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Extraña derrota de ciudadanos e instituciones, devoradas por intereses egoístas, pero como en la Gran Guerra estamos en una contienda de posiciones y desgaste. O reaccionamos, o estamos acabados

La extraña derrota

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Termina 2011 y comienza 2012 con la sensación de una extraña derrota. Una derrota de la política frente a los mercados, viejos compañeros que no necesitan ya de fachada política para sus intereses. Extraña por lo sencilla, porque nadie o muy pocos, parecen molestarse, inquietarse. Esperando acontecimientos en vez de adelantarse a ellos. Una derrota de los principios democráticos, de los representantes del ciudadano frente a la artillería del no ciudadano, de la aristocracia financiera y económica. Extraña derrota la de bandas terroristas que hicieron de la supuesta derrota un triunfo, en sus tesis y en sus proyectos, ante la laxitud, el cansancio de los demócratas. Extraña derrota de las instituciones internacionales que velan por la justicia y los Derechos Humanos, devoradas por los intereses egoístas de naciones más interesadas en cortoplacistas objetivos ombliguistas. Una serie de supuestas victorias que no son sino derrotas a los puntos.

Hay motivos para la esperanza. Se mueven los ciudadanos en inhóspitos parajes ante la desidia, la incompetencia de quienes les representan. Hay muchos por lo que luchar, y seguiremos en la trinchera, porque como en la Gran Guerra estamos en una contienda política de posiciones y desgaste. De un lado los intereses espúreos, de otro, con las deficiencias propias de todo humano, la justicia, la libertad. Ciudadanas y ciudadanos, buena suerte para el año que se nos viene, y digo se nos viene porque se presenta con los peores augurios.

Somos una pequeña muesca en la rueda implacable de la globalidad. Pero todas y cada uno de nosotros podemos hacer que esto cambie. Al menos no seamos cobardes. Y, sobre todo, que no nos tomen por estúpidos. Una cosa es que poco podamos hacer, otra que crean nos engañan. Ciudadanos, aquí estaremos. Dando lo mejor de nosotros, espíritus libres, que aspiramos a ser ciudadanos libres en medio de tanta mediocridad, tanta burla y tanta desidia.  Peleando como leonas heridas por todo aquello que consideramos justo, aquí y en Mogadiscio. Transformemos esta extraña derrota en sonora victoria. Salud. Que 2012 nos arroje motivos para seguir creyendo en el progreso. Salud
 
                                                                                                                         

La extraña derrota

Extraña derrota de ciudadanos e instituciones, devoradas por intereses egoístas, pero como en la Gran Guerra estamos en una contienda de posiciones y desgaste. O reaccionamos, o estamos acabados
Nicolás de Miguel
domingo, 1 de enero de 2012, 10:49 h (CET)

Termina 2011 y comienza 2012 con la sensación de una extraña derrota. Una derrota de la política frente a los mercados, viejos compañeros que no necesitan ya de fachada política para sus intereses. Extraña por lo sencilla, porque nadie o muy pocos, parecen molestarse, inquietarse. Esperando acontecimientos en vez de adelantarse a ellos. Una derrota de los principios democráticos, de los representantes del ciudadano frente a la artillería del no ciudadano, de la aristocracia financiera y económica. Extraña derrota la de bandas terroristas que hicieron de la supuesta derrota un triunfo, en sus tesis y en sus proyectos, ante la laxitud, el cansancio de los demócratas. Extraña derrota de las instituciones internacionales que velan por la justicia y los Derechos Humanos, devoradas por los intereses egoístas de naciones más interesadas en cortoplacistas objetivos ombliguistas. Una serie de supuestas victorias que no son sino derrotas a los puntos.

Hay motivos para la esperanza. Se mueven los ciudadanos en inhóspitos parajes ante la desidia, la incompetencia de quienes les representan. Hay muchos por lo que luchar, y seguiremos en la trinchera, porque como en la Gran Guerra estamos en una contienda política de posiciones y desgaste. De un lado los intereses espúreos, de otro, con las deficiencias propias de todo humano, la justicia, la libertad. Ciudadanas y ciudadanos, buena suerte para el año que se nos viene, y digo se nos viene porque se presenta con los peores augurios.

Somos una pequeña muesca en la rueda implacable de la globalidad. Pero todas y cada uno de nosotros podemos hacer que esto cambie. Al menos no seamos cobardes. Y, sobre todo, que no nos tomen por estúpidos. Una cosa es que poco podamos hacer, otra que crean nos engañan. Ciudadanos, aquí estaremos. Dando lo mejor de nosotros, espíritus libres, que aspiramos a ser ciudadanos libres en medio de tanta mediocridad, tanta burla y tanta desidia.  Peleando como leonas heridas por todo aquello que consideramos justo, aquí y en Mogadiscio. Transformemos esta extraña derrota en sonora victoria. Salud. Que 2012 nos arroje motivos para seguir creyendo en el progreso. Salud
 
                                                                                                                         

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