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¿Están juntos porque lo desean o se sienten obligados a ello?

Los conflictos de la convivencia

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La vida conyugal es compleja y está sometida a cambios constantes, y cuándo se toma la decisión de casarse esa unión es solemnizada y legalizada en la ceremonia matrimonial.

A partir de aquí aparece un problema, están juntos porque lo desean o se sienten obligados a ello. No es que el matrimonio sea una relación obligada o voluntaria sino cómo la define la pareja.

A veces son razones religiosas o es que no pueden vivir sin el otro, incluso aunque la relación sea voluntaria. Desde luego el matrimonio puede sentirse mejor cuando ambos aspectos están equilibrados tanto los voluntarios como los obligados, y los cónyuges felices dicen que su unión es voluntariamente elegida, aunque están obligados por ley y por la costumbre de permanecer unidos.

Si se comparte la vida conyugal por obligación es como compartir celda en una cárcel, y él y ella están juntos por obligación y no saben si de poder escoger, seguirían o no juntos voluntariamente. Y cuando marido y mujer empiezan a pensar que su relación es obligada las cosas pueden no ir bien. A veces el matrimonio empieza como una relación obligada, y cuando alguno de ellos no es bien tratado por el otro será una relación obligada. Cuando los cónyuges viven situaciones extremas buscan la ayuda de un terapéuta, que les ayude a separarse o a encauzar la relación.

Al iniciarse la convivencia la información que cada uno tiene sobre el otro puede ser mínima sin embargo lo común es que hayan establecido una forma de relacionarse. Al casarse admiten que se quieren y empiezan otro tipo de relación que provoca cambios de conducta. Ella quizá ha perdonado los defectos que su novio tenía hasta entonces, luego intentará cambiarlo, y él puede no tolerar la falta de afecto de su mujer e insiste en que tiene que cambiar a fondo.

El que le gustaba la sumisión de su novia antes de casarse puede descubrir que ella le cuida dominantemente, aunque estos tipos de relación existían ya antes del matrimonio. La mayoría de las personas tienen una gran habilidad para escoger la pareja que satisfaga sus necesidades, por más que luego insistan en que cuando se casaron no pensaron en ello. Si ella necesita malos tratos encuentra a alguien que se los da, y él que no se valora, puede buscar a una mujer que se desprecia. Y en el proceso de elaborar la relación conyugal satisfactoria se establece un convenio entre los dos, no tratado conscientemente.

Cada vez que se dé una situación nueva en la vida en pareja habrá que establecer reglas ya conocidas o nuevas, y si se repite la misma situación reafirmar o modificar la regla establecida. Siempre que llegan a un acuerdo establecen una de ellas, y convienen quien las establece en los distintos aspectos de la convivencia.

Las causas de los conflictos en la convivencia son desacuerdos de la vida en común, quién debe establecer las reglas o intentar implantar reglas incompatibles entre sí. Al principio a las desavenencias se les quita importancia, y si a él no le gusta el trato que recibe de su mujer procura controlar sus palabras para no herir sus sentimientos. Si ella descubre algo que no le gusta de él, no lo dice para no provocar conflictos, y cuando pasa el tiempo empieza una lucha por la competición y expresan sus opiniones ...

Aunque cuando son incapaces de competir y no pueden expresar sus pensamientos eluden y evitan discutir sobre algunos aspectos de la relación, y cada vez que eluden algo crece el terreno de lo intocable. Y si no pueden competir evitan todos los temas, entonces comen juntos viendo la televisión, sentados uno junto a otro pero no tienen intimidad. Otras parejas están en el otro extremo y estabilizan una relación que está en pelea constante. Puede haber demostraciones de cariño pero nunca están de acuerdo en qué aspectos de la vida en común debe controlar cada uno.

Si se inhibe la actividad sexual no es sólo por sentimentos de culpa que se traen al matrimonio sino por la lucha que mantienen entre ellos por definir la relación. La eyaculación precoz o los problemas de erección ponen a la mujer en una situación de riesgo constante, se siente frustrada si inicia la relación sexual, tiene que dejar que sea él quien lo pida cuando quiera, y no puede culpabilizarle de algo de lo que no es responsable. En estos casos la pareja no puede resolver los conflictos sola necesita la ayuda de un terapéuta.

En terapia de pareja uno de los objetivos es provocar la competición y la expresión libre entre la pareja para que no sigan castigándose entre ellos por faltas que nunca se hablaron.

Los conflictos de la convivencia

¿Están juntos porque lo desean o se sienten obligados a ello?
Ana de Calle
jueves, 15 de diciembre de 2011, 09:14 h (CET)
La vida conyugal es compleja y está sometida a cambios constantes, y cuándo se toma la decisión de casarse esa unión es solemnizada y legalizada en la ceremonia matrimonial.

A partir de aquí aparece un problema, están juntos porque lo desean o se sienten obligados a ello. No es que el matrimonio sea una relación obligada o voluntaria sino cómo la define la pareja.

A veces son razones religiosas o es que no pueden vivir sin el otro, incluso aunque la relación sea voluntaria. Desde luego el matrimonio puede sentirse mejor cuando ambos aspectos están equilibrados tanto los voluntarios como los obligados, y los cónyuges felices dicen que su unión es voluntariamente elegida, aunque están obligados por ley y por la costumbre de permanecer unidos.

Si se comparte la vida conyugal por obligación es como compartir celda en una cárcel, y él y ella están juntos por obligación y no saben si de poder escoger, seguirían o no juntos voluntariamente. Y cuando marido y mujer empiezan a pensar que su relación es obligada las cosas pueden no ir bien. A veces el matrimonio empieza como una relación obligada, y cuando alguno de ellos no es bien tratado por el otro será una relación obligada. Cuando los cónyuges viven situaciones extremas buscan la ayuda de un terapéuta, que les ayude a separarse o a encauzar la relación.

Al iniciarse la convivencia la información que cada uno tiene sobre el otro puede ser mínima sin embargo lo común es que hayan establecido una forma de relacionarse. Al casarse admiten que se quieren y empiezan otro tipo de relación que provoca cambios de conducta. Ella quizá ha perdonado los defectos que su novio tenía hasta entonces, luego intentará cambiarlo, y él puede no tolerar la falta de afecto de su mujer e insiste en que tiene que cambiar a fondo.

El que le gustaba la sumisión de su novia antes de casarse puede descubrir que ella le cuida dominantemente, aunque estos tipos de relación existían ya antes del matrimonio. La mayoría de las personas tienen una gran habilidad para escoger la pareja que satisfaga sus necesidades, por más que luego insistan en que cuando se casaron no pensaron en ello. Si ella necesita malos tratos encuentra a alguien que se los da, y él que no se valora, puede buscar a una mujer que se desprecia. Y en el proceso de elaborar la relación conyugal satisfactoria se establece un convenio entre los dos, no tratado conscientemente.

Cada vez que se dé una situación nueva en la vida en pareja habrá que establecer reglas ya conocidas o nuevas, y si se repite la misma situación reafirmar o modificar la regla establecida. Siempre que llegan a un acuerdo establecen una de ellas, y convienen quien las establece en los distintos aspectos de la convivencia.

Las causas de los conflictos en la convivencia son desacuerdos de la vida en común, quién debe establecer las reglas o intentar implantar reglas incompatibles entre sí. Al principio a las desavenencias se les quita importancia, y si a él no le gusta el trato que recibe de su mujer procura controlar sus palabras para no herir sus sentimientos. Si ella descubre algo que no le gusta de él, no lo dice para no provocar conflictos, y cuando pasa el tiempo empieza una lucha por la competición y expresan sus opiniones ...

Aunque cuando son incapaces de competir y no pueden expresar sus pensamientos eluden y evitan discutir sobre algunos aspectos de la relación, y cada vez que eluden algo crece el terreno de lo intocable. Y si no pueden competir evitan todos los temas, entonces comen juntos viendo la televisión, sentados uno junto a otro pero no tienen intimidad. Otras parejas están en el otro extremo y estabilizan una relación que está en pelea constante. Puede haber demostraciones de cariño pero nunca están de acuerdo en qué aspectos de la vida en común debe controlar cada uno.

Si se inhibe la actividad sexual no es sólo por sentimentos de culpa que se traen al matrimonio sino por la lucha que mantienen entre ellos por definir la relación. La eyaculación precoz o los problemas de erección ponen a la mujer en una situación de riesgo constante, se siente frustrada si inicia la relación sexual, tiene que dejar que sea él quien lo pida cuando quiera, y no puede culpabilizarle de algo de lo que no es responsable. En estos casos la pareja no puede resolver los conflictos sola necesita la ayuda de un terapéuta.

En terapia de pareja uno de los objetivos es provocar la competición y la expresión libre entre la pareja para que no sigan castigándose entre ellos por faltas que nunca se hablaron.

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