La foto final de siempre con el hombre de los récords levantando el sexto trofeo. Imagen pronosticada pero, en ningún caso, reflejo del duro partido vivido esta tarde en el O2 Arena. Roger Federer ha conseguido esta tarde en Londres dar un paso más que mitos de la talla de Sampras o Lendl, reivindicando en su final centésima el trono como único Maestro (con mayúsculas) del tenis moderno.
Solo una leyenda como el de Basilea podría convertir un año mediocre en sobresaliente en menos de un mes de competición. La hambruna de grandes títulos ha traído a la capital inglesa una fiera desatada, que ha logrado el objetivo marcado sin encontrar a nadie que se haya atrevido a interrumpir su caza. El león ha mordido la sexta presa en siete finales en un torneo que lleva su nombre.
La frustración de AliEl primer set es el ejemplo más perfecto que se puede encontrar a lo que significa ser Roger Federer y lo mucho que padecen los rivales del suizo. Tsonga salió de vestuarios con el brazo armado. Con siete juegos disputados apenas había cedido un punto con el servicio. Al resto, durante todo el parcial, logró al menos dos puntos de botín y hasta alcanzó dos situaciones de iguales.
La lógica le entregaría la gran mayoría de boletos en la rifa de la primera ronda. Pero con el suizo en cancha, la realidad no entiende de cifras ni sensaciones. Con 3-4 a favor, Roger despertó como quien escucha la alarma en una mañana de lunes. Tocaba trabajar y destrozar la moral del de Le Mans con un juego en blanco más que significativo. Para quitarse el sombrero.
El KO que nunca llegó
Sin legañas y con los ojos bien abiertos, el maestro suizo se puso el mono de trabajo para demostrar a Tsonga y al mundo que su retirada se va a producir más por aburrimiento que por debilidad propia. Jo, al igual que le pasó ayer a Ferru, sufrió la depresión "post-¿cómo-me-ha-pasado-esto-a-mí?" con un par de dobles faltas consecutivas de pura frustración. Salvó el servicio, pero el mensaje de superioridad de Roger era una losa para el galo.
De construir una dictadura en su servicio a ceder un punto tras otro sin remedio. La tortura Federer en su versión más pura. El
break cayó en el quinto tras una espectacular derecha paralela en otro sensual beso a la línea. Parecía definitivo, pero Tsonga se vistió de Astérix (u Obélix, según el perfil) para aprovecharse de la versión más humana de su rival e igualar a cinco el segundo parcial.
Volea a la red del francés y doble falta de Roger para un comienzo cargado de tensión en la muerte súbita. La raqueta parecía quemar a los jugadores en el saque. En un clima contaminado de nervios, el suizo perdonó el primer punto de campeonato para devolver al cuadrilátero a un Tsonga que no se dejó noquear a la primera.
La Historia se mete en el O2Pero el felino herido mata con más virulencia. Federer no se bloqueó, aguantó con entereza la situación y atacó en el momento que más duele. Tres juegos a cuatro y saque de Tsonga. El
break que puso la puntilla al encuentro. El suizo se llevó el último servicio en blanco para olvidar errores y añadir otra página de platino a su gigantesco palmarés.
Después de unas cuantas pre-jubilaciones anticipadas sugeridas por el entorno más picajoso, Roger acrecenta su leyenda con la treintena a sus espaldas, lo que le hace además el tenista de mayor edad en llevarse unas Finales.
Aumenta hasta 17 su racha de victorias consecutivas (la segunda mejor de su carrera), consigue su título septuagésimo, iguala a Lendl como jugador con más triunfos en el Masters (39) y deja a Stefan Edberg un peldaño por debajo con su alegría número 807 en el circuito profesional.
Tsonga se va feliz de Londres, con un tesoro de 800 puntos y 740000 $ para mitigar la pena por la derrota. Al igual que Sebastian Grosjean hace una década, el de Le Mans tampoco ha podido dar a Francia sus primer Masters, pero con el monstruo de Basilea enfrente el trofeo de finalista se transforma inmediatamente en el homenaje a los mortales.
El tenis baja el telón en Gran Bretaña. Esta noche, resumen especial del torneo. Y a partir del jueves, toda la información de la final de la Copa Davis desde Sevilla. El deporte de la raqueta todavía no ha dado su último golpe del 2011. Te lo contamos todo, como siempre, en Diario Siglo XXI.