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Los ignorantes son los muchos, los necios son los infinitos; y así el que los tuviese a ellos de su parte, ese sería señor del mundo entero.” B. Gracián

El negativismo izquierdista como arma de lucha

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Comenzando por estos manipuladores de la Historia, estos resentidos a los que les encomendaron dar una visión del levantamiento de Franco y de la Guerra Civil en la que se pintara a la República como un régimen eficiente, honorable y preservador de los derechos de los españoles y del orden constitucional y a los que se alzaron contra una situación incontrolada e incontrolable, en la que las multitudes revolucionarias se habían hecho dueñas de las calles, asesinando a mansalva, robando, quemando iglesias y cometiendo atrocidades con todas aquellas personas que no comulgaban con aquellos insurrectos armados, que se tuvieron que enfrentar inermes a un populacho que sólo buscaba la venganza, la rapiña y la destrucción de todo aquello que le habían hecho creer los agitadores que era la causa de su pobreza o desgracia; presentados como criminales, traidores, involucionistas y enemigos del pueblo.

Es evidente que, desde hace unos años, no se sabe si, por la ocupación de las escuelas por una generación de docentes imbuidos de ideas marxistas o por el hecho de que, las universidades españolas, están invadidas de funcionarios que, en lugar de preocuparse de que los alumnos salgan de ellas bien formados y capaces de desempeñar sus licenciaturas con la máxima eficiencia; abjurando de su deber, arrastrados por sus ideas revolucionarias y dominados por el fanatismo comunista, han preferido convertir las aulas en lugares de adoctrinamiento marxista, logrando que las universidades españolas estén relegadas a puestos que superan el número 300 en cuanto a calidad docente, pero que, seguramente, ocuparían los primeros lugares en cuanto a formación de antisistema, revolucionarios, vándalos destructores de mobiliario urbano o expertos en enfrentamientos con las fuerzas del orden, aparte de verdaderos maestros en el arte de mentir, engañar, confundir, desacreditar, amenazar y manipular a la opinión pública que, en ocasiones, no está lo suficientemente preparada para entender que está siendo utilizada como instrumento para atacar a los que, legítimamente y de acuerdo con los procedimientos democráticos, fueron elegidos por las mayorías, para ocupar los puestos de dirigentes en las instituciones encargadas de dirigir, controlar, ordenar y velar por el bienestar y prosperidad de los ciudadanos y de la nación entera.

Por desgracia estamos en unos momentos en los que observamos cómo estas tácticas de la izquierda, extrema izquierda, están en un momento de efervescencia, entrando en un momento de máxima actividad, mediante una serie de actuaciones perfectamente coordinadas con la sola intención de derrocar el gobierno de derechas del PP para, llegado el momento, asaltar el poder, no por los medios legales y democráticos de que dispondrían, sino por la revolución, la desobediencia civil, el desprecio de las leyes, el ataque sin cuartel a la propiedad privada, a las multinacionales, a los empresarios que no sean de su propia casta y mediante la ocupación de todos los resortes del Estado, muchos de los cuales ya están ocupados por “topos” dispuestos a rebelarse contra sus superiores cuando llegue el momento de hacerlo.

Huelgas salvajes, como la que tiene lugar en el aeropuerto del Prat, donde los negociadores de los trabajadores y los propios empleados han adoptado una actitud que nada tiene que ver con una negociación entre empresarios y trabajadores, sino que, más bien, tienen toda la apariencia de buscar una situación de caos, lo que viene confirmado por las declaraciones de una de las mujeres del grupo negociador de los trabajadores que ha hablado de que los que han propuesto el arbitraje obligatorio por parte del Gobierno, son los “hijos de Franco” con la clara intención de sacar hechos de los que todos los españoles dábamos por superados, para incitar a quienes son partidarios del catalanismo a hacer piña en su lucha contra España.

La táctica de esta izquierda, tanto la separatista como la que procede del grupo de Podemos, es la misma: hay que luchar en contra del Gobierno por todos los medios de que se disponga. Si hay que mentir, diciendo que España está en la peor situación económica o que existe más miseria que nunca, se hace; si hay que acusar de “fascistas” a las fuerzas del orden o a los del PP, para crear un ambiente de repulsa que favorezca a los revolucionarios de extrema izquierda que están tensando la situación en busca de que se produzcan manifestaciones, paros generales, trifulcas callejeras o incluso que haya algún muerto al que puedan utilizar como excusa para exaltar el rechazo de la muchedumbre, todavía mucho mejor para el cumplimiento de sus objetivos de crear un caos que pusiera en un brete al país.

No olvidemos que se han abierto una serie de frentes, todos ellos, muy oportunos y coincidentes en el tiempo, como las declaraciones de algunos de los trabajadores de seguridad del Prat, acusando a la Guardia Civil de ser menos eficaces que ellos en cuanto a garantizar la seguridad dentro del aeropuerto, algo que, precisamente demuestra lo que ha significado la presencia de la benemérita que, como ha quedado claro, ha bastado con su presencia para que, milagrosamente, los trámites se hayan agilizado y las colas hayan ido desapareciendo. Creemos que sería una magnífica idea que, revocando políticas anteriores, se volviera a implantar la vigilancia de la Guardia Civil, prescindiendo de las sociedades subcontratadas en la actualidad que, como se ha visto, son las principales causantes de los actuales problemas que impiden que, en época de gran masificación turística se produzcan hechos capaces, no sólo de causar molestias graves a los que nos visitan, sino, como se viene demostrando, por el eco que han tenido estos hechos en la prensa extranjera, especialmente la inglesa, y los efectos que puedan tener para el turismo que reciba España en años venideros.

Unamos a todo ello la actitud levantisca, temeraria, rebelde y prevaricadora del Parlament catalán que, como es obvio, con su comportamiento no favorece en nada que el pueblo catalán se sienta motivado a seguir obedeciendo las leyes, a pagar sus impuestos y a acatar la autoridad de quienes tienen la misión de velar por el orden público, si el ejemplo que reciben de las máximas autoridades de la autonomía es precisamente, de total enfrentamiento a la Constitución, a la que ya han declarado que van a desobedecer, y las autoridades del resto de la instituciones españolas, entre ellas el Parlamento, el Senado y el propio Gobierno de la nación.

Aquí viene una reflexión respecto a aquellos que llevan diciendo que el tema catalán debe ser solucionado por medio de la política. Nos preguntamos si alguien puede seguir pensando que, el Gobierno del Estado, debiera transigir, negociar, ceder o mirar hacia otro lado cuando lo que es evidente es que las políticas de tolerancia mantenidas hasta ahora no han dado otro resultado que el de envalentonar a todos aquellos que, aprovechándose de la pasividad del Gobierno, de los que han aconsejado no crear problemas que pudieran exacerbar los ánimos o los mojigatos de siempre que siempre sobrevaloran las posibles consecuencias de lo que debería ser lo normal en una nación: aplicar el peso de la ley sobre todos aquellos que la incumplen, que atentan contra sus instituciones y pretenden que una parte de la nación española se separe del resto para adquirir la independencia. En ninguna otra nación europea se hubiera permitido que las cosas llegaran al extremo en que han llegado en nuestra nación con la insubordinación del gobierno de la autonomía catalana. Si se siembran vientos se recogen tempestades.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, no nos queda más remedio que denunciar una vez más, y ya no sabemos cuántas veces más lo hemos hecho, un estado de inestabilidad, de inseguridad, de desconfianza con la Justicia y con los políticos y de auge de la extrema izquierda con la que, al parecer, el señor Sánchez del PSOE parece dispuesto a colaborar, como se está viendo cuando, a la hora de enfrentarse al desafío catalán , se sale por peteneras intentando que, el único que tenga que enfrentarse, con todas sus consecuencias, a la ruptura catalana sea el partido en el Gobierno, el PP. PD: Acabamos de conocer que se ha producido un atentado ¿yihadista? en Barcelona.

El negativismo izquierdista como arma de lucha

Los ignorantes son los muchos, los necios son los infinitos; y así el que los tuviese a ellos de su parte, ese sería señor del mundo entero.” B. Gracián
Miguel Massanet
viernes, 18 de agosto de 2017, 08:56 h (CET)
Comenzando por estos manipuladores de la Historia, estos resentidos a los que les encomendaron dar una visión del levantamiento de Franco y de la Guerra Civil en la que se pintara a la República como un régimen eficiente, honorable y preservador de los derechos de los españoles y del orden constitucional y a los que se alzaron contra una situación incontrolada e incontrolable, en la que las multitudes revolucionarias se habían hecho dueñas de las calles, asesinando a mansalva, robando, quemando iglesias y cometiendo atrocidades con todas aquellas personas que no comulgaban con aquellos insurrectos armados, que se tuvieron que enfrentar inermes a un populacho que sólo buscaba la venganza, la rapiña y la destrucción de todo aquello que le habían hecho creer los agitadores que era la causa de su pobreza o desgracia; presentados como criminales, traidores, involucionistas y enemigos del pueblo.

Es evidente que, desde hace unos años, no se sabe si, por la ocupación de las escuelas por una generación de docentes imbuidos de ideas marxistas o por el hecho de que, las universidades españolas, están invadidas de funcionarios que, en lugar de preocuparse de que los alumnos salgan de ellas bien formados y capaces de desempeñar sus licenciaturas con la máxima eficiencia; abjurando de su deber, arrastrados por sus ideas revolucionarias y dominados por el fanatismo comunista, han preferido convertir las aulas en lugares de adoctrinamiento marxista, logrando que las universidades españolas estén relegadas a puestos que superan el número 300 en cuanto a calidad docente, pero que, seguramente, ocuparían los primeros lugares en cuanto a formación de antisistema, revolucionarios, vándalos destructores de mobiliario urbano o expertos en enfrentamientos con las fuerzas del orden, aparte de verdaderos maestros en el arte de mentir, engañar, confundir, desacreditar, amenazar y manipular a la opinión pública que, en ocasiones, no está lo suficientemente preparada para entender que está siendo utilizada como instrumento para atacar a los que, legítimamente y de acuerdo con los procedimientos democráticos, fueron elegidos por las mayorías, para ocupar los puestos de dirigentes en las instituciones encargadas de dirigir, controlar, ordenar y velar por el bienestar y prosperidad de los ciudadanos y de la nación entera.

Por desgracia estamos en unos momentos en los que observamos cómo estas tácticas de la izquierda, extrema izquierda, están en un momento de efervescencia, entrando en un momento de máxima actividad, mediante una serie de actuaciones perfectamente coordinadas con la sola intención de derrocar el gobierno de derechas del PP para, llegado el momento, asaltar el poder, no por los medios legales y democráticos de que dispondrían, sino por la revolución, la desobediencia civil, el desprecio de las leyes, el ataque sin cuartel a la propiedad privada, a las multinacionales, a los empresarios que no sean de su propia casta y mediante la ocupación de todos los resortes del Estado, muchos de los cuales ya están ocupados por “topos” dispuestos a rebelarse contra sus superiores cuando llegue el momento de hacerlo.

Huelgas salvajes, como la que tiene lugar en el aeropuerto del Prat, donde los negociadores de los trabajadores y los propios empleados han adoptado una actitud que nada tiene que ver con una negociación entre empresarios y trabajadores, sino que, más bien, tienen toda la apariencia de buscar una situación de caos, lo que viene confirmado por las declaraciones de una de las mujeres del grupo negociador de los trabajadores que ha hablado de que los que han propuesto el arbitraje obligatorio por parte del Gobierno, son los “hijos de Franco” con la clara intención de sacar hechos de los que todos los españoles dábamos por superados, para incitar a quienes son partidarios del catalanismo a hacer piña en su lucha contra España.

La táctica de esta izquierda, tanto la separatista como la que procede del grupo de Podemos, es la misma: hay que luchar en contra del Gobierno por todos los medios de que se disponga. Si hay que mentir, diciendo que España está en la peor situación económica o que existe más miseria que nunca, se hace; si hay que acusar de “fascistas” a las fuerzas del orden o a los del PP, para crear un ambiente de repulsa que favorezca a los revolucionarios de extrema izquierda que están tensando la situación en busca de que se produzcan manifestaciones, paros generales, trifulcas callejeras o incluso que haya algún muerto al que puedan utilizar como excusa para exaltar el rechazo de la muchedumbre, todavía mucho mejor para el cumplimiento de sus objetivos de crear un caos que pusiera en un brete al país.

No olvidemos que se han abierto una serie de frentes, todos ellos, muy oportunos y coincidentes en el tiempo, como las declaraciones de algunos de los trabajadores de seguridad del Prat, acusando a la Guardia Civil de ser menos eficaces que ellos en cuanto a garantizar la seguridad dentro del aeropuerto, algo que, precisamente demuestra lo que ha significado la presencia de la benemérita que, como ha quedado claro, ha bastado con su presencia para que, milagrosamente, los trámites se hayan agilizado y las colas hayan ido desapareciendo. Creemos que sería una magnífica idea que, revocando políticas anteriores, se volviera a implantar la vigilancia de la Guardia Civil, prescindiendo de las sociedades subcontratadas en la actualidad que, como se ha visto, son las principales causantes de los actuales problemas que impiden que, en época de gran masificación turística se produzcan hechos capaces, no sólo de causar molestias graves a los que nos visitan, sino, como se viene demostrando, por el eco que han tenido estos hechos en la prensa extranjera, especialmente la inglesa, y los efectos que puedan tener para el turismo que reciba España en años venideros.

Unamos a todo ello la actitud levantisca, temeraria, rebelde y prevaricadora del Parlament catalán que, como es obvio, con su comportamiento no favorece en nada que el pueblo catalán se sienta motivado a seguir obedeciendo las leyes, a pagar sus impuestos y a acatar la autoridad de quienes tienen la misión de velar por el orden público, si el ejemplo que reciben de las máximas autoridades de la autonomía es precisamente, de total enfrentamiento a la Constitución, a la que ya han declarado que van a desobedecer, y las autoridades del resto de la instituciones españolas, entre ellas el Parlamento, el Senado y el propio Gobierno de la nación.

Aquí viene una reflexión respecto a aquellos que llevan diciendo que el tema catalán debe ser solucionado por medio de la política. Nos preguntamos si alguien puede seguir pensando que, el Gobierno del Estado, debiera transigir, negociar, ceder o mirar hacia otro lado cuando lo que es evidente es que las políticas de tolerancia mantenidas hasta ahora no han dado otro resultado que el de envalentonar a todos aquellos que, aprovechándose de la pasividad del Gobierno, de los que han aconsejado no crear problemas que pudieran exacerbar los ánimos o los mojigatos de siempre que siempre sobrevaloran las posibles consecuencias de lo que debería ser lo normal en una nación: aplicar el peso de la ley sobre todos aquellos que la incumplen, que atentan contra sus instituciones y pretenden que una parte de la nación española se separe del resto para adquirir la independencia. En ninguna otra nación europea se hubiera permitido que las cosas llegaran al extremo en que han llegado en nuestra nación con la insubordinación del gobierno de la autonomía catalana. Si se siembran vientos se recogen tempestades.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, no nos queda más remedio que denunciar una vez más, y ya no sabemos cuántas veces más lo hemos hecho, un estado de inestabilidad, de inseguridad, de desconfianza con la Justicia y con los políticos y de auge de la extrema izquierda con la que, al parecer, el señor Sánchez del PSOE parece dispuesto a colaborar, como se está viendo cuando, a la hora de enfrentarse al desafío catalán , se sale por peteneras intentando que, el único que tenga que enfrentarse, con todas sus consecuencias, a la ruptura catalana sea el partido en el Gobierno, el PP. PD: Acabamos de conocer que se ha producido un atentado ¿yihadista? en Barcelona.

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