periodistas de este país?

Sí, hay más oferta que demanda. La lógica, pues, nos dice que sólo encontrarán empleo como periodistas los mejores, los más bien dotados y preparados. Bien es verdad que siempre habrá quién esté dispuesto a lo que sea para subsistir, es decir, a ejercer la profesión de periodista comprado. De quién es la culpa?

Como siempre, irá repartida.  Algunos nuevos licenciados serán culpables por haber escogido una profesión que no es su vocación. Y algunos medios de comunicación porqué quieren mano de obra barata y no buscan ser un medio de opinión y referencia.

    Las empresas periodísticas deben plantearse si quieren un producto más reducido, pero más influyente, o uno de amplio mercado y nada influyente.

    Actualmente, la prensa de calidad es la que proporciona las informaciones a la radio y a la televisión, dónde, no lo olvidemos, también hay periodistas.

    Joan Tàpia decía, en una interesante conferencia, que la prensa será cada vez de más rigor  y menos de cruzada, si quiere avanzar. Como buen deseo, opino que es acertado.

    ¿Que qué futuro les espera a los jóvenes licenciados en periodismo, en este país? Primero debemos decir que los estudios –una carrera– nunca han sido un estorbo para trabajar, y luego que conocemos médicos que se dedican a la política o que actúan de showman... y periodistas que trabajan de presentadores de la televisión, de actores, de humoristas.... de lo que pueden.    

9. ¿Qué piensa de la concentración de medios?

Cuando había pocos medios, era muy peligrosa. Ahora, que proliferan como setas, si no se coordinan, concentran o fusionan, van a desaparecer. Ya han desaperecido muchos y van a desaperecr más. Una cierta concentración, que permita unos medios más poderosos y, quizas, más independientes, es necesaria.

10. ¿Cuál cree que debe ser el papel de la prensa en la sociedad?

Prensa, periodismo y periodista son a veces sinónimos, y aquí lo son. La prensa –el periodista, el periodismo– tiene que reflejar, analizar y criticar –es decir, examinar y juzgar, hacer notar los defectos y quizás, proponer soluciones; no acusar, censurar, reprobar, reprochar, vituperar, calumniar, recriminar, difamar, denigrar, ...– todo lo que ocurre en el mundo. Tiene que hacer una crítica noble, sincera, valorando lo positivo y lo negativo, con la intención de actuar de revulsivo. No puede limitarse a actuar de espejo. Tiene que estar siempre abierta al futuro... y empujar a la sociedad hacia adelante. Tiene que ser uno de los motores de la sociedad. Y tiene que hacerlo desde un punto de vista libre, porqué cualquier militancia, sea política, deportiva o religiosa, si no se tiene un sentido autocrítico, está reñida con el periodismo. Esta es mi opinión, que ya he expuesto antes.

Hay que partir de una curiosidad total, de un sentido común muy profundo, de una capacidad de análisis y de una capacidad de valoración desde este sentido común. Todo esto, junto con la experiencia que el periodista, como cada uno de nosotros, ha ido adquiriendo con el paso de los años, permite intuir, en cierta manera, como se puede mejorar, de alguna manera, nuestra sociedad. Y tengo que insistir en el hecho que si bien las teorías y las tendencias están implícitas en la formación que cada uno de nosotros ha recibido, el periodista –repito-, la prensa no deben servirse jamás de apriorismos, excepto en los casos en qué los use como punto de referencia. La prensa, por definición –y por tanto el periodista– tendría que ser antidogmática. Aunque, todo hay que decirlo, todos tenemos la tentación de pontificar, de creer que tenemos razón.

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