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Hemos de contar con las debilidades humanas...para contrarrestarlas, claro

Imponderables

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La misma palabra es de calibración compleja debido al cúmulo de falsedades emitidas. ¡Qué es lo que en realidad medimos de cuanto acontece! ¿Nos interesa la precisión de las medidas? ¿Son suficientes las apreciaciones superficiales? Acaso nos resulten suficientes las vaguedades y la indeterminación. Quizá todas las interpretaciones son validadas en el ancho muestrario de las EXPERIENCIAS vividas, con amplias perspectivas pintorescas de orientaciones extremosas.

De Víctor Frankl aprende uno en cada recoveco de sus escritos. En una de sus entretenidas reflexiones sacó a colación su versión sobre el hombre y el DESTINO. El destino es de trayectoria firme, viaja por moléculas, a través de los astros, plagado de líneas de fuerza, con el asomo a enigmáticos abismos. De haber un destino particular, su sino está orientado a la fijación de los senderos vitales. Pero dejemos esos dominios enigmáticos, para centrarnos en el papel humano, de cada persona, con su indudable capacidad para modificar las trayectorias con sus decisiones. El porcentaje asequible forma parte de la incógnita existencial, cuya dilucidación dependerá de las aproximaciones individuales.

Las evoluciones del destino, los posibles ISLOTES humanos con cierta autonomía, conforman un conjunto caótico, quizá ordenado por reglas desconocidas, pero caos al fin. No somos capaces de medir, ni con mediana exactitud, la inmensidad de los factores influyentes en el devenir vital. Unos por estar relacionados con esa Física profunda de los mundos, pero los condicionanates biológicos no le van a la zaga, por su dinamismo complejo. De tal guisa, pescamos en la vorágine apenas intuida, con las consiguientes inseguridades.

Solemos pasar por alto algunos desatinos importantes, con frecuencia son apreciados por cualquiera, pero con la dificultad de su deslinde adecuado. Parece fuera de duda la exagerada presencia de la INSENSATEZ, aunque se den pocos acuerdos para delatarla nominalmente. Desde la imbecilidad por falta de intelecto, por la indolencia de mucha gente desinteresada del asunto, por el orgullo irracional de quienes medran a pleno rendimiento, desde las perversas mentalidades que todo lo malician; son cuatro frentes apuntando a las mayores insensateces. Con ese número de impulsos, entenderemos mejor la abundancia de actitudes insensatas en la vida diaria y sobre todo en las movidas sociales.

Eso de las movilizaciones con pinta de espontáneas da que pensar. Los mensajes desde las redes sociales protagonizan un buen número de inexactitudes manipuladoras, con silencios o medias verdades, de mucho poder de convocatoria.Las razones sectarias, con frecuencia delictivas, promueven aglomeraciones pero dejan aparte el respeto y los convencimientos. La misma afluencia introduce elementos de sospecha, porque la UNIFORMIDAD no se da ni en las epidemias (Excelente descripción de Camus en “La peste”). Arrinconados los matices, quedan devaluadas las diferentes formas de pensar, por las renuncias estúpidas de los intervinientes o por la conminación desde los núcleos de poder(Ej.: Corrupción y soberanismo catalanes).

El mundo es injusto por su propia constitución. Para cada propiedad, las posibilidades de utilizarla son discordantes, ningún paralelismo es concluyente. La inmediatez de la justicia rápida, deja abarrotado el tintero de las circunstancias no analizadas. Cuando el retraso es notorio, la evolución temporal modificó las realidades. Las leyes y las personas ocupan espacios disociados. Las primeras fijan las situaciones, que los comportamientos individuales modifican. El buen juicio para un equilibrio es complicado. Los desequilibrios provocan la INJUSTICIA, acaso irremediable, pero acentuada por las participaciones irresponsables, sea por posición social, corrupción o por el nulo respeto por los razonamientos francos, que lamentamos a diario.

Los criterios sociales han sobrepasado con creces las estructuras líquidas definidoras de su inestabilidad; como mínimo adoptan trayectorias gaseosas de lo más volátiles. Las ideas expresadas configuran entes inestables, pero la recepción por parte de los escuchantes, integra otra presencia con enormes variaciones. La INDETERMINACIÓN reúne los condicionantes de una fuerte subjetividad acuciante, por los apuros que genera, por los riesgos derivados de sus imprecisiones. En el ámbito de la justicia son patentes las secuelas de esa subjetividad, pero también en otras actividades. En el arte desaparecieron las orientaciones, suplantadas por agentes foráneos, mercado, política, turismo o simples actividades pintorescas.

Me hizo gracia la disyuntiva planteada por Josep Plá. Entre los que no tienen nunca un no y los que no dicen nunca que sí. ¿Hacia cuáles de ellos me inclinaría? El gracejo de la permanencia entre dos aguas, sin pronunciarse, parece a primera vista como una actitud de indeterminación, ronda el aturdimiento, la evasión o las intenciones ocultas. El trance de la permisividad, la duda o la indiferencia; aboca a la DEVALUACIÓN de las decisiones, en una promoción incesante de las frivolidades. Si todo fuera asi… Pero, en esa ligereza ambiental actúa la enérgica presencia de los tiburones, insaciables depredadores, a costa de las víctimas conformistas, distraidas por el bullicio provocado.

¿Se requiere la franqueza para unas relaciones gratificantes? ¿Qué papel juega la mentira o la simple ocultación en dichas actividades? Entre las respuestas viaja una gran parte de la felicidad a la que podamos aspirar o de los malos tragos en perspectiva. Pero enseguida notamos la distancia crucial que separa las vivencias íntimas de lo expresado hacia los demás; esa distancia que nunca sabremos con exactitud. Tratamos con la SINCERIDAD, imprevisible e inabordable; por lo tanto, tampoco vislumbramos los alcances de su ambigüedad, ese suelo resbaladizo dependiente de las circunstancias personales o ambientales, de las que menos podremos estar prevenidos.

Avanzamos hacia una sociedad caracterizada por la FRAGMENTACIÓN absoluta, de rasgos intolerantes;prevalecen las versiones fragmentarias sobre los planteamientos comunitarios. La gravedad no reside en la existencia de posiciones discordantes, propias de la diversidad; sino en la ausencia de razonamientos dialécticos, con franqueza, para la convivencia. Hay posiciones ilógicas, perversas, destructivas, de imposible acomodo en comunidades conformadas a base de experiencias y proyectos. Cualquier ocurrencia no puede pretender su imposición al conjunto. Tampoco la judicialización resuelve las discrepancias. La delimitación satisfactoria con la integración aceptada por sus miembros suena a ensoñación irrealizable.

En otro ejemplo, podemos fijarnos en todo lo que se ha discurseado, parloteado por charlatanes apoltronados, o disparatado, que también; sobre el asunto del ARRAIGO o desarraigo de las personas en un determinado lugar, en una comunidad concreta. Es una condición con gran variedad de matices. Si echamos un vistazo por los entornos, observamos, sobrepasado el asombro inicial, a los grupos políticos imbuidos del suficiente poder clasificatorio para discriminar de manera excluyente a los desafectos.

Imponderables

Hemos de contar con las debilidades humanas...para contrarrestarlas, claro
Rafael Pérez Ortolá
viernes, 18 de agosto de 2017, 08:57 h (CET)
La misma palabra es de calibración compleja debido al cúmulo de falsedades emitidas. ¡Qué es lo que en realidad medimos de cuanto acontece! ¿Nos interesa la precisión de las medidas? ¿Son suficientes las apreciaciones superficiales? Acaso nos resulten suficientes las vaguedades y la indeterminación. Quizá todas las interpretaciones son validadas en el ancho muestrario de las EXPERIENCIAS vividas, con amplias perspectivas pintorescas de orientaciones extremosas.

De Víctor Frankl aprende uno en cada recoveco de sus escritos. En una de sus entretenidas reflexiones sacó a colación su versión sobre el hombre y el DESTINO. El destino es de trayectoria firme, viaja por moléculas, a través de los astros, plagado de líneas de fuerza, con el asomo a enigmáticos abismos. De haber un destino particular, su sino está orientado a la fijación de los senderos vitales. Pero dejemos esos dominios enigmáticos, para centrarnos en el papel humano, de cada persona, con su indudable capacidad para modificar las trayectorias con sus decisiones. El porcentaje asequible forma parte de la incógnita existencial, cuya dilucidación dependerá de las aproximaciones individuales.

Las evoluciones del destino, los posibles ISLOTES humanos con cierta autonomía, conforman un conjunto caótico, quizá ordenado por reglas desconocidas, pero caos al fin. No somos capaces de medir, ni con mediana exactitud, la inmensidad de los factores influyentes en el devenir vital. Unos por estar relacionados con esa Física profunda de los mundos, pero los condicionanates biológicos no le van a la zaga, por su dinamismo complejo. De tal guisa, pescamos en la vorágine apenas intuida, con las consiguientes inseguridades.

Solemos pasar por alto algunos desatinos importantes, con frecuencia son apreciados por cualquiera, pero con la dificultad de su deslinde adecuado. Parece fuera de duda la exagerada presencia de la INSENSATEZ, aunque se den pocos acuerdos para delatarla nominalmente. Desde la imbecilidad por falta de intelecto, por la indolencia de mucha gente desinteresada del asunto, por el orgullo irracional de quienes medran a pleno rendimiento, desde las perversas mentalidades que todo lo malician; son cuatro frentes apuntando a las mayores insensateces. Con ese número de impulsos, entenderemos mejor la abundancia de actitudes insensatas en la vida diaria y sobre todo en las movidas sociales.

Eso de las movilizaciones con pinta de espontáneas da que pensar. Los mensajes desde las redes sociales protagonizan un buen número de inexactitudes manipuladoras, con silencios o medias verdades, de mucho poder de convocatoria.Las razones sectarias, con frecuencia delictivas, promueven aglomeraciones pero dejan aparte el respeto y los convencimientos. La misma afluencia introduce elementos de sospecha, porque la UNIFORMIDAD no se da ni en las epidemias (Excelente descripción de Camus en “La peste”). Arrinconados los matices, quedan devaluadas las diferentes formas de pensar, por las renuncias estúpidas de los intervinientes o por la conminación desde los núcleos de poder(Ej.: Corrupción y soberanismo catalanes).

El mundo es injusto por su propia constitución. Para cada propiedad, las posibilidades de utilizarla son discordantes, ningún paralelismo es concluyente. La inmediatez de la justicia rápida, deja abarrotado el tintero de las circunstancias no analizadas. Cuando el retraso es notorio, la evolución temporal modificó las realidades. Las leyes y las personas ocupan espacios disociados. Las primeras fijan las situaciones, que los comportamientos individuales modifican. El buen juicio para un equilibrio es complicado. Los desequilibrios provocan la INJUSTICIA, acaso irremediable, pero acentuada por las participaciones irresponsables, sea por posición social, corrupción o por el nulo respeto por los razonamientos francos, que lamentamos a diario.

Los criterios sociales han sobrepasado con creces las estructuras líquidas definidoras de su inestabilidad; como mínimo adoptan trayectorias gaseosas de lo más volátiles. Las ideas expresadas configuran entes inestables, pero la recepción por parte de los escuchantes, integra otra presencia con enormes variaciones. La INDETERMINACIÓN reúne los condicionantes de una fuerte subjetividad acuciante, por los apuros que genera, por los riesgos derivados de sus imprecisiones. En el ámbito de la justicia son patentes las secuelas de esa subjetividad, pero también en otras actividades. En el arte desaparecieron las orientaciones, suplantadas por agentes foráneos, mercado, política, turismo o simples actividades pintorescas.

Me hizo gracia la disyuntiva planteada por Josep Plá. Entre los que no tienen nunca un no y los que no dicen nunca que sí. ¿Hacia cuáles de ellos me inclinaría? El gracejo de la permanencia entre dos aguas, sin pronunciarse, parece a primera vista como una actitud de indeterminación, ronda el aturdimiento, la evasión o las intenciones ocultas. El trance de la permisividad, la duda o la indiferencia; aboca a la DEVALUACIÓN de las decisiones, en una promoción incesante de las frivolidades. Si todo fuera asi… Pero, en esa ligereza ambiental actúa la enérgica presencia de los tiburones, insaciables depredadores, a costa de las víctimas conformistas, distraidas por el bullicio provocado.

¿Se requiere la franqueza para unas relaciones gratificantes? ¿Qué papel juega la mentira o la simple ocultación en dichas actividades? Entre las respuestas viaja una gran parte de la felicidad a la que podamos aspirar o de los malos tragos en perspectiva. Pero enseguida notamos la distancia crucial que separa las vivencias íntimas de lo expresado hacia los demás; esa distancia que nunca sabremos con exactitud. Tratamos con la SINCERIDAD, imprevisible e inabordable; por lo tanto, tampoco vislumbramos los alcances de su ambigüedad, ese suelo resbaladizo dependiente de las circunstancias personales o ambientales, de las que menos podremos estar prevenidos.

Avanzamos hacia una sociedad caracterizada por la FRAGMENTACIÓN absoluta, de rasgos intolerantes;prevalecen las versiones fragmentarias sobre los planteamientos comunitarios. La gravedad no reside en la existencia de posiciones discordantes, propias de la diversidad; sino en la ausencia de razonamientos dialécticos, con franqueza, para la convivencia. Hay posiciones ilógicas, perversas, destructivas, de imposible acomodo en comunidades conformadas a base de experiencias y proyectos. Cualquier ocurrencia no puede pretender su imposición al conjunto. Tampoco la judicialización resuelve las discrepancias. La delimitación satisfactoria con la integración aceptada por sus miembros suena a ensoñación irrealizable.

En otro ejemplo, podemos fijarnos en todo lo que se ha discurseado, parloteado por charlatanes apoltronados, o disparatado, que también; sobre el asunto del ARRAIGO o desarraigo de las personas en un determinado lugar, en una comunidad concreta. Es una condición con gran variedad de matices. Si echamos un vistazo por los entornos, observamos, sobrepasado el asombro inicial, a los grupos políticos imbuidos del suficiente poder clasificatorio para discriminar de manera excluyente a los desafectos.

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