Me gusta Barcelona porque allí todo es europeo, educado y cívico. Son capaces de proclamar su independència y romper el país donde nací de la manera más educada, llenos de civismo, todo muy democrático, como colofón a diez años de interminable y dura crisis.
¿Y qué hay de mí? Porque aquí todos tiran para su causa, pero en el fondo soy yo, y millones de trabajadores de bien como yo, quien está pagando todo el procés, madrugando casi todos los días del año para ir a mi trabajito, y abonando muchos impuestos al mes que acaban costeando el procés, entre otros muchos disparates de este país. Pero de nosotras, los millones de trabajadores honrados de bien, nadie se acuerda.
Siempre me gustó Barcelona porque es abierta, emprendedora y tolerante. Siempre defiendo, cuando alguien dice que allí contestan en catalán sin ninguna consideración a los del sur, que eso no es así, que allí responden en castellano, en inglés o en francés según sea.
Pero esta vez me lo encuentro. Resulta que existe y es verdad. Aunque la mayoría contesta a mis preguntas en castellano, en pleno Passeig de Gràcia alguien me replica adrede en català. Todo con mucha educación y civismo, por supuesto. Él está en su país y habla en su idioma, a mí que no estoy en mi país, ni hablo en su idioma.
Bona sort amb el procés.