Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | El rincón de la crítica
La reconsideración del bachillerato a tres años con los mimbres del presente no servirá, probablemente, para solventar el problema de la desmotivación adolescente

Pizarras de cartón

|

El don del profesor ha perdido su respeto social en la era de las prisas. Hoy el bostezo ha ganado la batalla a la mirada atenta del saber. La prostitución de la información ha desprestigiado las credenciales del docente en el cállate continuo de las aulas del presente. El acceso libre y fácil a las puertas del conocimiento ha ganado la batalla a la oratoria diacrónica del maestro. Las aulas de la mañana han llorado la pérdida de su poder. Los chorros de tinta derramados en Internet han monopolizado el dominio de la verdad y el argumento de autoridad. El profe de ayer se ha convertido en un mendigo de la atención. La súplica al discípulo no atiende a la razón sin el combustible de la motivación.

La falta de voluntad, o dicho en otros términos, el sin sentido y vacío existencial de miles de jóvenes ante el dibujo sonoro de su realidad ha enquistado en los pupitres de la ventana, el virus apático del poder y no querer. El ”don Pedro”  de hoy debe despertar en sus discípulos el motor que alimente las turbinas del anhelo. La ecuación falaz enseñar igual a aprender solamente se despejará cuando consigamos vislumbrar en la oscuridad  de nuestros oyentes el sonido de su fin. Mientras tanto, tanto el MIR de Rubalcaba como el bachiller de Rajoy no recortarán las distancias turbulentas entre las orillas del enseñar y las rocas del aprender.

Desde la crítica docente, debemos activar las aulas de Galván para que el futuro de nuestras manos manche de tiza la quietud emocional de los guiados. La búsqueda constante del sentido es la llave del líder  para intentar abrir las puertas infranqueables del adolescente. La empatía, o dicho en otros términos, el esfuerzo por comprender la realidad compleja del otro desde la tribuna activa de la escucha, debe servirnos  para asomarnos a la ventana del alumno que ocupa la silla, y descubrir en sus paisajes internos, las fuentes de regadío que siembran los árboles y semillas de sus sueños y pesadillas.

Es importante recordar desde la historiografía que las circunstancias del hecho pasado nunca serán idénticas a los aciertos del ahora. La reconsideración del bachillerato a tres años con los mimbres del presente no servirá, probablemente, para solventar el problema de la desmotivación adolescente. Los alumnos  y alumnas del BUP de antes, no tenían Internet, o dicho de otro modo, el acceso al conocer no dependía de un solo clic. Los discípulos y discípulas del bachillerato de ayer querían aprender y ello activaba la motivación por enseñar. La idiosincrasia de los ochenta era otra distinta a los valores de nuestro diciembre. En aquellas aulas sin clavijas ni proyectores, el profesor no sufría por la pérdida de su condición. La educación no era un gasto sino una inversión.  En aquellos años, señor Rajoy, al profesor se le llamaba don y  las tizas se rompían en pizarras de cartón.

Pizarras de cartón

La reconsideración del bachillerato a tres años con los mimbres del presente no servirá, probablemente, para solventar el problema de la desmotivación adolescente
Abel Ros
miércoles, 21 de diciembre de 2011, 07:56 h (CET)

El don del profesor ha perdido su respeto social en la era de las prisas. Hoy el bostezo ha ganado la batalla a la mirada atenta del saber. La prostitución de la información ha desprestigiado las credenciales del docente en el cállate continuo de las aulas del presente. El acceso libre y fácil a las puertas del conocimiento ha ganado la batalla a la oratoria diacrónica del maestro. Las aulas de la mañana han llorado la pérdida de su poder. Los chorros de tinta derramados en Internet han monopolizado el dominio de la verdad y el argumento de autoridad. El profe de ayer se ha convertido en un mendigo de la atención. La súplica al discípulo no atiende a la razón sin el combustible de la motivación.

La falta de voluntad, o dicho en otros términos, el sin sentido y vacío existencial de miles de jóvenes ante el dibujo sonoro de su realidad ha enquistado en los pupitres de la ventana, el virus apático del poder y no querer. El ”don Pedro”  de hoy debe despertar en sus discípulos el motor que alimente las turbinas del anhelo. La ecuación falaz enseñar igual a aprender solamente se despejará cuando consigamos vislumbrar en la oscuridad  de nuestros oyentes el sonido de su fin. Mientras tanto, tanto el MIR de Rubalcaba como el bachiller de Rajoy no recortarán las distancias turbulentas entre las orillas del enseñar y las rocas del aprender.

Desde la crítica docente, debemos activar las aulas de Galván para que el futuro de nuestras manos manche de tiza la quietud emocional de los guiados. La búsqueda constante del sentido es la llave del líder  para intentar abrir las puertas infranqueables del adolescente. La empatía, o dicho en otros términos, el esfuerzo por comprender la realidad compleja del otro desde la tribuna activa de la escucha, debe servirnos  para asomarnos a la ventana del alumno que ocupa la silla, y descubrir en sus paisajes internos, las fuentes de regadío que siembran los árboles y semillas de sus sueños y pesadillas.

Es importante recordar desde la historiografía que las circunstancias del hecho pasado nunca serán idénticas a los aciertos del ahora. La reconsideración del bachillerato a tres años con los mimbres del presente no servirá, probablemente, para solventar el problema de la desmotivación adolescente. Los alumnos  y alumnas del BUP de antes, no tenían Internet, o dicho de otro modo, el acceso al conocer no dependía de un solo clic. Los discípulos y discípulas del bachillerato de ayer querían aprender y ello activaba la motivación por enseñar. La idiosincrasia de los ochenta era otra distinta a los valores de nuestro diciembre. En aquellas aulas sin clavijas ni proyectores, el profesor no sufría por la pérdida de su condición. La educación no era un gasto sino una inversión.  En aquellos años, señor Rajoy, al profesor se le llamaba don y  las tizas se rompían en pizarras de cartón.

Noticias relacionadas

Alberga la voz protocolo acepciones varias. La cuarta de ellas, siguiendo al DRAE, define esta palabra como ”secuencia detallada de un proceso de actuación científica, técnica, médica, etc.”. Al parecer, todo protocolo supone una garantía para evitar decisiones improvisadas en los distintos ámbitos y tranquilizar, de paso, a los destinatarios de la actuación, que pueden ser los miembros de un colectivo concreto o, en algunos casos, toda la población.

Si algo nos va quedando claro, es la enorme complicación de la cual formamos parte activa. El cielo nos plantea retos de altura si queremos ser consecuentes y la materia resulta muy superficial, la mayor parte es indetectable en el Universo como materia oscura. Las energías y las condensaciones nos traen de cabeza, hasta el punto de que avanzamos sin avanzar, de ver sin ver, o muchas situaciones similares.

Hoy comienzan las elecciones en la India. Están habilitados para votar más de 960 millones de habitantes en comicios de formato singular que van a durar 44 días. El país encarna la mayor democracia del mundo y, a diferencia de lo que suele acontecer en occidente, se espera un incremento del número de ciudadanos que acudan a las urnas.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto