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¡Ay, amigos! Si la Historia ofreciera todas las respuestas...; pero las manipulaciones aumentan las sombras interpretativas

Pinceladas sobre la historia

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Una idea curiosa se desprende de las recopilaciones históricas, de los documentos, libros y archivos, contienen informaciones de largo alcance; pero esa acumulación de datos, si deja algo claro, es que apenas supone una porción minúscula de cuanto aconteció. Y, bien sea por descuido, por errores, por desinterés o por la suma de todos ellos y aun de otros despropósitos, mientras el trasiego de datos continuaba, se evaporaron las ESENCIAS de algo más profundo, que la historia no consigue atrapar. El grosor de los almacenamientos no va parejo con la calidad de los contenidos, ese distanciamiento suele ser progresivo, aumenta en cada recogida si los entramados fundamentales no están incluidos, si las infinitas facetas vitales no están incluidas.

Atisbamos sus limitaciones en cualquier dirección, coleccionamos fechas, nombres, apuntes sueltos, mientras el grueso componente del meollo sigue inaccesible. Bien distinto será el sentirnos satisfechos, hasta ufanos de los logros obtenidos. Aunque entonces habría que modificar el aserto del aprendizaje desde la historia como saber al completo, para dejarlo en un modesto aprendizaje desde los datos sueltos obtenidos. La diferencia es importante, confiere un rasgo de HUMILDAD, bien que forzado, de llegada oportuna, dados los innumerables abusos derivados de las orgullosas manipulaciones de la historia. Corren tiempos de frivolidades impostoras, enajenadas e incluso delictivas, necesitadas de estos recordatorios.

En estas andanzas las CONTROVERSIAS son habituales, cada corazón trabaja a su ritmo y las huellas de todos sus antecesores apenas representan tenues señales de lo que fueron. Eso nunca impidió la creación de imponentes narraciones históricas; las cuales, aunque sólo fuera por su tamaño, acogotaron a las pequeñas vivencias, las menospreciaron a base de comparaciones desquiciadas. Como si la única vara de medir dependiera del tamaño, cuando otras muchas cualidades demostraron su importancia insustituible, por amor, por solidaridad, por centrarse en las aportaciones constructivas y por alejar las intentonas maliciosas. Los matices existenciales siguen sus ritmos propios, mientras la historia discurre por otros vericuetos.

A la hora del análisis de un determinado personaje, la disyuntiva es notoria. ¿Los numerosos rasgos expuestos con reiteración ayudan a su comprensión o bien sirven de encubrimiento, dejando el núcleo de su identidad en las zonas oscuras? ¿Quién decide el grado de relevancia de unos factores sobre otros? Si atendemos a la historia recogida sobre JESUCRISTO, afronta orientaciones religiosas, rasgos de su vida pública y alguno de su vida particular; con todo, pone de manifiesto la dificultad para penetrar hasta el fondo. Dejando ahora las cuestiones de la fe; la rotundidad no parece el estilo apropiado para las expresiones. Tratamos con aproximaciones en las que predominan las limitaciones.

Sucede también con otros objetivos de la investigación histórica, el esquema dibujado siempre lo será a escala reducida. Los hallazgos estridentes brotan espontáneos, pero quizá los factores fundamentales no salgan a la superficie. Da igual el personaje /Marx, Gandhi, Unamuno) o el acontecimiento (Guerras, holocausto); las apariencias rotundas no explican ni todos los fundamentos ni los más personales. Los avatares arrastran consigo luces y sombras, cuya COMPLEJIDAD es de imposible recuperación. El obsesivo afán historicista, como todos los excesos, es desorientador; requeriría de un adecuado equilibrio, pero está por ahora entretenido con unos protagonistas de afanes extremosos y confusos.

Quizá por la escasez de razones de peso en activo, es muy utilizado el recurso de las algaradas callejeras. Erigen la falta de respeto con aires agresivos, como refuerzo para su dialéctica. Todavía en los casos actuales disponemos de datos recientes, de buenas técnicas de difusión, para aproximarnos al meollo de la movida; aunque la MASIFICACIÓN dificulta la comprensión de los entresijos. Con los movimientos ciudadanos de fechas anteriores, tropezamos con mayores problemas para la percepción de sus detalles. A las carencias iniciales, el paso del tiempo modifica las existencias y el sentido de las afirmaciones. Las triquiñuelas de los divulgadores suman inconvenientes, silencios y exageraciones, con muchas máscaras envolventes.

Empezando por la banalidad inocente, es frecuente la observación de banalidades estúpidas, que se agravan con las culpables; tres agrupaciones de la ligereza que originan trágicos desenlaces. La frívola presencia de tanta gente, les convierte en cómplices de los verdugos; con víctimas de toda condición. Después aparece la BANALIDAD histórica de enredarse con las tramas inverosímiles, para justificar conductas de la peor calaña. Los diferentes puntos de vista son utilizados como argumentaciones sólidas, disfrazando las peores hazañas con eufemismos edulcorantes. La degradación del lenguaje esconde los calificativos adecuados.

El repaso de los antecedentes históricos, sean recientes o antiguos, modelan sus resultados con una clara dependencia; las cualidades e intenciones de sus lectores. Adolece de un SESGO importante, la selección que escoge de manera sectaria las anotaciones recogidas, ceñidos a sus planes particulares. Bien está la libertad individual en el estudio de las actuaciones que les precedieron, cada persona atiende a sus inquietudes. El contrasentido toma cuerpo cuando cualquiera de los sesgos o simples falsificaciones, intentan hacerlos pasar por trabajos equilibrados de cara al resto de la sociedad, con afanes de imposición de criterios y engaños. La pluralidad incluye sesgos variados. El contrasentido intenta vestirlos con uniforme general.

En la contemplación de la historia y de la aplicación de sus prestaciones, hemos de tener muy clara la separación rotunda entre dos grupos de sus CONTENIDOS. Los derivados de los procedimientos científicos, irrebatibles mientras no surjan nuevas ratificaciones; en esencia vienen a ser escasos, porque la comprobación a fondo ofrece serias dificultades. Frente a los dictámenes surgidos a través de múltiples procedimientos, sin la comprobación fidedigna del método científico; tienen su valor, pero los sesgos, los silencios, las modificaciones tendenciosas, etc.; aminoran su relevancia. Sin esta distinción previa, contribuiremos a la confusión, con las tergiversaciones aupadas en las cabeceras de los informativos.

Como corolario, aparte de algunas proclamaciones consistentes, proliferan las PREGUNTAS divergentes, debido a que apuntan en todas las direcciones. ¿Cómo aprenderemos de la historia, si de ella apenas detectamos una costra con demasiadas quebraduras? Una especie de anecdotario aventajado. Al menos sabremos que no tratamos con ningún gigante, sino con pequeñas entidades controvertidas.

Funcionamos con RESEÑAS concretas que pueden resultar cruciales en determinadas circunstancias, pero las dificultades interpretativas están presentes desde los primeros contactos. Las intenciones actuales provienen de las estructuras mentales actuales y se desenvuelven en ambientes nuevos. Cada sujeto tropieza con la desventaja de que no todo el mundo dispone de la capacidad analítica, ni de los medios suficientes para la valoración de los condicionantes.

Pinceladas sobre la historia

¡Ay, amigos! Si la Historia ofreciera todas las respuestas...; pero las manipulaciones aumentan las sombras interpretativas
Rafael Pérez Ortolá
viernes, 25 de agosto de 2017, 08:06 h (CET)
Una idea curiosa se desprende de las recopilaciones históricas, de los documentos, libros y archivos, contienen informaciones de largo alcance; pero esa acumulación de datos, si deja algo claro, es que apenas supone una porción minúscula de cuanto aconteció. Y, bien sea por descuido, por errores, por desinterés o por la suma de todos ellos y aun de otros despropósitos, mientras el trasiego de datos continuaba, se evaporaron las ESENCIAS de algo más profundo, que la historia no consigue atrapar. El grosor de los almacenamientos no va parejo con la calidad de los contenidos, ese distanciamiento suele ser progresivo, aumenta en cada recogida si los entramados fundamentales no están incluidos, si las infinitas facetas vitales no están incluidas.

Atisbamos sus limitaciones en cualquier dirección, coleccionamos fechas, nombres, apuntes sueltos, mientras el grueso componente del meollo sigue inaccesible. Bien distinto será el sentirnos satisfechos, hasta ufanos de los logros obtenidos. Aunque entonces habría que modificar el aserto del aprendizaje desde la historia como saber al completo, para dejarlo en un modesto aprendizaje desde los datos sueltos obtenidos. La diferencia es importante, confiere un rasgo de HUMILDAD, bien que forzado, de llegada oportuna, dados los innumerables abusos derivados de las orgullosas manipulaciones de la historia. Corren tiempos de frivolidades impostoras, enajenadas e incluso delictivas, necesitadas de estos recordatorios.

En estas andanzas las CONTROVERSIAS son habituales, cada corazón trabaja a su ritmo y las huellas de todos sus antecesores apenas representan tenues señales de lo que fueron. Eso nunca impidió la creación de imponentes narraciones históricas; las cuales, aunque sólo fuera por su tamaño, acogotaron a las pequeñas vivencias, las menospreciaron a base de comparaciones desquiciadas. Como si la única vara de medir dependiera del tamaño, cuando otras muchas cualidades demostraron su importancia insustituible, por amor, por solidaridad, por centrarse en las aportaciones constructivas y por alejar las intentonas maliciosas. Los matices existenciales siguen sus ritmos propios, mientras la historia discurre por otros vericuetos.

A la hora del análisis de un determinado personaje, la disyuntiva es notoria. ¿Los numerosos rasgos expuestos con reiteración ayudan a su comprensión o bien sirven de encubrimiento, dejando el núcleo de su identidad en las zonas oscuras? ¿Quién decide el grado de relevancia de unos factores sobre otros? Si atendemos a la historia recogida sobre JESUCRISTO, afronta orientaciones religiosas, rasgos de su vida pública y alguno de su vida particular; con todo, pone de manifiesto la dificultad para penetrar hasta el fondo. Dejando ahora las cuestiones de la fe; la rotundidad no parece el estilo apropiado para las expresiones. Tratamos con aproximaciones en las que predominan las limitaciones.

Sucede también con otros objetivos de la investigación histórica, el esquema dibujado siempre lo será a escala reducida. Los hallazgos estridentes brotan espontáneos, pero quizá los factores fundamentales no salgan a la superficie. Da igual el personaje /Marx, Gandhi, Unamuno) o el acontecimiento (Guerras, holocausto); las apariencias rotundas no explican ni todos los fundamentos ni los más personales. Los avatares arrastran consigo luces y sombras, cuya COMPLEJIDAD es de imposible recuperación. El obsesivo afán historicista, como todos los excesos, es desorientador; requeriría de un adecuado equilibrio, pero está por ahora entretenido con unos protagonistas de afanes extremosos y confusos.

Quizá por la escasez de razones de peso en activo, es muy utilizado el recurso de las algaradas callejeras. Erigen la falta de respeto con aires agresivos, como refuerzo para su dialéctica. Todavía en los casos actuales disponemos de datos recientes, de buenas técnicas de difusión, para aproximarnos al meollo de la movida; aunque la MASIFICACIÓN dificulta la comprensión de los entresijos. Con los movimientos ciudadanos de fechas anteriores, tropezamos con mayores problemas para la percepción de sus detalles. A las carencias iniciales, el paso del tiempo modifica las existencias y el sentido de las afirmaciones. Las triquiñuelas de los divulgadores suman inconvenientes, silencios y exageraciones, con muchas máscaras envolventes.

Empezando por la banalidad inocente, es frecuente la observación de banalidades estúpidas, que se agravan con las culpables; tres agrupaciones de la ligereza que originan trágicos desenlaces. La frívola presencia de tanta gente, les convierte en cómplices de los verdugos; con víctimas de toda condición. Después aparece la BANALIDAD histórica de enredarse con las tramas inverosímiles, para justificar conductas de la peor calaña. Los diferentes puntos de vista son utilizados como argumentaciones sólidas, disfrazando las peores hazañas con eufemismos edulcorantes. La degradación del lenguaje esconde los calificativos adecuados.

El repaso de los antecedentes históricos, sean recientes o antiguos, modelan sus resultados con una clara dependencia; las cualidades e intenciones de sus lectores. Adolece de un SESGO importante, la selección que escoge de manera sectaria las anotaciones recogidas, ceñidos a sus planes particulares. Bien está la libertad individual en el estudio de las actuaciones que les precedieron, cada persona atiende a sus inquietudes. El contrasentido toma cuerpo cuando cualquiera de los sesgos o simples falsificaciones, intentan hacerlos pasar por trabajos equilibrados de cara al resto de la sociedad, con afanes de imposición de criterios y engaños. La pluralidad incluye sesgos variados. El contrasentido intenta vestirlos con uniforme general.

En la contemplación de la historia y de la aplicación de sus prestaciones, hemos de tener muy clara la separación rotunda entre dos grupos de sus CONTENIDOS. Los derivados de los procedimientos científicos, irrebatibles mientras no surjan nuevas ratificaciones; en esencia vienen a ser escasos, porque la comprobación a fondo ofrece serias dificultades. Frente a los dictámenes surgidos a través de múltiples procedimientos, sin la comprobación fidedigna del método científico; tienen su valor, pero los sesgos, los silencios, las modificaciones tendenciosas, etc.; aminoran su relevancia. Sin esta distinción previa, contribuiremos a la confusión, con las tergiversaciones aupadas en las cabeceras de los informativos.

Como corolario, aparte de algunas proclamaciones consistentes, proliferan las PREGUNTAS divergentes, debido a que apuntan en todas las direcciones. ¿Cómo aprenderemos de la historia, si de ella apenas detectamos una costra con demasiadas quebraduras? Una especie de anecdotario aventajado. Al menos sabremos que no tratamos con ningún gigante, sino con pequeñas entidades controvertidas.

Funcionamos con RESEÑAS concretas que pueden resultar cruciales en determinadas circunstancias, pero las dificultades interpretativas están presentes desde los primeros contactos. Las intenciones actuales provienen de las estructuras mentales actuales y se desenvuelven en ambientes nuevos. Cada sujeto tropieza con la desventaja de que no todo el mundo dispone de la capacidad analítica, ni de los medios suficientes para la valoración de los condicionantes.

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