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V. Rodríguez, Zaragoza

Barcelona

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Era de noche. El cielo estaba estrellado. La temperatura era suave. Sentado en la terraza de un bar de Obón (Teruel), disfrutaba de la lectura de un buen libro y del fresco sabor de un café con leche con hielo. Unos jóvenes cenaban a mi lado. Uno de ellos tecleaba el móvil mientras cenaba. De repente, éste dijo en voz alta: "¡Ha habido un atentado en Barcelona!".

Al oírlo, todos los presentes se giraron hacia el chico. Yo le pregunté:"¿Es una broma, verdad?" Y el chico dijo que no, que era cierto y me mostró la noticia en el móvil. Me levanté y fui a casa para encender la televisión. Mientras caminaba, iba visualizando las Ramblas de las Flores por la que tanto había paseado, no podía creérmelo...

Al llegar, encendí la tele y sí, desgraciadamente era cierto lo que dijo aquel mozo. Sentí consternación y más tarde enojo y después, pena por las víctimas, las familias, los amigos... Y pensé que no hay nada que una más que un enemigo común. Y soñé que todos éramos uno. Y anhelé un mundo mejor. Y pensé: “Dios mío, ¿por qué no?”…

Barcelona

V. Rodríguez, Zaragoza
Lectores
lunes, 21 de agosto de 2017, 07:55 h (CET)
Era de noche. El cielo estaba estrellado. La temperatura era suave. Sentado en la terraza de un bar de Obón (Teruel), disfrutaba de la lectura de un buen libro y del fresco sabor de un café con leche con hielo. Unos jóvenes cenaban a mi lado. Uno de ellos tecleaba el móvil mientras cenaba. De repente, éste dijo en voz alta: "¡Ha habido un atentado en Barcelona!".

Al oírlo, todos los presentes se giraron hacia el chico. Yo le pregunté:"¿Es una broma, verdad?" Y el chico dijo que no, que era cierto y me mostró la noticia en el móvil. Me levanté y fui a casa para encender la televisión. Mientras caminaba, iba visualizando las Ramblas de las Flores por la que tanto había paseado, no podía creérmelo...

Al llegar, encendí la tele y sí, desgraciadamente era cierto lo que dijo aquel mozo. Sentí consternación y más tarde enojo y después, pena por las víctimas, las familias, los amigos... Y pensé que no hay nada que una más que un enemigo común. Y soñé que todos éramos uno. Y anhelé un mundo mejor. Y pensé: “Dios mío, ¿por qué no?”…

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Hoy quisiera invitarlos a reflexionar sobre un aspecto de la vida actual que parece extremadamente novedoso por sus avances agigantados en el mundo de la tecnología, pero cuyo planteo persiste desde Platón hasta nuestros días, a saber, la realidad virtual inmiscuida hasta el tuétano en nuestra cotidianidad y la posibilidad de que llegue el día en que no podamos distinguir entre "lo real" y "lo virtual".

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Pienso que habrá cada vez más Cat Cafés y no solamente cafeterías, cualquier ciudadano que tenga un negocio podría colaborar. Sólo le hace falta una habitación dedicada a los gatos. Es horrible en muchos países del planeta, el caso de los abandonos de animales, el trato hacia los toros, galgos… las que pasan algunos de ellos… Y sin embargo encuentro gente que se vuelca en ayudarles y llegan a tener un número grande de perros y gatos.

 
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