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Mala educación, política independentista y falta de tacto, de las autoridades políticas catalanas, con el resto de fuerzas del orden españolas

Ruedas de prensa en catalán de Trapero, Forn y Mundó

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“De lo sublime a lo ridículo no hay más que un solo paso”, esta fue la frase que pronunció Napoleón Bonaparte ante el Abate du Pradt, tras el incendio de Moscú. Mucho me temo que, en todo este trágico suceso que ha tenido lugar en Barcelona y Cambrils, a cargo de una docena de terroristas que decidieron masacrar a cuantas personas pudieran; algunos políticos y determinados mandos policiales de esta Comunidad catalana, aparte de dejar ver sus carencias y su fanatismo independentista, no han sido capaces de evitar llegar al ridículo en muchas de las ocasiones en las que se han manifestado, fuera en rueda de prensa o ante los medios visuales de comunicación. Lo malo es que, tampoco ha sabido tener flexibilidad y consideración con algunos representantes de la prensa extranjera lo que, como es evidente, no va a contribuir a que la mala imagen que existe en Europa ante los intentos separatistas de Cataluña, se apacigüe, antes, al contrario, cada vez se vaya generalizando más.

Desde el principio de este desgraciado suceso, quedó patente el interés del Gobern catalán de demostrar que quienes estaban al mando de la operación eran ellos y que los mossos de escuadra eran los que dirigían las operaciones, tanto en el aspecto de atención a las víctimas como en cuanto a las pesquisas necesarias para capturar y, en su caso, detener o eliminar a los autores de tan sangriento atentado. Nadie se atrevería a criticar tanta diligencia, tanto espíritu de cumplimiento del deber, tanta entrega a la ayuda del prójimo que, evidentemente, no merece más que alabanzas y parabienes para estos policías locales y mossos que escuadra que, con tanto esfuerzo, se han ocupado de eliminar, en un tiempo récord, la amenaza de estos terroristas que aún quedaban vivos después de la tragedia de las Ramblas. No podemos compartir, no obstante, estos sentimientos, cuando debemos referirnos al comportamiento de los mandos y los políticos de la Generalitat que, por mucho que intenten justificarse, por mucho que se excusen y mucho que lo nieguen; la verdad es que han procurado, en todo momento, arrimar el ascua a su sardina separatista, que llevan adherida, como si fuese una rémora, en lo más hondo de sus íntimos sentimientos.

Si el señor Forn, consejero de Interior de la Generalitat, no tuvo empacho alguno, cuando se refirió a las víctimas del atentado, en diferenciarlas entre “catalanes y españoles” y cuando se le preguntó por la oposición de la Generalitat a que se declarase el nivel 5 y máximo de alerta antiterrorista, la calificó de “una medida extrema que no tiene ningún sentido”, demostrando el bajo nivel de este señor que, ante un acto de una magnitud semejante, y conociendo que en la masía de Alcanar se habían intentado construir bombas de alta potencia para atentar contra monumentos de la Ciudad Condal, entre ellos, nada menos, que la basílica de la Sagrada Familia; se atrevía a despreciar una medida encaminada a establecer una mayor seguridad en toda la capital catalana ante la perspectiva de que pudieran existir otras células que estuviesen planeando algún atentado semejante, para evitar que el Ejército españolo hiciera acto de presencia en las calles de Barcelona.

Claro que, desde el punto de vista independentista, la posible presencia de unidades del Ejército patrullando por las calles podría entenderse como que ellos, las catalanistas de la Generalitat, no disponían de medios, no eran autosuficientes para ocuparse de la seguridad de la población de la autonomía catalana. No es la primera vez que, tanto la Generalitat como la alcaldesa, señora Colau, se han enfrentado a representantes de la milicia para afearles su presencia en ferias, muestras u otros eventos, como si el hecho de estar presentes significase un ataque directo a los poderes civiles de la autonomía.

Prescindiendo de que la bocazas de la CUP, haciendo gala de su fanatismo, falta de entendimiento y falta de educación, señora Mireia Boya, se haya expresado calificando de “hipocresía enorme” que el REY se paseara por Barcelona después del atentado ( en lugar de agradecer, como debieran, la presencia del Jefe del Estado ante un acontecimiento tan luctuoso) o ratificando nuestra opinión, diciendo que “Cataluña ha actuado como estado independiente del Estado española, que ha tenido un papel muy secundario, a remolque del gobierno catalán”. Si señor, sólo que este papel secundario, como han reclamado la SUP y la AUGC, asociaciones de la policía española y la Guardia Civil, en un comunicado conjunto, se ha debido a los obstáculos que se les han puesto para evitar que su presencia compartiera la de los mossos; quejándose de que las autoridades policiales catalanas habían impedido, como está reglamentado, actuar al TEDAX porque para ellas “no tenía sentido”. Curiosamente, cuando el señor Anadón de la FEPOL catalana se ha referido a ello, en lugar de negarlo categóricamente, ha dicho que “considera extraño” el comunicado de la Guardia Civil y la policía nacional y, por si fuera poco, el sindicato de los Mossos de Escuadra, sin negar la veracidad de la acusación, ha decidido calificarla de “miserable”.

La falta de costumbre en tratar los temas de una forma diplomática, también se ha observado al, hoy aupado al estrellado, jefe de los mossos, señor Trapero, al que no se le puede negar su participación en el éxito de la operación de acoso y captura de los fugitivos, aunque es evidente que no supieron valorar, en todas sus dimensiones y trascendencia, el episodio de la casa de Alcanar. El caso es que, en una rueda de prensa dada en catalán por el jefe de los mossos, Josep Lluis Trapero, unos periodistas extranjeros se hayan quejado de que se utilizara dicho idioma y hayan pedido que se repitiera en castellano. Se le contestó que el catalán también era lengua oficial y, viendo que uno de los periodistas se retiraba enfadado, no ha tenido otra salida que decirle “Pues adiós”. Muy bien, señor Trapero, ya ha conseguido usted a un nuevo enemigo para la causa catalana y demostrar el dogmatismo que afecta a todos estos separatistas, que son incapaces de entender que la lengua no tiene la culpa de nada y que, hablar en castellano, cuando la ocasión lo requiere, no es más que un acto de cortesía y no un pecado capital, como parece ser para cualquier catalanista que se precie.

Los hechos lamentables en todo este suceso han sido tantos, tan fuera del sentido común y demostrativos de la evidencia de que, el gabinete del independentismo, se ha propuesto utilizar los hechos acontecidos como propaganda para su causa, ante el resto de naciones (que, por cierto, no hay ninguna de ellas de la que hayan conseguido apoyo), magnificando la actuación de la policía catalana e impidiendo que se les otorgue el mérito a la policía nacional y a la Guardia civil, llegando al punto de que han sido deliberadamente excluidos de la medallas de oro que se han solicitado y otorgado, por el Gobern, para los mossos y la policía municipal ( con todo merecimiento), despreciando la ayuda y la labor del resto de fuerzas de policía y Guardia Civil españolas.

Vergonzoso, absolutamente reprobable, el silencio cómplice del Gobierno de la nación ante esta serie de acontecimientos, permaneciendo en segundo plano, como si no se enterase, permitiendo que Puigdemont llevara toda la iniciativa y que la CUP se erigiera en censora e inquisidora respecto a la presencia en la manifestación del día 26, en Barcelona, cuando se ha pedido expresamente al Rey y al presidente, Mariano Rajoy, que no acudiesen a dicho evento y que, si lo hacían, en lugar de ostentar el lugar como protocolariamente está establecido, que ocupen lugares en la retaguardia, detrás de la policía, los bomberos, los ciudadanos que colaboraron en salvar vidas, en una demostración más del tipo de Gobierno que les espera a los catalanes, en el utópico caso de que, la CUP y los esbirros de la Colau, consiguieran hacer progresar el tipo de estado asambleario y progresista que tienen en sus mentes.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, estamos llegando al convencimiento de que, cada día que pasa, se van complicando más las cosas y las posibilidades de arreglar este desaguisado en el que nos hemos metido, cada vez se hace más difícil y peligrosa, con un gobierno que está demostrando estar desbordado, una oposición que cada vez se inclina más a la izquierda y con un comunismo y separatismo que se hacen el juego mutuamente, con la intención de conseguir debilitar al Estado, hasta el punto de que se desmorone sobre sus cimientos, un momento en el que ellos van a tener la oportunidad de implantar el tipo de estado bananero que piensan importar de Hispanoamérica.

Ruedas de prensa en catalán de Trapero, Forn y Mundó

Mala educación, política independentista y falta de tacto, de las autoridades políticas catalanas, con el resto de fuerzas del orden españolas
Miguel Massanet
jueves, 24 de agosto de 2017, 08:47 h (CET)
“De lo sublime a lo ridículo no hay más que un solo paso”, esta fue la frase que pronunció Napoleón Bonaparte ante el Abate du Pradt, tras el incendio de Moscú. Mucho me temo que, en todo este trágico suceso que ha tenido lugar en Barcelona y Cambrils, a cargo de una docena de terroristas que decidieron masacrar a cuantas personas pudieran; algunos políticos y determinados mandos policiales de esta Comunidad catalana, aparte de dejar ver sus carencias y su fanatismo independentista, no han sido capaces de evitar llegar al ridículo en muchas de las ocasiones en las que se han manifestado, fuera en rueda de prensa o ante los medios visuales de comunicación. Lo malo es que, tampoco ha sabido tener flexibilidad y consideración con algunos representantes de la prensa extranjera lo que, como es evidente, no va a contribuir a que la mala imagen que existe en Europa ante los intentos separatistas de Cataluña, se apacigüe, antes, al contrario, cada vez se vaya generalizando más.

Desde el principio de este desgraciado suceso, quedó patente el interés del Gobern catalán de demostrar que quienes estaban al mando de la operación eran ellos y que los mossos de escuadra eran los que dirigían las operaciones, tanto en el aspecto de atención a las víctimas como en cuanto a las pesquisas necesarias para capturar y, en su caso, detener o eliminar a los autores de tan sangriento atentado. Nadie se atrevería a criticar tanta diligencia, tanto espíritu de cumplimiento del deber, tanta entrega a la ayuda del prójimo que, evidentemente, no merece más que alabanzas y parabienes para estos policías locales y mossos que escuadra que, con tanto esfuerzo, se han ocupado de eliminar, en un tiempo récord, la amenaza de estos terroristas que aún quedaban vivos después de la tragedia de las Ramblas. No podemos compartir, no obstante, estos sentimientos, cuando debemos referirnos al comportamiento de los mandos y los políticos de la Generalitat que, por mucho que intenten justificarse, por mucho que se excusen y mucho que lo nieguen; la verdad es que han procurado, en todo momento, arrimar el ascua a su sardina separatista, que llevan adherida, como si fuese una rémora, en lo más hondo de sus íntimos sentimientos.

Si el señor Forn, consejero de Interior de la Generalitat, no tuvo empacho alguno, cuando se refirió a las víctimas del atentado, en diferenciarlas entre “catalanes y españoles” y cuando se le preguntó por la oposición de la Generalitat a que se declarase el nivel 5 y máximo de alerta antiterrorista, la calificó de “una medida extrema que no tiene ningún sentido”, demostrando el bajo nivel de este señor que, ante un acto de una magnitud semejante, y conociendo que en la masía de Alcanar se habían intentado construir bombas de alta potencia para atentar contra monumentos de la Ciudad Condal, entre ellos, nada menos, que la basílica de la Sagrada Familia; se atrevía a despreciar una medida encaminada a establecer una mayor seguridad en toda la capital catalana ante la perspectiva de que pudieran existir otras células que estuviesen planeando algún atentado semejante, para evitar que el Ejército españolo hiciera acto de presencia en las calles de Barcelona.

Claro que, desde el punto de vista independentista, la posible presencia de unidades del Ejército patrullando por las calles podría entenderse como que ellos, las catalanistas de la Generalitat, no disponían de medios, no eran autosuficientes para ocuparse de la seguridad de la población de la autonomía catalana. No es la primera vez que, tanto la Generalitat como la alcaldesa, señora Colau, se han enfrentado a representantes de la milicia para afearles su presencia en ferias, muestras u otros eventos, como si el hecho de estar presentes significase un ataque directo a los poderes civiles de la autonomía.

Prescindiendo de que la bocazas de la CUP, haciendo gala de su fanatismo, falta de entendimiento y falta de educación, señora Mireia Boya, se haya expresado calificando de “hipocresía enorme” que el REY se paseara por Barcelona después del atentado ( en lugar de agradecer, como debieran, la presencia del Jefe del Estado ante un acontecimiento tan luctuoso) o ratificando nuestra opinión, diciendo que “Cataluña ha actuado como estado independiente del Estado española, que ha tenido un papel muy secundario, a remolque del gobierno catalán”. Si señor, sólo que este papel secundario, como han reclamado la SUP y la AUGC, asociaciones de la policía española y la Guardia Civil, en un comunicado conjunto, se ha debido a los obstáculos que se les han puesto para evitar que su presencia compartiera la de los mossos; quejándose de que las autoridades policiales catalanas habían impedido, como está reglamentado, actuar al TEDAX porque para ellas “no tenía sentido”. Curiosamente, cuando el señor Anadón de la FEPOL catalana se ha referido a ello, en lugar de negarlo categóricamente, ha dicho que “considera extraño” el comunicado de la Guardia Civil y la policía nacional y, por si fuera poco, el sindicato de los Mossos de Escuadra, sin negar la veracidad de la acusación, ha decidido calificarla de “miserable”.

La falta de costumbre en tratar los temas de una forma diplomática, también se ha observado al, hoy aupado al estrellado, jefe de los mossos, señor Trapero, al que no se le puede negar su participación en el éxito de la operación de acoso y captura de los fugitivos, aunque es evidente que no supieron valorar, en todas sus dimensiones y trascendencia, el episodio de la casa de Alcanar. El caso es que, en una rueda de prensa dada en catalán por el jefe de los mossos, Josep Lluis Trapero, unos periodistas extranjeros se hayan quejado de que se utilizara dicho idioma y hayan pedido que se repitiera en castellano. Se le contestó que el catalán también era lengua oficial y, viendo que uno de los periodistas se retiraba enfadado, no ha tenido otra salida que decirle “Pues adiós”. Muy bien, señor Trapero, ya ha conseguido usted a un nuevo enemigo para la causa catalana y demostrar el dogmatismo que afecta a todos estos separatistas, que son incapaces de entender que la lengua no tiene la culpa de nada y que, hablar en castellano, cuando la ocasión lo requiere, no es más que un acto de cortesía y no un pecado capital, como parece ser para cualquier catalanista que se precie.

Los hechos lamentables en todo este suceso han sido tantos, tan fuera del sentido común y demostrativos de la evidencia de que, el gabinete del independentismo, se ha propuesto utilizar los hechos acontecidos como propaganda para su causa, ante el resto de naciones (que, por cierto, no hay ninguna de ellas de la que hayan conseguido apoyo), magnificando la actuación de la policía catalana e impidiendo que se les otorgue el mérito a la policía nacional y a la Guardia civil, llegando al punto de que han sido deliberadamente excluidos de la medallas de oro que se han solicitado y otorgado, por el Gobern, para los mossos y la policía municipal ( con todo merecimiento), despreciando la ayuda y la labor del resto de fuerzas de policía y Guardia Civil españolas.

Vergonzoso, absolutamente reprobable, el silencio cómplice del Gobierno de la nación ante esta serie de acontecimientos, permaneciendo en segundo plano, como si no se enterase, permitiendo que Puigdemont llevara toda la iniciativa y que la CUP se erigiera en censora e inquisidora respecto a la presencia en la manifestación del día 26, en Barcelona, cuando se ha pedido expresamente al Rey y al presidente, Mariano Rajoy, que no acudiesen a dicho evento y que, si lo hacían, en lugar de ostentar el lugar como protocolariamente está establecido, que ocupen lugares en la retaguardia, detrás de la policía, los bomberos, los ciudadanos que colaboraron en salvar vidas, en una demostración más del tipo de Gobierno que les espera a los catalanes, en el utópico caso de que, la CUP y los esbirros de la Colau, consiguieran hacer progresar el tipo de estado asambleario y progresista que tienen en sus mentes.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, estamos llegando al convencimiento de que, cada día que pasa, se van complicando más las cosas y las posibilidades de arreglar este desaguisado en el que nos hemos metido, cada vez se hace más difícil y peligrosa, con un gobierno que está demostrando estar desbordado, una oposición que cada vez se inclina más a la izquierda y con un comunismo y separatismo que se hacen el juego mutuamente, con la intención de conseguir debilitar al Estado, hasta el punto de que se desmorone sobre sus cimientos, un momento en el que ellos van a tener la oportunidad de implantar el tipo de estado bananero que piensan importar de Hispanoamérica.

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