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Tras el anuncio del juez José Castro de imputar a Iñaki Urdangarín después de levantar el secreto de sumario de la investigación en el caso Palma Arena y llevar varios días poniendo en entredicho a la casa Real, hagamos acopio de las posibles ventajas de una Monarquía Parlamentaria como la que tenemos.

La república coronada

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En el intento baldío de la Casa Real y los diferentes comunicados y retractaciones del Rey y el séquito que les rodea, ¿quién no ha puesto en  desconfianza la valía de la institución soberana que nos regenta? Es algo más que justificable y no debe haber temor ni desconfianza antipatriótica el hecho de hacerse esa pregunta, es más, puede y debe un elemento constructivo para cimentar las bases de una civilización en crisis. No obstante, se deberían analizar los hechos para un cambio a una República antes de dar ese importante paso.

La historia de España ha recogido, en mayor medida, todo tipo de Monarquías con mejores o peores resultados, pero siempre ha estado ahí. Los últimos barómetros de Metroscopia indican que la mayoría de la población prefiere una Monarquía Parlamentaria a una República, es más, no la consideran un problema e incluso creen que no debería ser un tema a tratar en los tiempos que corren. Entonces, si la mayoría opina que este hecho no es un problema, ¿necesitamos darle solución o un cambio? En mi humilde opinión, encerrarse en los ideales de cambio de un modelo de Jefatura de Estado, es un error si no existe inconveniente para la sociedad en su colectividad.

Un tema que considero como una ventaja mayúscula de la monarquía, es su neutralidad política. A todas luces es un punto fuerte dentro del sistema democrático español. La República carece de esta ventaja, ya que está sujeta a elección y a cambios temporales que limitan la ventaja imparcial de la institución presidencial. Al margen de ello, se debería encontrar a una persona con autoridad moral socialmente aceptada por todos, tarea complicada donde las haya, para que no existan problemas como los acecidos con Alcalá Zamora y el CEDA en la II República.

Por otro lado, hacer un cambio a una República en el momento actual y de una manera drástica, puede llegar a ser un problema más que una solución no habiendo sido aceptado y mejorado con el paso del tiempo, el estado constitucional. Creo que debería ser conveniente seguir ahondando en él y poder mejorar con el tiempo todo lo que socialmente nos puede afectar a los ciudadanos y sociedad general. "Ninguna forma de gobierno existente, ninguna forma de gobierno que haya existido nunca, da o ha dado una proporción tan grande de libertad individual como una monarquía constitucional en la que la corona ha sido despojada del poder político directo", Anthony Trollope.

Al margen de lo acontecido por Iñaki Urdangarín, nuestra monarquía no se ha visto involucrada en escándalos, ha sabido representar al conjunto de la sociedad española, es una de las monarquías que, institucionalmente, cuenta con más carisma y puedo decir que estoy satisfecho con el resultado, aunque siempre se puede mejorar. Siendo justos también debo decir que, sus labores de representación, le salen demasiado caras al pueblo. No obstante, al presidente de la República, debería otorgársele una asignación que a la par podría ser muy similar a la del Rey y los gastos de mantenimiento de los lugares destinados a la corona deberían ser iguales, sólo se ahorraría en los costes de servicio.

Séneca dijo, "un rey es una persona que no teme nada ni desea nada", pero yo lo ampliaría con condicionales a que debería extenderse a toda la Familia Real para que, en ocasiones como las vividas en el presente, no se diesen y no acarreasen un daño que ocasione tantos dolores de cabeza a S.M. Juan Carlos I.

Es posible una República, incluso es posible que fuese la mejor opción en un futuro, pero en los tiempos que correr creo que, mejor malo (o bueno) conocido, que bueno (o malo) por conocer.

La república coronada

Tras el anuncio del juez José Castro de imputar a Iñaki Urdangarín después de levantar el secreto de sumario de la investigación en el caso Palma Arena y llevar varios días poniendo en entredicho a la casa Real, hagamos acopio de las posibles ventajas de una Monarquía Parlamentaria como la que tenemos.
Santiago Arroyo
jueves, 29 de diciembre de 2011, 11:08 h (CET)
En el intento baldío de la Casa Real y los diferentes comunicados y retractaciones del Rey y el séquito que les rodea, ¿quién no ha puesto en  desconfianza la valía de la institución soberana que nos regenta? Es algo más que justificable y no debe haber temor ni desconfianza antipatriótica el hecho de hacerse esa pregunta, es más, puede y debe un elemento constructivo para cimentar las bases de una civilización en crisis. No obstante, se deberían analizar los hechos para un cambio a una República antes de dar ese importante paso.

La historia de España ha recogido, en mayor medida, todo tipo de Monarquías con mejores o peores resultados, pero siempre ha estado ahí. Los últimos barómetros de Metroscopia indican que la mayoría de la población prefiere una Monarquía Parlamentaria a una República, es más, no la consideran un problema e incluso creen que no debería ser un tema a tratar en los tiempos que corren. Entonces, si la mayoría opina que este hecho no es un problema, ¿necesitamos darle solución o un cambio? En mi humilde opinión, encerrarse en los ideales de cambio de un modelo de Jefatura de Estado, es un error si no existe inconveniente para la sociedad en su colectividad.

Un tema que considero como una ventaja mayúscula de la monarquía, es su neutralidad política. A todas luces es un punto fuerte dentro del sistema democrático español. La República carece de esta ventaja, ya que está sujeta a elección y a cambios temporales que limitan la ventaja imparcial de la institución presidencial. Al margen de ello, se debería encontrar a una persona con autoridad moral socialmente aceptada por todos, tarea complicada donde las haya, para que no existan problemas como los acecidos con Alcalá Zamora y el CEDA en la II República.

Por otro lado, hacer un cambio a una República en el momento actual y de una manera drástica, puede llegar a ser un problema más que una solución no habiendo sido aceptado y mejorado con el paso del tiempo, el estado constitucional. Creo que debería ser conveniente seguir ahondando en él y poder mejorar con el tiempo todo lo que socialmente nos puede afectar a los ciudadanos y sociedad general. "Ninguna forma de gobierno existente, ninguna forma de gobierno que haya existido nunca, da o ha dado una proporción tan grande de libertad individual como una monarquía constitucional en la que la corona ha sido despojada del poder político directo", Anthony Trollope.

Al margen de lo acontecido por Iñaki Urdangarín, nuestra monarquía no se ha visto involucrada en escándalos, ha sabido representar al conjunto de la sociedad española, es una de las monarquías que, institucionalmente, cuenta con más carisma y puedo decir que estoy satisfecho con el resultado, aunque siempre se puede mejorar. Siendo justos también debo decir que, sus labores de representación, le salen demasiado caras al pueblo. No obstante, al presidente de la República, debería otorgársele una asignación que a la par podría ser muy similar a la del Rey y los gastos de mantenimiento de los lugares destinados a la corona deberían ser iguales, sólo se ahorraría en los costes de servicio.

Séneca dijo, "un rey es una persona que no teme nada ni desea nada", pero yo lo ampliaría con condicionales a que debería extenderse a toda la Familia Real para que, en ocasiones como las vividas en el presente, no se diesen y no acarreasen un daño que ocasione tantos dolores de cabeza a S.M. Juan Carlos I.

Es posible una República, incluso es posible que fuese la mejor opción en un futuro, pero en los tiempos que correr creo que, mejor malo (o bueno) conocido, que bueno (o malo) por conocer.

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