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Las acusaciones éticas suenan a historia antigua

La historia según él cuenta

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WASHINGTON -- Tratándose de un caballero al que le gusta fardar de sus conocimientos de historiador, el candidato presidencial Republicano Newt Gingrich mantiene un enfoque decididamente revisionista en lo que a su propia historia respecta.

En 1997, Gingrich se convirtió en el único presidente de la Cámara de la historia en serle abierto expediente en el pleno. Accedió a pagar 300.000 dólares para zanjar la cuestión, cuestión que implicaba el uso de grupos de caridad para promover sus opiniones políticas y presentar documentos fraudulentos al Comité Deontológico de la Cámara.

Las acusaciones éticas suenan a historia antigua. Implican cuestiones arcanas del régimen fiscal. Pero el episodio es digno de examinarse porque ofrece muestras de primera mano del estilo bombástico y exagerado de Gingrich. Más problemático, en los últimos días, es que Gingrich haya sido flagrantemente deshonesto en su redacción interesada de su trayectoria ética, eliminando la sanción como medida de "un comité político unipartidista".

Según Gingrich cuenta la historia, "Los Demócratas presentaron 84 acusaciones; 83 fueron desestimadas. La única que sobrevivió fue el hecho de que mis abogados habían remitido un escrito impreciso y que yo lo firmé".

Refiriéndose a la legisladora Demócrata de California Nancy Pelosi, que formó parte del tribunal, Gingrich decía la pasada semana: "¿Hasta qué punto le parece que pudo ser un proceso independiente y justo, estando ella en el ajo".

¿Partidista? El panel deontológico, dividido de forma equitativa entre Demócratas y Republicanos, votó siete a uno en favor de abrir expediente. El Republicano disidente, el texano Lamar Smith, dijo que Gingrich había cometido "errores reales" pero consideró el expediente "muy severo".

La Cámara accedió a abrir expediente por un margen igualmente abrumador, 395 a 28. "La pena impuesta es dura y carece de precedentes", dijo en el pleno la secretario del comité, la Republicana de Connecticut Nancy Johnson. "También es idónea".

Otro Republicano del tribunal, el legislador de Florida Porter Goss, dijo encontrar "muy grave por su parte el hecho de que el comité recibiera información imprecisa, incompleta y falta de comprobación". De hecho, el propio abogado de Gingrich declaró al Comité Deontológico que el presidente de la Cámara "reconoce la grave naturaleza de los cargos y la seriedad de su reconocimiento".

El expediente ético se derivaba de una iniciativa inspirada por Gingrich a principios de los años 90 destinada a promocionar su mensaje conservador -- e ingeniar la toma Republicana del Congreso -- a través de unas emisiones vía satélite y un curso universitario que también iba a ser televisado.

Ambas iniciativas estaban vinculadas al GOPAC, un comité de acción política encabezado por entonces por Gingrich, y se financiaron a través de aportaciones desgravables realizadas por diversos colectivos sin ánimo de lucro.

Por ejemplo, la Abraham Lincoln Opportunity Foundation, creada originalmente para ayudar a los jóvenes de las zonas deprimidas de la ciudad, sirvió de vehículo para financiar las emisiones vía satélite. El GOPAC prestaba dinero a la fundación Lincoln para hacerse cargo del programa, canalizando a continuación a sus donantes a la entidad y finalmente amortizado el préstamo de la organización de caridad.

En defensa de Gingrich, la agencia tributaria concluyó que la Progress and Freedom Foundation, que financió el curso universitario, no debía de perder sus privilegios fiscales como organización de caridad. Tras revocar inicialmente el carácter desgravable de las donaciones a la fundación Lincoln, Hacienda accedía a volver a introducirlo.

Pero las cuestiones fiscales ponen de manifiesto la característica disposición de Gingrich a llegar al límite, por no decir más allá. Habiéndose visto implicado en un caso anterior de uso de fondos de grupos de caridad, Gingrich tenía "amplio conocimiento de que su rumbo de acción iba a chocar con la legalidad vigente", concluía el informe del comité. La propia defensa del presidente de la Cámara dijo haber advertido de "la volátil mezcla".

El Comité Deontológico concluyó finalmente que Gingrich fue imprudente como poco al no solicitar consejo fiscal.

Luego está la cuestión de las intervenciones reiteradamente incorrectas que hizo ante el Comité como parte del esfuerzo por convencerlo de desestimar el caso. Gingrich aseguró en dos ocasiones al comité -- incorrectamente -- que el comité de acción política GOPAC no había jugado ningún papel a la hora de desarrollar o financiar el curso universitario.

Gingrich culpaba a declaraciones imprecisas de su defensa y decía no haber examinado los escritos remitidos al comité con la suficiente atención. Los cuatro integrantes del subcomité de investigación concluyeron que existían "razones para creer" que Gingrich sabía que la información era incorrecta. Pero se conformaron con el reconocimiento por parte de Gingrich de que "debió haber sabido" que era incorrecta.

"La vulneración no representa solamente un único caso aislado de conducta imprudente", concluía la investigación. "A lo largo de un buen número de años y en un buen número de situaciones, Gingrich manifestó más bien desprecio y falta de respeto al reglamento que se aplicaba a sus actividades".

Este es el juicio bipartidista de sus colegas. ¿Es en serio Gingrich el caballero al que los Republicanos quieren de candidato?

© 2011, The Washington Post Writers Group

La historia según él cuenta

Las acusaciones éticas suenan a historia antigua
Ruth Marcus
martes, 27 de diciembre de 2011, 08:05 h (CET)

WASHINGTON -- Tratándose de un caballero al que le gusta fardar de sus conocimientos de historiador, el candidato presidencial Republicano Newt Gingrich mantiene un enfoque decididamente revisionista en lo que a su propia historia respecta.

En 1997, Gingrich se convirtió en el único presidente de la Cámara de la historia en serle abierto expediente en el pleno. Accedió a pagar 300.000 dólares para zanjar la cuestión, cuestión que implicaba el uso de grupos de caridad para promover sus opiniones políticas y presentar documentos fraudulentos al Comité Deontológico de la Cámara.

Las acusaciones éticas suenan a historia antigua. Implican cuestiones arcanas del régimen fiscal. Pero el episodio es digno de examinarse porque ofrece muestras de primera mano del estilo bombástico y exagerado de Gingrich. Más problemático, en los últimos días, es que Gingrich haya sido flagrantemente deshonesto en su redacción interesada de su trayectoria ética, eliminando la sanción como medida de "un comité político unipartidista".

Según Gingrich cuenta la historia, "Los Demócratas presentaron 84 acusaciones; 83 fueron desestimadas. La única que sobrevivió fue el hecho de que mis abogados habían remitido un escrito impreciso y que yo lo firmé".

Refiriéndose a la legisladora Demócrata de California Nancy Pelosi, que formó parte del tribunal, Gingrich decía la pasada semana: "¿Hasta qué punto le parece que pudo ser un proceso independiente y justo, estando ella en el ajo".

¿Partidista? El panel deontológico, dividido de forma equitativa entre Demócratas y Republicanos, votó siete a uno en favor de abrir expediente. El Republicano disidente, el texano Lamar Smith, dijo que Gingrich había cometido "errores reales" pero consideró el expediente "muy severo".

La Cámara accedió a abrir expediente por un margen igualmente abrumador, 395 a 28. "La pena impuesta es dura y carece de precedentes", dijo en el pleno la secretario del comité, la Republicana de Connecticut Nancy Johnson. "También es idónea".

Otro Republicano del tribunal, el legislador de Florida Porter Goss, dijo encontrar "muy grave por su parte el hecho de que el comité recibiera información imprecisa, incompleta y falta de comprobación". De hecho, el propio abogado de Gingrich declaró al Comité Deontológico que el presidente de la Cámara "reconoce la grave naturaleza de los cargos y la seriedad de su reconocimiento".

El expediente ético se derivaba de una iniciativa inspirada por Gingrich a principios de los años 90 destinada a promocionar su mensaje conservador -- e ingeniar la toma Republicana del Congreso -- a través de unas emisiones vía satélite y un curso universitario que también iba a ser televisado.

Ambas iniciativas estaban vinculadas al GOPAC, un comité de acción política encabezado por entonces por Gingrich, y se financiaron a través de aportaciones desgravables realizadas por diversos colectivos sin ánimo de lucro.

Por ejemplo, la Abraham Lincoln Opportunity Foundation, creada originalmente para ayudar a los jóvenes de las zonas deprimidas de la ciudad, sirvió de vehículo para financiar las emisiones vía satélite. El GOPAC prestaba dinero a la fundación Lincoln para hacerse cargo del programa, canalizando a continuación a sus donantes a la entidad y finalmente amortizado el préstamo de la organización de caridad.

En defensa de Gingrich, la agencia tributaria concluyó que la Progress and Freedom Foundation, que financió el curso universitario, no debía de perder sus privilegios fiscales como organización de caridad. Tras revocar inicialmente el carácter desgravable de las donaciones a la fundación Lincoln, Hacienda accedía a volver a introducirlo.

Pero las cuestiones fiscales ponen de manifiesto la característica disposición de Gingrich a llegar al límite, por no decir más allá. Habiéndose visto implicado en un caso anterior de uso de fondos de grupos de caridad, Gingrich tenía "amplio conocimiento de que su rumbo de acción iba a chocar con la legalidad vigente", concluía el informe del comité. La propia defensa del presidente de la Cámara dijo haber advertido de "la volátil mezcla".

El Comité Deontológico concluyó finalmente que Gingrich fue imprudente como poco al no solicitar consejo fiscal.

Luego está la cuestión de las intervenciones reiteradamente incorrectas que hizo ante el Comité como parte del esfuerzo por convencerlo de desestimar el caso. Gingrich aseguró en dos ocasiones al comité -- incorrectamente -- que el comité de acción política GOPAC no había jugado ningún papel a la hora de desarrollar o financiar el curso universitario.

Gingrich culpaba a declaraciones imprecisas de su defensa y decía no haber examinado los escritos remitidos al comité con la suficiente atención. Los cuatro integrantes del subcomité de investigación concluyeron que existían "razones para creer" que Gingrich sabía que la información era incorrecta. Pero se conformaron con el reconocimiento por parte de Gingrich de que "debió haber sabido" que era incorrecta.

"La vulneración no representa solamente un único caso aislado de conducta imprudente", concluía la investigación. "A lo largo de un buen número de años y en un buen número de situaciones, Gingrich manifestó más bien desprecio y falta de respeto al reglamento que se aplicaba a sus actividades".

Este es el juicio bipartidista de sus colegas. ¿Es en serio Gingrich el caballero al que los Republicanos quieren de candidato?

© 2011, The Washington Post Writers Group

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